El IPCC de la biodiversidad por salir de la crisálida

Tras un quinquenio de preparaciones, este año se lanzará formalmente la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas. Para algunos de sus impulsores, hasta las decisiones de la OMC deberían someterse a su análisis.

Vegetación de montaña en el Pico de Orizaba, México. Crédito: Mauricio Ramos/IPS
Vegetación de montaña en el Pico de Orizaba, México. Crédito: Mauricio Ramos/IPS
La IPBES, siglas en inglés de la Plataforma, funcionará de modo análogo al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pero dedicada a la diversidad biológica.

La idea que guía este esfuerzo radica en que las decisiones tomadas en todas las jerarquías de gobierno son responsables primordiales del declive de especies y ecosistemas que mantienen la vida en la Tierra.

Para torcer este rumbo, los gobiernos necesitan un organismo científico independiente y riguroso que pueda evaluar los impactos de sus políticas y decisiones.

"La gente no suele apreciar la importancia de la biodiversidad ni de cuánto está en juego con su pérdida", dijo a Tierramérica el profesor de economía ambiental de la estadounidense Arizona State University, Charles Perrings.
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"Biodiversidad" es el término que se utiliza para describir la amplia variedad de seres vivos que conforman la infraestructura biológica del planeta y nos brindan salud, riqueza, alimentos, agua, combustible y otros servicios vitales.

Informes como la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3, publicado el año pasado, documentan cómo ciertas políticas y el incumplimiento de las normas han puesto en peligro esa infraestructura biológica.

Muchas personas no comprenden hasta qué punto la humanidad depende de esos servicios y la velocidad con la que están cambiando, dijo Perrings.

"Las decisiones que alteran la biosfera hoy tienen profundas implicancias para el bienestar de la humanidad. Y deben ser bien informadas por la ciencia", señaló.

En su opinión, "las propuestas que impulsa la OMC (Organización Mundial del Comercio) deberían evaluarse en cuanto a sus consecuencias sobre el hábitat o en su capacidad de provocar una dispersión mayor de especies por el planeta, empeorando el problema de las especies invasoras".

La actual Ronda de Doha de la OMC para desmantelar los subsidios agropecuarios debería analizarse en cuanto a sus posibles impactos en la biodiversidad, agregó. "Las consecuencias de los cambios en las políticas agrícolas estarán entre las primeras cosas que querremos evaluar", sostuvo.

La IPBES brindará a quienes toman decisiones proyecciones rigurosas de los efectos de sus políticas, dijo Connie Martínez, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en la occidental ciudad suiza de Gland.

"Los funcionarios de todos los ministerios necesitan una mejor comprensión de cómo el desarrollo económico puede impactar en la biodiversidad", declaró Martínez a Tierramérica.

Por eso la IPBES no se limitará a informar a los ministros de Ambiente. También monitoreará todas las decisiones políticas que puedan afectar los ecosistemas, abundó Perrings, quien ha trabajado durante años para crear esta organización.

Además, hay una necesidad urgente de entender las consecuencias de transformaciones veloces ocurridas en la biodiversidad en las últimas décadas.

El rumbo de las energías renovables, como la producción de agrocombustibles, se trazó sin analizar sus considerables impactos sobre la diversidad biológica, dijo Harold Mooney, de la Stanford University y coautor con Perrings de un informe sobre la IPBES publicado el 18 de este mes en la revista científica Science.

"El objetivo de la IPBES es hacer que la conexión ciencia-política funcione mejor para informar a quienes toman decisiones", dijo Mooney a Tierramérica.

La IPBES no está para promover una u otra política, sino para brindar la mejor información científica posible sobre los efectos que una u otra pueda tener, insistió.

Y no se trata sólo de conservación: los ecosistemas naturales brindan un amplio espectro de servicios económicos a la humanidad, observa su artículo de Science.

Por ejemplo, los bosques y los pantanos previenen inundaciones. Una hectárea de arrecifes de coral brinda en promedio servicios valuados en 130.000 dólares anuales, que pueden llegar hasta 1,2 millones de dólares en algunos lugares.

La plantación de mangles a lo largo de la franja costera de Vietnam costó 1,1 millones de dólares, pero permitió ahorrar 7,3 millones por año en el mantenimiento de diques.

Sin embargo, en su año de nacimiento la IPBES todavía no sale de la crisálida: 93 países acordaron crearla en junio de 2010, pero no tiene presupuesto, ni sede, ni personal, y apenas existe un vago esquema sobre cómo podría funcionar.

Se supone que, al igual que el IPCC, se dedicará a revisar de forma exhaustiva los resultados de las investigaciones mundiales en materia de biodiversidad y, a partir de ellos, trazar proyecciones y escenarios y formular recomendaciones.

El Consejo Gobernante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), integrado por los ministros ambientales, se reunió del 21 al 24 de este mes en Kenia para aprobar la primera conferencia plenaria de la IPBES.

En ese plenario, previsto para octubre, se decidirá sobre presupuesto, sede, organización y estructura operativa. Corea del Sur y Kenia se proponen para hospedar la nueva entidad.

La Unión Europea reclamó que empiece a funcionar cuanto antes para demostrar que "la comunidad internacional está decidida a abordar el gran desafío de la pérdida de biodiversidad", señaló un comunicado de la delegación del bloque en Kenia.

Para que tenga éxito, se necesita una significativa participación de la sociedad civil, dijo Martínez. Por ejemplo, los pueblos indígenas son fundamentales para la conservación y el uso sustentable de la naturaleza, planteó.

La sociedad civil tendrá un rol importante, admitió Perrings. Pero, como ocurre con el IPCC, solamente podrán votar los gobiernos, dijo.

La IPBES se propone como un organismo independiente del PNUMA o del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, dijo Nick Nuttall, portavoz de la agencia ambiental.

En cuanto a evitar algunas de las controversias menores que opacaron las conclusiones del IPCC en materia de cambio climático, Nuttall dijo a Tierramérica que la IPBES se beneficiará de esa experiencia y garantizará "el máximo rigor científico".

Para Perrings, con un poco de suerte, la IPBES estará funcionando a comienzos de 2012.

* Este artículo fue publicado originalmente el 26 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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