Huelga a cielo abierto en Cerrejón

Dos semanas después de estallar la huelga indefinida en Cerrejón, una de las minas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo, la empresa ha vuelto a aceptar reunirse con el sindicato de trabajadores colombianos.

Las negociaciones, rotas por Carbones del Cerrejón el domingo 17, avanzan en encuentros exploratorios entre delegados de la empresa y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Carbón (Sintracarbón), filial de IndustriALL, la central sindical mundial que representa a 50 millones de trabajadores de la minería, la energía y la manufactura.

El viernes 22 por la tarde, los delegados estaban reunidos para "definir la metodología del encuentro de las partes para reiniciar las negociaciones", dijo Igor Díaz, presidente de Sintracarbón, en la red social Twitter.

En el hecho de que Cerrejón –propiedad de las transnacionales BHP Billiton, Anglo American y Xstrata, esta última la mayor exportadora mundial de carbón– vuelva sobre sus pasos, pudo influir un cambio de actitud del gobierno de Colombia, que obró en este conflicto como auténtico mediador.

El viceministro del Trabajo, José Noé Ríos, comentó a IPS en un lacónico mensaje de texto la noche del miércoles 20: "Ahí vamos dándole. Seguimos buscando el camino y superando las desconfianzas".
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Al día siguiente Ríos logró reunir a dos delegados de cada parte para discutir las condiciones requeridas para volver a negociar.

Ríos es un experto negociador, ex comisionado de Paz y dirigente del gobernante Partido Liberal, y su papel mediador ha sido encomiado por Sintracarbón.

Pero no se puede afirmar que el viceministro ha "ayudado" al sindicato, dijo a IPS una fuente asesora de Sintracarbón que pidió no ser citada pues adujo no ser portavoz oficial.

Con todo, tras una semana de intento, la gestión de Ríos parece exitosa.

Posiblemente también jugó su papel la presión de la población del nororiental departamento de La Guajira, donde el yacimiento y sus 9.870 obreros determinan la vida económica y cuyos habitantes adelantaron el jueves 21 un paro regional exigiendo retomar la negociación.

Esa protesta, convocada por los comerciantes locales en apariencia contra el sindicato, en la práctica cambió de signo. Y no solo porque el reclamo de diálogo coincide con la posición de Sintracarbón.

Cerrejón –y de paso el Estado y los políticos guajiros– salieron bastante mal librados de los balances públicos que se hicieron durante el paro civil, según la fuente asesora sindical.

Allí, frente a los comercios cerrados, una masa habitualmente silenciosa reclamó por la falta de un sistema de salud en La Guajira y por el robo de las regalías que Cerrejón paga al gobierno, atribuida supuestamente a la corrupción de políticos locales.

Los comerciantes protestaron también por el daño ambiental y los problemas de salud que genera la explotación de carbón y expresaron críticas al escaso desarrollo de La Guajira.

La empresa extrae carbón térmico de alta calidad desde 1983, pero apenas 10 por ciento de sus compras y contratos tienen lugar en Colombia, y menos de uno por ciento en La Guajira, el quinto departamento más pobre del país.

Cerrejón estableció cuatro fundaciones: para fortalecer las instituciones y la rendición de cuentas en el departamento; para promover acueductos y saneamiento; para la expansión de microempresas, y para el desarrollo sostenible del pueblo indígena wayúu, que constituye 42 por ciento de la población guajira.

Sus aportes "se deducen de impuestos", dijo a IPS Álvaro Pardo, director del centro de análisis sobre economía extractiva Colombia Punto Medio, y "son trabajos de bajo impacto, como se puede comprobar en los índices de necesidades básicas insatisfechas, alcoholismo o analfabetismo" de La Guajira.

Según sus cuentas, los casi cinco millones de dólares que Cerrejón entregó entre 1982 y 2002 en compensación social a las comunidades wayúu impactadas por la mina, representan la producción de carbón de dos días y medio.

Las mineras también deducen regalías y manipulan los precios de transferencia para reducir los pagos al Estado, según la Red por la Justicia Tributaria en Colombia que reúne a académicos y activistas.

La voluntad de rápida negociación de la empresa pareció en duda cuando el martes 19 la comercializadora de Cerrejón, Coal Marketing Company (CMC), declaró estado de "fuerza mayor" para librarse de multas diarias por incumplir contratos de suministro del mineral, del cual exporta unas 90.000 toneladas por día.

Entre el jueves 7 –cuando Sintracarbón declaró la huelga– y el lunes 18, CMC tenía programado cargar 15 embarcaciones con destino a Europa y a Turquía.

La fuerza mayor se invoca en casos extremos, como desastres y huelgas. Este sábado 23 aún aparece en la página principal de CMC un orgulloso y trasnochado anuncio en inglés proclamando "We have never declared Force Majeure" (nunca hemos declarado fuerza mayor).

Desde 1986, Cerrejón y Sintracarbón acordaron 12 convenciones colectivas, según registros del sindicato. Esta es la primera parálisis laboral en 18 años.

En septiembre de 1995 fueron despedidos nueve trabajadores tras una huelga de cinco días por mala calidad de los alimentos en el restaurante de la empresa. En 1996 fue asesinado el sindicalista Gustavo Palmezano, que había participado en otra protesta de Sintracarbón por el despido de dos trabajadores. La mitad de los sindicalistas asesinados en el mundo en las últimas cuatro décadas son colombianos.

Las amenazas contra Díaz y contra otro negociador de Sintracarbón y sus familias se han repetido desde la entrega del pliego de peticiones, a final de noviembre.

Cerrejón las rechazó, apoyó a Sintracarbón en denunciarlas penalmente y urgió al gobierno a brindar la protección correspondiente.

Según el Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales de Alemania, 30,3 por ciento de la energía global todavía es producida por carbón, uno de los combustibles fósiles más sucios, cuyas emisiones de gases son fuente primordial del recalentamiento atmosférico.

Colombia, con costas sobre dos océanos y muy expuesta al cambio climático, es el quinto exportador mundial.

Aunque en 2011 el consumo global de carbón aumentó 5,4 por ciento respecto de 2010, según la Statistical Review of World Energy de British Petroleum, la oferta de energía proveniente de distintas fuentes también se incrementó, por lo que los precios internacionales del carbón bajaron.

El Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 previó una producción anual de 124 millones de toneladas, a precios más altos que los actuales.

En 2012 se extrajeron en Colombia 89,2 millones de toneladas, según el Ministerio de Minas y Energía. Y Cerrejón, en el contexto del conflicto con Sintracarbón, sostiene que en dos años la cotización cayó 35 por ciento.

La ilusión del desarrollo jalonado por la "locomotora minera" , como gusta llamarla el presidente Juan Manuel Santos, choca con la debilidad del Estado para hacer cumplir normas de por sí laxas.

Más de 90 por ciento del carbón colombiano proviene de yacimientos explotados por empresas extranjeras. La primera productora individual, con 38 por ciento, es Cerrejón.

La empresa opera en 800 kilómetros cuadrados en la península de La Guajira y en límites con Venezuela. Una vía férrea propia atraviesa el istmo hasta Puerto Bolívar, también exclusivo, sobre el mar Caribe.

La empresa informó que en 2012 exportó cinco por ciento de la producción mundial: 32,8 millones de toneladas. El dato determina el monto de las regalías que debe pagar al Estado por extraer recursos no renovables, pero este no controla los volúmenes reales que exportan las grandes mineras.

Sintracarbón exige ocho por ciento de aumento salarial –el incremento rondó cuatro por ciento para la mayoría de los colombianos– y la empresa ofrece cinco por ciento.

Cerrejón subraya que cedió a un alza que duplica la inflación de 2012 y a una bonificación de 7.250 dólares para cada obrero, además de "mantener y mejorar todas las prerrogativas que gozan los trabajadores".

Con maquinaria, técnica y productividad similares a los de Estados Unidos o Europa, el salario de los mineros de Cerrejón es cinco veces menor, según varias fuentes, entre ellas Colombia Punto Medio.

"Los precios han caído, pero lo que se ha reducido son las ganancias extraordinarias de las compañías. Están vendiendo carbón a unos 60 dólares la tonelada, pero en 2001-2002 estaba a 35 dólares tonelada y era negocio", indicó Pardo.

El vicepresidente de Sintracarbón, Jairo Quiroz, cree que Cerrejón busca reducir el costo de producción de cada tonelada recortando el renglón laboral.

"A eso es a lo que le están jugando en esta negociación. Por eso hay una menor disposición de recursos económicos para dar solución al pliego de los trabajadores", dijo Quiroz a IPS.

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