Las cargas que el embargo de EEUU suma a las mujeres cubanas

Una vendedora de flores atiende a un cliente en una calle del municipio 10 de octubre, en La Habana. El recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos sobre el turismo cubano y los efectos de la pandemia de covid obligaron el último año a muchas emprendedoras a cerrar sus negocios, mientras que mujeres trabajadoras quedaron desempleadas. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

LA HABANA – Josefa Velasco regresó de la farmacia sin dos de los medicamentos que necesita para controlar la hipertensión y la diabetes porque se terminaron; su vecina Nancy Díaz no tuvo mejor suerte en encontrar algunos alimentos que le faltaban en desabastecidos mercados de la capital de Cuba.

Sobre los hombros de ambas recae el peso de las tareas de la atención de su vivienda y su familia, en un país donde 46 por ciento de las mujeres son solitarias jefas de sus hogares, según estadísticas oficiales.

De 65 y 56 años, respectivamente, Velasco y Díaz comentaron a IPS que suelen permanecer horas en filas para cualquier compra, dada la escasez de productos de primera necesidad.

Pero tal situación podría ser menos aciaga, estiman las dos residentes en La Habana, de no existir el embargo que el gobierno de Estados Unidos mantiene contra Cuba desde 1962, denominado internamente bloqueo.

“Independientemente de las ineficiencias de nuestra economía, las sanciones hacen mucho daño, pues complican o encarecen las compras en el exterior de alimentos, medicinas, equipos de alta tecnología o materias primas”, apuntó Díaz, una profesora que ha vivido toda su vida en medio del diferendo entre dos países separados por apenas 90 millas (167 kilómetros) del estrecho de Florida.

En 2020, el producto interno bruto de este país insular caribeño cayó 11 por ciento entre otras causas, por la pérdida de las principales fuentes de ingresos como el turismo, remesas y exportación de servicios profesionales, debido a la pandemia.

Durante los últimos cuatro años, el gobierno de Donald Trump (enero 2017-ener 2021) desmanteló los beneficios del breve deshielo diplomático de 2014 a 2017, y aplicó unas 200 medidas para tratar de asfixiar la economía insular.

Tal combinación de factores ha restringido la capacidad para la compra de alimentos, materias primas y otros insumos en el mercado mundial, con un impacto muy negativo en los sectores más vulnerables de la ciudadanía cubana.

“El bloqueo dificulta la compra de yeso, alginato, acrílico y otros insumos para las clínicas estomatológicas”, explicó vía WhatsApp la licenciada en prótesis dental Yulet Vega, residente en Báguanos, localidad de la provincia de Holguín, a unos 730 kilómetros al este de La Habana.

“El cierre de un negocio conlleva la consiguiente pérdida de autonomía econó­mica y devuelve a muchas mujeres a los roles y sobrecargas tradicionales en los hogares; ello contribuye a reproducir desigualdades de género y limita su participación en la vida económica del país”: Elena Gentili.

“Los casos se van acumulando por la carencia de materiales; duele decirle a un abuelo que debe esperar meses para recoger su prótesis”, agregó Vega.

Un informe de la oenegé Oxfam presentado el 25 de mayo en La Habana, subraya que grupos vulnerables en Cuba como el de niñas y niños, personas con discapacidad y específicamente las mujeres, padecen aún más las privaciones derivadas del embargo.

Un grupo de personas, donde predominan adultas mayores, aguarda su turno para comprar medicamentos en una farmacia en el municipio de Centro Habana. El estrés por la recrudecida crisis en el acceso a alimentos y medicinas en Cuba, así como la sobrecarga por las labores domésticas durante el aislamiento social por la covid, supone para muchas mujeres dificultades adicionales para su salud, desarrollo de capacidades, empoderamiento y ejercicio de sus derechos. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

“Derecho a vivir sin bloqueo. Impactos de las sanciones de Estados Unidos en la población cubana y la vida de las mujeres”, como se titula el texto, aporta datos históricos y testimonios recogidos por Oxfam a lo largo de este país insular caribeño, donde está presente desde 1993.

La organización humanitaria internacional trabaja en Cuba junto a comunidades, cooperativas, actores territoriales, organizaciones sociales y aliadas. Junto con ellas se enfoca en temas como la participación ciudadana y el desarrollo local, la seguridad y soberanía alimentarias, la justicia de género y los derechos de las mujeres, entre otros temas.

Ante la crisis sanitaria mundial por la covid-19, el documento exhorta a la administración del presidente estadounidense Joe Biden a normalizar las relaciones con Cuba.

El entramado de leyes y disposiciones mediante los cuales Washington condiciona el intercambio comercial con La Habana, con efectos extraterritoriales incluso, tiene en el sector de la Salud Pública y la alimentación sus impactos más sensibles, pero no los únicos.

La administración de Trump limitó los vuelos directos, prohibió el atraque de cruceros y restringió el envío de remesas. Ello supuso un golpe al sector turístico, a las ayudas monetarias para gastos de alimentación de numerosas familias y a parte de los fondos invertidos en la creación de emprendimientos autónomos.

Al respecto, el informe alude a las afectaciones en el sector privado cubano, sobre todo en emprendedoras que cerraron sus negocios o empleadas cesantes, a la espera de una recuperación de la llamada industria sin chimeneas.

Son mujeres 35 por ciento de los 600 000 trabajadores no estatales, y muchas de ellas, tanto por las sanciones de Washington como por los efectos de la pandemia, regresaron a sus hogares sin ingresos.

“El cierre de un negocio conlleva la consiguiente pérdida de autonomía econó­mica y devuelve a muchas mujeres a los roles y sobrecargas tradicionales en los hogares; ello contribuye a reproducir desigualdades de género y limita su participación en la vida económica del país”, explicó a IPS la coordinadora general de Oxfam Cuba, Elena Gentili.

Mujeres participan en una caravana para exigir el fin del embargo o bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, en la ciudad de Santa Clara, el 25 de abril. Las sanciones de Washington contra el país tienen un impacto especial en las mujeres y otros grupos vulnerables. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Igualdad de Género, realizada en 2016, las cubanas de 15 a 74 años dedican 35,2 horas semanales a trabajos no remunerados, tanto domésticos como de cuidados de sus familiares; 14 horas más que los hombres en iguales tareas.

El estrés por el agravado acceso a alimentos y medicinas, así como la sobrecarga por las labores domésticas en condiciones de aislamiento social, supone para muchas dificultades adicionales para el cuidado de su salud, desarrollo de capacidades, empoderamiento y ejercicio pleno de sus derechos.

El 23 de junio, el gobierno de Cuba presentará ante la 75 Asamblea General de las Naciones Unidas, por vigesimonovena ocasión desde 1992, la resolución no vinculante, aunque respaldada por casi la totalidad de la comunidad internacional, que demanda a Washington una vez más el fin del embargo comercial, económico y financiero.

Cifras oficiales indican que solo entre abril de 2019 y marzo de 2020 las sanciones estadounidenses causaron a la economía cubana pérdidas por 5570 millones de dólares, y de 144 413 millones durante casi seis décadas.

Desde 2001, una política de exenciones permite al país insular comprar a su vecino del Norte alimentos y productos agrícolas, fundamentalmente carne de pollo, trigo y soja, entre otros productos.

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Pero las autoridades cubanas critican que además de sortear engorrosos trámites burocráticos, las compras deben efectuarse por adelantado y en efectivo, y en ocasiones hasta deben ser objeto de “verificaciones in situ” o inspecciones, algo atípico en el comercio internacional.

Organismos internacionales y personalidades políticas han exhortado a Washington a que al menos en la actual contingencia sanitaria se exima a Cuba de disposiciones relacionadas con ayuda humanitaria de alimentos y medicinas, pero tras más de cuatro meses de administración demócrata, no existen indicios de avance al respecto.

Cuba no es actualmente una prioridad para la política exterior de Estados Unidos, ha reiterado la Casa Blanca, que el 24 de mayo decidió mantener a la isla en el listado de países que no cooperan con los esfuerzos antiterroristas de Washington.

La decisión enfrió las expectativas de un posible acercamiento, como dejó entrever el mandatario durante la campaña electoral, al igual que su vicepresidenta, Kamala Harris.

No obstante, el informe de Oxfam enfatiza que en las manos del gobierno cubano están algunas claves para eliminar trabas, desburocratizar la centralizada economía y mitigar las cargas negativas sobre poblaciones vulnerables, con el objetivo de impulsar un desarrollo nacional sostenible y con equidad.

Se refiere en concreto a impulsar con mayor rapidez las transformaciones económicas y monetarias en curso, articular estrategias y políticas que garanticen la independencia de las importaciones de bienes e insumos, y el incentivo a la producción local de alimentos con el respaldo de prácticas agroecológicas.

La entidad anima a las autoridades cubanas a estimular actores económicos de mayor dinamismo como las cooperativas no agropecuarias y las pymes (pequeñas y medianas empresas) y diseñar programas e incentivos que reconozcan y reduzcan las desigualdades existentes y potenciales, sobre todo las que afectan a las mujeres en sus múltiples interseccionalidades.

ED: EG

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