Colombia rescata algodón nativo y ecológico

Colombia retomó en la Sierra Nevada de Santa Marta, con cuidados orgánicos, la producción del algodón que cultivaban los indígenas desde mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón al continente. Se espera que la fibra ecológica alimente la confección de una nueva marca de ropa colombiana. Foto: FAO
Colombia retomó en la Sierra Nevada de Santa Marta, con cuidados orgánicos, la producción del algodón que cultivaban los indígenas desde mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón al continente. Se espera que la fibra ecológica alimente la confección de una nueva marca de ropa colombiana. Foto: FAO

Una primera cosecha de 1230 kilos de algodón nativo y orgánico se produjo en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norteño departamento de Magdalena, en Colombia, divulgó este lunes 6 la organización ambientalista Prosierra, promotora del cultivo.

Se trata de “la primera paca comercial de algodón nativo, ancestral, ecológico y no transgénico que se produce en esta región tradicionalmente cafetera de Colombia”, destaco el director de Prosierra, Santiago Giraldo.

La iniciativa, en una estación experimental de la organización en la microcuenca del río Frío, en la vertiente occidental de la sierra, es parte del programa “+Algodón Colombia”, desarrollado con apoyo de Brasil y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La primera siembra se realizó con 7000 plantas en poco más de una hectárea de la estación de Prosierra en las faldas de la que es una de las montañas costeras más altas del mundo, destacó un informe de la FAO.

Giraldo explicó que este primer cultivo experimental necesitó 600 kilos de semillas de la variedad Gossypium barbadense, que cuenta con una historia de más de 1500 años de cultivo por parte de las comunidades indígenas de la región y de la que hay rastros de siembras de hace 3000 años en los Andes de Perú y Ecuador.

Para la primera siembra “fue rescatada la variedad a partir de algunas pocas plantas identificadas en un área de la Sierra Nevada. Estábamos aprendiendo con este cultivo, a unos 1000 metros de altura”, dijo el experto.

Agregó que hay interés en los productores algodoneros para extender por el país la variedad nativa “pero la falta de semillas es un cuello de botella, pues todavía no hay cantidad suficiente en el país para una producción más amplia”.

La actual cosecha generó unos 600 kilos de semillas que se distribuirán a familias indígenas en el área de la Sierra, para cultivar al menos dos hectáreas, y a un grupo de productores en otras zonas del país, para ampliar progresivamente los cultivos.

José Nelson Camelo, coordinador del proyecto +Algodón Colombia, destacó que se replicó el ancestral sistema de policultivo que practican comunidades indígenas, y la siembra de Prosierra se combinó con otras de maíz y frijol, lo que agregó valor a la pequeña producción algodonera.

La paca producida viajó al departamento de Córdoba, en el noroeste, para desmotar el algodón, y Giraldo dijo que como en Colombia no hay desmotadora de algodón orgánico debieron desinfectar las telas de empaque, el transporte y la desmotadora.

Nelson Camelo dijo que la paca de algodón orgánico, y las de las próximas dos cosechas esperadas, ya fue vendida a una fábrica de telas para una marca de ropa colombiana, que espera lanzar sus prendas de algodón orgánico a finales de 2020.

“Ya hicimos todo el encadenamiento. Ahora la paca con la pluma ya está en Medellín (oeste), esperando que la firma textilera abra sus operaciones, pues observa la cuarentena impuesta por la covid-19”, agregó.

En Colombia ha decaído la producción algodonera, y de más de 300 000 hectáreas cultivadas hace medio siglo, se ha pasado a unas 10 000 según registros de 2018.

Por su parte, Prosierra impulsa programas de conservación, restauración de zonas degradadas, incentivos ambientales para la población rural y fortalecimiento de las organizaciones y servicios comunitarios.

La Sierra Nevada de Santa Marta es un sistema montañoso a solo 42 kilómetros del mar Caribe, de 17 000 kilómetros cuadrados, 80 por ciento Parque Nacional, que alberga cinco etnias indígenas y es considerado un “hotspot” o punto caliente de biodiversidad, por su gran riqueza de especies endémicas amenazadas.

A-E/HM

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