Críticos de la llamada «verdadera nacionalización» de la industria petrolera venezolana anunciada por el presidente Hugo Chávez señalan que, en realidad, la medida es funcional a los capitales transnacionales que impulsan el cambio de matriz energética.
"El presidente habla hasta de invadir el corazón del imperio en la Faja, pero es una ópera bufa, porque el Orinoco ya fue entregado a los intereses del capital global hace más de dos años", comentó a IPS Víctor Poleo, profesor de Economía Petrolera en la Universidad Central de Venezuela.
Los crudos pesados de la Faja, indicó, "básicamente sirven para convertirlos en livianos o medianos con los cuales elaborar gasolina, o para producir electricidad, fabricando la orimulsión, un combustible para plantas térmicas al que Chávez renunció satisfaciendo intereses externos, que quieren mudar la matriz energética mundial".
Venezuela tomó el control de la producción de crudo en la sudoriental Faja del Orinoco, en una medida presentada por el gobierno a las puertas de un complejo petrolero de la zona, ante miles de trabajadores vestidos con camisas y cascos rojos en la celebración el martes del Día Internacional de los Trabajadores.
"Hemos enterrado la apertura petrolera, que fue el intento de quitarle a los venezolanos su riqueza más poderosa", arengó Chávez.
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"Esta es la nacionalización verdadera de nuestros recursos naturales", agregó. Sin embargo, mantienen sus nichos en el área varias de las grandes firmas trasnacionales del sector.
Poleo se inscribe en la corriente que observa a las corporaciones energéticas globales animando un cambio de la matriz mundial de consumo de los derivados de hidrocarburos líquidos hacia otros como el carbón (con las mayores reservas ubicadas en el hemisferio norte), el gas y hasta los agrocombustibles.
La orimulsión (emulsión a base de crudos pesados y agua) fue desarrollada por Venezuela por dos décadas y se vendió a plantas termoeléctricas de Canadá, el sudeste asiático, China, Dinamarca, Italia, Gran Bretaña y Guatemala, pero el gobierno de Chávez clausuró el proyecto en 2005 porque, argumentó, equivalía a vender crudos a precios de carbón.
"Pero en verdad se satisfizo el plan del gran capital global, que abortó un competidor temprano para el carbón y el gas, y los cuales permitirán a los grandes capitales de las industrias de energía y automotriz mantener su hegemonía", argumentó Poleo.
El experto recordó el aforismo de Lenin, según el cual el socialismo es todo el poder de los soviets más electricidad, para resumir que "con la Faja se pudo producir electricidad, que es socialista y necesita América Latina para su desarrollo, o gasolina, la opción tomada, que es capitalista y sirve mejor a los intereses trasnacionales".
El cambio estructural anunciado por Chávez consiste en que la corporación estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) asume la dirección de las cuatro asociaciones estratégicas dedicadas a producir crudo sintético, liviano o mediano, a partir del petróleo extrapesado de la Faja, que se presume es el mayor depósito de hidrocarburos pesados en el planeta.
Pdvsa pasa así de poseer un promedio de 40 por ciento de acciones a por lo menos 60 por ciento en las asociaciones con las empresas estadounidenses ExxonMobil, ConocoPhillips y ChevronTexaco, la francesa Total, la noruega Statoil y la británica BP, que en conjunto producen unos 600.000 barriles (de 159 litros) diarios, la quinta parte de la producción venezolana.
Este pase de manos o "nacionalización de la Faja" le sucede a la estatización, por la vía de compra de acciones por parte del gobierno, de dos compañías privadas de electricidad y de la principal de telefonía. "Recuperamos estos activos no para fortalecer el capitalismo de Estado sino para construir el socialismo del siglo XXI", apuntó Chávez.
Excepto ConocoPhillips, las demás empresas trasnacionales ya firmaron el 26 de abril un compromiso para ceder la mayoría de las acciones a PDVSA a cambio de una compensación que se negociará en las siguientes siete semanas, tras evaluar el valor de activos donde las corporaciones reivindican inversiones superiores a 20.000 millones de dólares.
A sabiendas de que las críticas y la amenaza de demandas afectan la cotización bursátil de las compañías, Chávez empujó la negociación de su lado advirtiendo en el acto obrero que "las trasnacionales violaron los contratos" y podrían ser demandadas por no recuperar suficiente petróleo de cada yacimiento antes de dejarlo inutilizado.
Es que en la Faja, un territorio de 55.000 kilómetros cuadrados, puede haber 1,2 billones de barriles de petróleos, en su gran parte extrapesados, una cantidad equivalente a la totalidad de las reservas probadas hasta ahora en el planeta, pero con las tecnologías conocidas hasta ahora puede extraerse sólo un cuarto de ellas, entre 270.000 y 320.000 millones de barriles.
La mayoría del petróleo convencional venezolano se produce en otras provincias, en el oriente del país, al norte de la Faja, y en el noroccidental estado de Zulia.
La Faja es mostrada por Chávez como el mayor depósito de crudo del planeta y la ofrece para los programas de integración y desarrollo en América Latina, al punto que empresas estatales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba y Uruguay, junto a otras de Belarús, China, Irán, Rusia y Vietnam fueron llamadas a cuantificar reservas para luego invitarlas a labores de exploración y explotación.
De allí que la toma del control de las asociaciones por parte de Pdvsa fue subrayada con un acto de masas, cambios de los cascos azules habituales por otros de color rojo (distintivo del chavismo) en los obreros de guardia y presencia de militares en el mítin. Mientras el presidente hablaba, cazas Sukhoi, de fabricación rusa, hicieron pases rasantes sobre la concentración.
En tanto, el diario caraqueño El Nacional editorializó para recordar que durante las primeras dos décadas de nacionalización petrolera en Venezuela (1976-1995), Pdvsa tuvo el monopolio de la producción, refinación, comercio y transporte.
Con la nacionalización de este 1 de Mayo, las corporaciones trasnacionales que son socias conservarán hasta 40 por ciento en las asociaciones de la Faja y porcentajes diversos en otras 30 empresas mixtas, que operan campos marginales o maduros y extraen en conjunto otros 500.000 barriles por día.
El cambio de manos dispuesto para la Faja implica también que 4.000 trabajadores, 10 por ciento de la fuerza laboral de esta industria, pasan a ser empleados de Pdvsa.
"En principio no hay problema, porque en general las actas-convenios que regían las condiciones de trabajo en las operadoras privadas reproducían el convenio colectivo con Pdvsa, que puede resultar incluso mejor en algunas cláusulas", observó a IPS Félix Jiménez, secretario general de la Federación de Trabajadores Petroleros.
Sin embargo, "en el caso de los empleados de la llamada nómina mayor (gerentes, ingenieros y técnicos), se pueden presentar migraciones porque han tenido sueldos mayores a los de Pdvsa y algunos son compelidos a aceptar las nuevas condiciones o marcharse, con riesgo de fuga de cerebros", apuntó Jiménez.
Un caso emblemático se registró precisamente a partir de que Venezuela abandonó sus planes de orimulsión, pues las corporaciones Quadrise, de Canadá, y Akzo Nobel, de Holanda, reclutaron un equipo que trabajó ese combustible venezolano para manufacturar uno semejante que ya se ofrece en América del Norte, con base en los bitúmenes de las arenas canadienses de Athabasca.