La ONU se multiplica para atender el nuevo éxodo armenio

Refugiados armenios del enclave Karabaj, en Azerbaiyán, llegan a Goris, ciudad fronteriza de Armenia. En cuestión de pocos días unas 100 000 personas étnicamente armenias han cruzado la frontera y requerido la atención de las agencias humanitarias de las Naciones Unidas. Imagen: Karen Minasyan / Acnur

GINEBRA – Las agencias de las Naciones Unidas han desplegado sus equipos para asistir al nuevo foco de personas desplazadas y refugiadas en el mundo, los aproximadamente 100 000 habitantes armenios de la región de Nagorno Karabaj, Azerbaiyán, que en cuestión de pocos días han huido a la vecina Armenia.

El portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Joe Lowry, dijo que “muchos de los que buscaron refugio emprendieron viajes arduos, a menudo caminando durante días y encontrando refugio en cuevas o sótanos, desafiando condiciones extremadamente difíciles”.

Marthe Everard, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Armenia, dijo que ante “la enorme y repentina afluencia de refugiados” se presentan necesidades de alojamiento urgente y atención a los más vulnerables, como pacientes de hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.

También la OMS está apoyando la respuesta a una explosión en una gasolinera en la ruta que se ha utilizado para cruzar de Azerbaiyán a Armenia. El incidente dejó más de 170 muertos y 200 heridos, muchos de ellos con graves quemaduras.

Según Everard, la agencia apoyará el acceso a los servicios de salud para todas las personas en movimiento a mediano y largo plazo. La ayuda incluyó la integración de más de 2000 enfermeras y más de 200 médicos en el sistema sanitario armenio.

Lowry citó informes de desnutrición, especialmente entre los ancianos y los niños, y enfermedades como fiebre alta y neumonía. Según dijo, más de 40 000 personas fueron alojadas directamente por el gobierno armenio.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) instalaron en la ciudad de Goris, sureste de Armenia, puestos de atención a los refugiados con la entrega de enseres esenciales, como ropa y colchones, y asistencia pediátrica.

Una vez que se contabilizó el cruce de 98 000 personas, principalmente a bordo de 21 000 vehículos por un puente fronterizo, Unicef dio cuenta de que al menos 29 000 de los desplazados eran niños y niñas.

Los responsables de la ONU sobre el terreno estiman que en la región de Karabaj deben quedar menos de 1000 personas de la etnia armenia.

En un comunicado, indicaron que al menos en la principal ciudad de Karabaj, (Stepanapert en armenio, Jajendí en azerí) no hay señales de daños a edificios públicos.

“Es muy impresionante la forma repentina en que la población local abandonó sus hogares y el sufrimiento que la experiencia debió causarle”, dice el comunicado.

También registraron que desde el último alto al fuego, el 20 de septiembre tras el éxito de la ocupación azerí, no se registraron incidentes de violencia contra civiles.

Nagorno Karabaj, de 3000 kilómetros cuadrados con unos 120 000 habitantes, se administró de manera autónoma como República de Artsaj –no reconocida internacionalmente- y fue el centro de conflictos étnicos, políticos y guerras entre armenios y azeríes, hasta que el pasado septiembre se impusieron las fuerzas militares de Azerbaiyán.

Tanto Armenia como Azerbaiyán hicieron parte de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sus conflictos arreciaron desde 1988.

En los primeros años de conflicto hubo mayores éxitos por parte de Armenia y Artsaj se estableció como un enclave, pero la suerte militar cambió este siglo y el territorio ha quedado nuevamente en manos de Azerbaiyán.

A-E/HM

 

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