Argentina ante un mejor año económico, pero con grandes retos

Tras un año de crecimiento modesto, Argentina arrancó 2013 con mejores perspectivas gracias a su excelente cosecha de granos y a la recuperación de Brasil, su principal mercado. Pero la alta inflación sigue siendo un reto sin resolver.

Desde la intervención en 2007 por el gobierno del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), sus datos de inflación son cuestionados local e internacionalmente. La entidad dijo que el año pasado la tasa creció 10,8 por ciento, pero estimaciones privadas y de la oposición parlamentaria ubican el incremento en 25,6 por ciento.

"En 2012 hubo una fuerte desaceleración económica, en parte por el crítico contexto internacional y en parte por desbalances internos", dijo a IPS la economista Luciana Díaz Frers, directora del Programa de Política Fiscal del no gubernamental Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento.

El centro realiza un monitoreo constante de las políticas públicas que lleva adelante el gobierno centroizquierdista de Cristina Fernández.

Según el último dato del Indec, en los primeros nueve meses de 2012 el producto interno bruto (PIB) creció 1,8 por ciento, un rendimiento pobre comparado con el del total de 2011, que fue de 8,9 por ciento.
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"La situación fiscal se va emparchando, sin respuestas de fondo. Eso repercute en la política monetaria, trae más inflación, trabas a las importaciones y una expectativa de devaluación que repercute en el nivel de actividad", explicó Díaz.

Esa supuesta expectativa se refleja actualmente en una brecha creciente entre el valor del dólar oficial, de 4,99 pesos, que no está disponible para el ahorro, y el dólar que circula en un mercado informal que osciló en los primeros días de febrero entre 7,60 y 8 pesos.

La experta sostuvo que este panorama desincentiva la inversión privada. El gobierno busca compensar esa merma con mayor inversión pública. "Pero entonces se incrementa el círculo vicioso", opinó.

Díaz Frers consideró que si se hubieran hecho ajustes para contener el gasto público y la inflación hace dos años, el crecimiento hubiera sido más bajo en 2010 y 2011, pero más alto en 2012. "Evitaríamos estas fluctuaciones que generan incertidumbre", dijo.

Para 2013, el gobierno proyecta una recuperación. Se prevé un crecimiento de 4,4 por ciento del PIB, de acuerdo al presupuesto para este año. Los vencimientos de la deuda externa serán también más bajos que en 2012.

El mayor nivel de actividad, en el que coinciden analistas privados, se atribuye principalmente a la recuperación de Brasil, que en 2012 creció 1,2 por ciento y para este año prevé un aumento de cuatro por ciento en su PIB.

Los datos sobre Brasil los brinda el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe difundido a fines de 2012 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En ese mismo balance, se adelantó que la economía argentina crecería ese año 2,2 por ciento, mientras en 2013 lo hará en 3,9 por ciento, debido justamente al mayor dinamismo de Brasil y a una mejor cosecha de granos, un rubro fundamental en la economía de este país.

La actividad automotriz durante 2012 y la proyectada para este año muestran hasta qué punto Argentina depende de las buenas perspectivas brasileñas. Un 82 por ciento de los automóviles que se exportan van a ese destino.

Según la Asociación de Fábricas de Automotores, en 2012 la producción nacional bajó 7,8 por ciento respecto de 2011. En tanto, las exportaciones cayeron 18,4 por ciento entre ambos períodos.

Si hay una recuperación de Brasil, como la que se registró ya en el último trimestre de 2012, habrá un mayor volumen de producción y venta de automóviles argentinos, anticipa.

Por su parte, la cosecha de granos esperada para este año será mayor que la del ciclo anterior. "Puede ser inclusive una de las mejores cosechas que hemos tenido", vaticinó a IPS el analista de la consultora Agritrend, Gustavo López.

El experto recordó que sumando las cosechas esperadas de soja y maíz –los principales cultivos de exportación– más las ya terminadas de trigo, cebada, sorgo y girasol, se llegará a un total de entre 105 y 110 millones de toneladas.

"La mejor temporada había sido hasta ahora la de 2010/2011, cuando se llegó a 103 millones de toneladas", remarcó. De todos modos, prefirió ser cauto, sobre todo porque mucho dependerá del nivel de las lluvias que deberían caer en las próximas semanas.

En la temporada precedente, la cosecha fue de 90 millones de toneladas debido a un ciclo de sequía que hizo caer el rendimiento. Este año, con una superficie sembrada algo menor, se esperan volúmenes más altos, dijo el experto.

Solo la soja, el cultivo estrella, abarca la mitad de esa cosecha.

"Si las previsiones se confirman, se exportarán unas 80 millones de toneladas, lo que implica un ingreso de divisas estimado en 36.000 millones de dólares. De ese total, 10.000 millones van al Estado por (el impuesto conocido como) ‘retenciones a las exportaciones’", dijo.

Frente a estas mejores perspectivas, el asunto que en el comienzo del año resulta más urticante en la agenda económica del gobierno es la inflación, una variable donde las cifras oficiales son casi 15 puntos más bajas que las del sector privado y los datos presentados en el Congreso legislativo por la oposición.

El 1 de este mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en una medida sin precedentes, emitió una "moción de censura" contra Argentina por considerar "insuficientes" las medidas adoptadas por el país para corregir sus estadísticas económicas.

El organismo emplazó al gobierno a reformar sus indicadores de precios y del PIB antes del 29 de septiembre.

El gobierno respondió a través del Ministerio de Economía, con críticas al organismo por su presunta contribución a la crisis argentina del bienio 2001-2002 y atribuyó la medida al rechazo del FMI a su política de eliminar su deuda externa.

Sin embargo, el gobierno también informó que trabaja en un nuevo índice de precios, que estará en vigor en el último trimestre del año.

El Balance de la Cepal, que toma el dato oficial (10,8 por ciento), sostiene que se trata de la segunda mayor tasa de inflación en la región después de la de Venezuela. Pero si se toma el índice opositor, sería la más elevada de América Latina.

A pesar de la resistencia a admitir la brecha entre el dato oficial y el que coinciden en suministrar firmas privadas y opositores, el gobierno avala aumentos de salarios y de jubilaciones que están más lejos del movimiento oficial de precios que del alternativo.

Entretanto, la Secretaría de Comercio Interior realiza acuerdos de congelamiento temporal de precios con cadenas de supermercados y de electrodomésticos. Pero, según Díaz, "los controles de precios cada vez están funcionando menos".

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