Opinión

La Amazonia y su futuro: la visión de una bioeconomía inclusiva

Este es un artículo de opinión de Mario Lubetkin, representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO.

El líder indígena brasileño Raoni Metuktire inaugura la Cumbre de los Pueblos Indígenas, el 7 de agosto, que se celebra en la ciudad de Belém en paralelo a la cumbre de la Organización del Tratado de la Cuenca Amazónica, el 8 y el 9 de agosto. Imagen: Cícero Pedrosa Neto / Amazônia Real

BELÉM, Brasil – En el marco del Día de los Pueblos Indígenas, el miércoles 9 de agosto, es imperativo reflexionar sobre la confluencia entre la preservación medioambiental, el surgimiento de la bioeconomía y los derechos intrínsecos de los pueblos indígenas y las comunidades rurales amazónicas.

Este vasto pulmón verde, que cubre seis millones de kilómetros cuadrados y abraza a nueve naciones, es considerada una de las áreas biológicamente más diversas del planeta, y se estima que alrededor de 10 % de todas las especies de plantas se encuentran en esta región, incluyendo más de 2000 especies de peces, 14 000 especies de plantas y alrededor de 1,5 millones de especies de hongos.

Sin embargo, la Amazonia está enfrentando amenazas sin precedentes. Las proyecciones sugieren una alarmante deforestación para el 2030, con impactos económicos y ecológicos que podrían traducirse en pérdidas superiores a los 230 000 millones de dólares, según señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Esta problemática es global. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas señaló que la era de «la ebullición global ha llegado». Esta alarmante declaración fue emitida después de que los científicos indicaran que el mes de julio de 2023 estaba en camino de convertirse en el mes más caluroso jamás registrado en el mundo.

Y es que, bajo cualquier cálculo científico, la posibilidad de detener el aumento de la temperatura global a 1,5ºC (por encima de los niveles preindustriales) requiere de una selva amazónica saludable.

El autor, Mario Lubetkin. Foto: FAO
El autor, Mario Lubetkin. Foto: FAO

En medio de este panorama complejo, emerge una luz de esperanza. Los pueblos indígenas y las comunidades rurales de la Amazonia están arraigadas en su profundo saber ancestral y en una relación simbiótica con la selva, poseen la clave para una transformación sostenible y sustentable.

Los pueblos indígenas y las comunidades rurales de la Amazonia residen en regiones de vasta biodiversidad y conservan saberes ancestrales esenciales para la protección y revitalización del bioma amazónico.

Además, poseen una imprescindible capacidad productiva que asegura la alimentación y nutrición de una creciente población urbana. Sin embargo, a pesar de sus invaluables aportes, enfrentan desafíos significativos como la pobreza, la violencia, el desempleo y el hambre.

Aproximadamente 45 % de los bosques intactos en la cuenca del Amazonas están en manos de comunidades indígenas. Además, entre 2003 y 2016, la vegetación en los territorios indígenas en la cuenca del Amazonas capturó alrededor de 90 % del carbono emitido por la deforestación y degradación forestal en esos mismos territorios.

Esto significa que estos territorios han hecho una contribución significativa para reducir las emisiones netas de carbono al tiempo que preservan la selva amazónica.

Para dar vida a una bioeconomía amazónica renovada, es crucial honrar los derechos de los pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, mujeres, jóvenes y agricultores familiares. A pesar de sus diferencias, todos ellos comparten un fin unánime, la preservación de la Amazonia.

La consolidación de una bioeconomía amazónica equitativa y colaborativa requiere la implementación de políticas que desvíen inversiones de acciones dañinas para los bosques, el fortalecimiento de la cooperación entre las naciones amazónicas, una comprensión detallada de las interacciones entre zonas rurales y urbanas, y la creación de plataformas sólidas que integren el saber ancestral con los más recientes avances científicos y tecnológicos.

El protagonismo de los pueblos indígenas y las comunidades rurales en esta metamorfosis bioeconómica es irremplazable. Son ellos quienes no solo custodian la selva, sino que además descifran y aprovechan sus recursos con una perspectiva sostenible, crucial para la seguridad alimentaria global y sistemas agroalimentarios que promuevan una mejor nutrición, un mejor medio ambiente, una mejor producción y una mejor vida, sin dejar a nadie atrás.

La protección de la Amazonia y la promulgación de una bioeconomía inclusiva trascienden fronteras. Es un llamado universal. En este Día de los Pueblos Indígenas, reafirmemos nuestro compromiso con los pueblos indígenas y con las comunidades rurales amazónicas en su aspiración por un porvenir equitativo y resiliente.

RV: EG

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