El dinámico alcalde Sandro Martínez asumió el compromiso de hacer de la localidad hondureña de Victoria una zona modelo en materia de seguridad alimentaria, nutrición y protección del ambiente, mediante una política pública municipal con amplia participación social, comunitaria y de la cooperación internacional.
La iniciativa comenzó a ponerse en práctica hace cuatro meses y su mayor referencia es el éxito que el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (Pesa), de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha tenido en la comunidad indígena tolupan de Pueblo Nuevo, una aldea del municipio ubicada a 15 kilómetros del centro de Victoria.[pullquote]3[/pullquote]
En esa tribu –como llaman los tolupanes a cada una de sus comunidades- con el nombre oficial de Las Vegas de Tepemechín de Pueblo Nuevo y con 750 habitantes, los indígenas lograron rescatar a 29 menores de la desnutrición y desarrollaron un plan integral de seguridad alimentaria en tan solo dos años.
“Estoy orgulloso de esta aldea, de lo que han logrado en poco tiempo. Yo crecí cerca de los tolupanes y ahora que soy alcalde, ellos son una prioridad para mí. Esta experiencia la quiero para todo el municipio de Victoria”, dijo a Tierramérica el alcalde.
“Se han empoderado tanto de su experiencia que un día fui allá a cortar caña y dejé tirados los tallos en la calle. Mi sorpresa es que se me acerca un niño y me dice: ¡no señor alcalde, aquí no se tira basura! Ese día entendí que todo lo que se cuenta de esa aldea, es cierto”, agregó sonrojándose al recordar la anécdota.
Los logros de Pueblo Nuevo se basan en el uso de buenas prácticas en la agricultura, así como el desarrollo de una dieta nutritiva, produciendo sus propios alimentos, con lo que han podido decir adiós a las hambrunas del pasado.
La tribu se ha convertido en un modelo de seguridad alimentaria y nutritiva para muchos organismos locales y de cooperación internacional por el empuje de los indígenas por mejorar su calidad de vida, nivel de organización, disciplina y cambios en la aldea.
Entre esas veloces transformaciones destacan: casas limpias, uso de abono orgánico, eliminación de quemas para la siembra, agua potable purificada, huertos familiares y buena producción de granos básicos como maíz y frijol, entre otros alimentos.
“Hemos demostrado que los indígenas no somos haraganes, la gente de la FAO nos enseñó a manejar el suelo, sin necesidad de quemar, a vivir ordenados, antes vivíamos hasta con los animales, ahora todo eso lo hemos mejorado”, relató a Tierramérica el tolupan Rosalío Murillo.
Relatos similares se repiten entre integrantes de esta comunidad indígena. Los tolupanes habitan en las montañas del norteño departamento de Yoro y en el central departamento de Francisco Morazán. El pueblo tolupan es uno de los pocos en Honduras que conserva su lengua, el tol.
En Pueblo Nuevo, ellos están tan orgullosos de sus logros que quieren hacer un libro para contar su historia.
“Esto será importante, dicen que el otro año nos pondrán la luz (electricidad) y yo me pregunto y digo a mis compañeros que la luz puede ser buena, pero también mala. Mala porque si solo vemos películas, nos fregamos (perjudicamos) todos, vamos para atrás, pero si la sabemos usar nos puede llevar al desarrollo, no a ser ricos, tal vez, pero sí a vivir dignamente, el libro debe recoger eso”, afirmó a Tierramérica otro poblador, Narciso Garay, al que todos llaman “Chicho”.
El municipio de Victoria tiene 29.840 habitantes, de los que 14.000 son tolupanes.
Ante la experiencia de Pueblo Nuevo, la alcaldía no dudó en acoger la propuesta del Pesa-FAO para impulsar lo que se llama Programa Municipal de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Promusan), como política pública para todo el área de Victoria en este ramo.
El Promusan es una iniciativa del Pesa-FAO, que se impulsa en 73 de los 298 municipios de este país centroamericano, donde el organismo identificó graves problemas de seguridad alimentaria.
El financiamiento del programa lo comparten las corporaciones municipales (alcaldías) y la FAO, que cuenta con apoyo canadiense. En Victoria, el Promusan comenzó con avances sustanciales al integrarse la comunidad, las instituciones de salud y educación, el gobierno local y las agencias de cooperación que trabajan en las diversas aldeas del municipio.
Así lo explicó César Alfaro, técnico de la FAO y responsable del Promusan. La idea, dijo a Tierramérica, es trasladar toda la metodología del Pesa y de otras instancias que operan en la zona a los proyectos de desarrollo rural, ambiente y seguridad alimentaria y nutritiva.[related_articles]
Muchos de los integrantes del Promusan conocen la experiencia de Pueblo Nuevo y eso ha facilitado el proceso.
Ejemplo de ello es el colegio Pedro P. Amaya, un centro público de educación media con orientación agrícola y que, por la casi inexistente aportación del Estado, sobrevive gracias al empeño de los docentes y de los mismos pobladores de Victoria, al ver como sus estudiantes aplican la teoría con la práctica, enseñando a los productores un manejo agrícola sostenible.
“Antes creía que la agricultura era solo el machete y el azadón, pero ahora sé que no es así”, dijo a Tierramérica el estudiante Josué Cruz.
“Aprendí a ayudar al productor a mejorar la tierra y sus cultivos, aquí en el colegio tenemos nuestra propia finca de manejo y hasta una cosechadora de agua nos dio la FAO para irrigar nuestra siembra”, relató el joven, que está por obtener el título de bachiller y de técnico forestal.
Victoria es un municipio rico en minerales como oro, plomo, hierro, plata y cinc, también en bosque maderable. Además, está por instalarse en su entorno una represa hidroeléctrica, “pero respetando el medio ambiente”, puntualizó el alcalde.
“Lo que quiero con el Promusan es cambiar la vida de la gente, hacer de Victoria un municipio verde, somos los menos contaminados en todo el departamento. La seguridad alimentaria es mi prioridad, queremos tener salud, educación, ser un municipio modelo en Honduras”, insistió Martínez.
Para ello, está concluyendo un diagnóstico para identificar las principales necesidades, reunió a todas las agencias de cooperación para no duplicar esfuerzos y delimitar ámbitos de acción para “no tirar proyectos y recursos a lo loco”.
En la corporación por primera vez dos indígenas tolupanes se han incorporado al trabajo y según Elvín Soler, de la FAO, “hoy trabajan con un plan estratégico, llevan una bitácora para sus actividades y todos quieren seguir el modelo de Pueblo Nuevo”, comentó a Tierramérica.
Muchas de las cosas en Victoria han cambiado, ahora más gente paga sus impuestos al ver cómo les retornan en vialidad, agua potable y otras mejoras, mientras el alcalde, reelecto para un segundo cuatrienio que comenzó este año, asegura que “dormido en mis laureles, no quiero terminar”.
Este artículo fue publicado por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Editado por Estrella Gutiérrez