Inmigrantes atrapadas en comercio sexual europeo

La policía francesa desbarató a una red de tráfico y trata de personas que obligaba a jóvenes inmigrantes a prostituirse. El caso arrojó luz sobre un flagelo considerado ya una forma de «esclavitud moderna».

Tras la operación realizada en septiembre, la policía informó que la red delictiva traficaba jóvenes nigerianas que traía a Francia desde Italia, y las obligaba a prostituirse, con el argumento de que así pagaban los miles de euros que debían a quienes las trasladaban a Europa.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que hay 1,5 millones de víctimas de tráfico humano en los países de la Unión Europea (UE) y en otros igualmente ricos.

El total mundial de víctimas de este tráfico son 21 millones.

Según organizaciones de la sociedad civil, la cantidad de personas en esta situación aumenta debido a la crisis económica global actual y a los conflictos en distintas regiones del mundo
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El Lobby Europeo de Mujeres (LEF, por sus siglas en francés), con sede en Bruselas, lanzó una gran campaña contra la trata humana con motivo de los Juegos Olímpicos celebrados en Londres en julio y agosto.

También pidió a los miembros del Parlamento Europeo que condenaran la prostitución.

"Miles de adolescentes y mujeres jóvenes están en peligro de ser traficadas y explotadas sexualmente para satisfacer la demanda de prostitución", como pasó este año con los Juegos Olímpicos de Londres y el campeonato de selecciones de fútbol de Europa, realizado en Polonia y Ucrania, planteó el LEF.

"Entre las muchas formas de violencia contra las mujeres, la prostitución sigue siendo un área clave en el que sus derechos son violados de forma generalizada", dijo a IPS la coordinadora de proyectos y encargada de políticas del LEF, Pierrette Pape.

La organización lanzó la campaña "Juntos por una Europa Libre de Prostitución" por primera vez en 2010. Al reunir a una gran cantidad de asociaciones de mujeres recibió aportes y apoyo de varios grupos que participarán en la conferencia continental sobre prostitución que el LEF realizará el 4 de diciembre en Bruselas.

"La prostitución constituye una violación fundamental de los derechos humanos de las mujeres y es una forma de violencia masculina", observó Anna Hedh, europarlamentaria sueca que apoya la campaña del LEF.

"Además, también es un elemento importante de la esclavitud moderna en Europa, el tráfico humano. Si logramos una sociedad libre de prostitución y de explotación sexual de mujeres y niñas, nos libraremos también de una gran parte del tráfico humano en la UE", añadió.

Nusha Yonkova, coordinadora contra el tráfico humano del Consejo para Inmigrantes de Irlanda, un grupo asociado al LEF, dijo a IPS que las inmigrantes que se involucran en el comercio sexual sufren múltiples problemas.

Las dificultades incluyen, indicó, la "inseguridad por su estatus legal, pues pueden estar violando leyes nacionales, además de las vinculadas a la prostitución, criminalización por parte del Estado, aislamiento y falta de amistades, desorientación por el continuo movimiento entre burdeles de distintas ciudades, vulnerabilidad a la extorsión y al chantaje".

Sin olvidar la fragilidad "frente al control de los proxenetas y la falta de atención médica", salvo por algunas clínicas para enfermedades de transmisión sexual, especificó.

Tampoco pueden "integrarse en forma efectiva" al mercado laboral, apunta el LEF. "Va más allá de encontrar empleo, tiene que ver con conseguir un trabajo que requiera y valore sus calificaciones y capacidades", explica.

Las mujeres "suelen encontrar trabajo en áreas tradicionalmente consideradas femeninas, que implican muchas horas por un salario bajo y corren el riesgo de sufrir graves formas de explotación, en especial si realizan tareas domésticas", indica el LEF.

En la UE, muchas personas, mujeres y hombres inmigrantes, no tienen permiso de trabajo porque carecen de estatus legal de solicitantes de asilo, de acompañante de su cónyuge o de indocumentada, apuntó.

"Largos periodos sin derecho a trabajar, como pasa con los solicitantes de asilo, resulta ser un enorme obstáculo para su futura integración en el mercado laboral", añade.

En Irlanda, país de emigración por varias generaciones, las inmigrantes están una situación "muy precaria", según Yonkova.

"El permiso de trabajo es caro y casi imposible de obtener porque los ciudadanos que no son de la UE no tienen derecho a aspirar a casi ninguna de las categorías de empleo", dijo Yonkova a IPS.

En la prostitución, "las mujeres tratan de mantener el estatus de estudiantes en Irlanda, pero también es difícil porque los cursos son caros y la renovación requiere asistencia, que ellas no suelen poder demostrar", indicó.

Así "se convierten en presa de los ‘asesores de inmigración’, quienes tratan de conseguirles credenciales y certificados universitarios falsos", añadió.

"Estimamos que 1.000 mujeres trabajan en la industria del sexo a diario en Irlanda", indicó el Consejo para Inmigrantes.

Pero la organización no puede decir "cuántas deciden prostituirse, cuántas lo hacen obligadas por terceros, son chantajeadas o amenazadas ni cuántas son menores", lo que es muy común, añadió.

"Queremos señalar que las organizaciones irlandesas de ayuda a los inmigrantes no aceptan la prostitución como forma de sustento", observó Yonkova.

"Deploramos a quienes defienden el derecho de las inmigrantes pobres a venderse para ganarse la vida, sin ofrecerles ninguna posibilidad real de empleo. Es un enfoque intrínsecamente racista", subrayó.

Las inmigrantes involucradas en el comercio sexual europeo tienen distintos orígenes. En Irlanda proceden de América Latina y de los "países del este (europeo) más pobres" como Rumania, pero también de Nigeria, según el Consejo para Inmigrantes.

En Bélgica, las prostitutas principalmente proceden de Albania, Bulgaria y Rumania. Pero también hay de "Hungría, Italia y Grecia, lo que muestra cómo el sistema explota a las más vulnerables", indicó la organización.

Italia y Grecia son dos países sumidos en graves crisis económicas y con medidas de austeridad sin precedentes.

En Francia, alrededor de 70 por ciento de las 20.000 mujeres que se estima que trabajan en la prostitución, son extranjeras y originarias de países de Europa central y oriental, así como de África subsahariana.

En este país la prostitución no es una actividad ilegal, pero sí lo es ser proxeneta o propietario de un burdel.

Numerosos legisladores franceses han tratado de prohibir la prostitución, una medida a la que se han opuesto las propias trabajadoras sexuales.

De hecho, activistas y trabajadoras sexuales protestaron en julio en las calles de París y de otras ciudades francesas en contra de la propuesta de la ministra de los Derechos de las Mujeres, Najat Vallaud-Belkacem, de penalizar a quienes fueran descubiertos solicitando prostitutas en la calle.

Alegan que criminalizar la prostitución no hará más que condenarlas al ostracismo y quitarles su sustento.

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