Un calor excepcional y prolongado en Siberia está provocando incendios devastadores en la región del Ártico por segundo año consecutivo, informó este viernes 23 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Algunas partes de Siberia han vuelto a superar los 30 grados centígrados esta semana, una temperatura más cálida que en muchas partes de Florida, en Estados Unidos”, indicó la portavoz Claire Nullis en una conferencia virtual.
La OMM además ha recibido informes sobre una rápida disminución de hielo marino a lo largo de la costa rusa.[pullquote]3[/pullquote]
Las temperaturas en el primer semestre de 2020 en Siberia fueron de más de cinco grados centígrados por encima del promedio, y en junio hasta 10 grados sobre la media histórica.
En la ciudad rusa de Verkhoyansk se registró una temperatura de 38 grados centígrados el 20 de junio, y en otras partes de Siberia nuevamente alcanzaron los inusuales 30 grados la semana que comenzó el 19 de julio, en pleno verano boreal.
La portavoz explicó que este calor prolongado es resultado del bloqueo que ejerce un frente de calor sobre el Ártico, sumado a la persistente desviación hacia el norte de la corriente de chorro (flujo de viento rápido sobre un espacio estrecho), lo que aporta aire más cálido a la región.
Ese calor extremo “hubiera sido casi imposible sin la influencia del cambio climático causado por el hombre, según el análisis de un equipo de climatólogos”, dijo Nullis.
El Ártico se está calentando más del doble de rápido que el promedio mundial, impactando a las poblaciones y ecosistemas locales, lo que tiene repercusiones globales.
“Lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico. Los polos influyen en el clima y las condiciones climáticas en las latitudes más bajas, donde viven cientos de millones de personas”, explicó la portavoz.
Una consecuencia son los voraces incendios que devoran superficies boscosas en Siberia, y Nullis dijo que los satélites recogen “imágenes dramática. El incendio más activo actualmente está a solo ocho kilómetros del océano Ártico”.
El 22 de julio hubo 188 puntos de incendios probables en Siberia, y se calcula que el pasado junio arrojaron a la atmósfera 56 millones de toneladas de dióxido de carbono el pasado junio, versus 53 millones en junio de 2019.
El humo de los incendios forestales desprende una amplia gama de contaminantes, tales como monóxido de carbono –y reducen la capacidad de los bosques para capturarlo-, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y partículas sólidas de aerosoles.
Existe además aprensión entre los expertos porque las temperaturas y los incendios suelen ser mayores en los meses de julio y agosto, y el hielo derretido se traducirá en gran pérdida de agua dulce en los meses de agosto y septiembre, principalmente.
Además, la fusión del hielo y el descongelamiento del permafrost (suelo congelado), que libera el gas metano de efecto invernadero, impacta en la infraestructura y los ecosistemas de toda la región.
“Los osos polares, que como todos sabemos son un símbolo del cambio climático, podrían estar casi extintos para fines de siglo”, observó finalmente Nullis.
A-E/HM