Energía limpia para preservar etnia nicaragüense

Desde hace seis años, ingenieros franceses y estadounidenses instalan paneles solares y turbinas de viento en el sudoriental municipio nicaragüense de Bluefields, promoviendo la electricidad limpia y el desarrollo entre los indígenas rama de la región.

Una niña de la aldea de Kahkabila disfruta de la luz eléctrica Crédito: Cortesía blueEnergy 2010
Una niña de la aldea de Kahkabila disfruta de la luz eléctrica Crédito: Cortesía blueEnergy 2010
El ingeniero francés Lâl Marandin y los hermanos franco-estadounidenses Guillaume y Mathias Craig fundaron en 2004 blueEnergy, una organización no gubernamental que aprovecha recursos y donaciones de empresas y fundaciones en Francia y Estados Unidos.

Hoy, la entidad sin fines de lucro ocupa a una veintena de técnicos de esos dos países y a otros tantos colaboradores nicaragüenses.

Los Craig pasaron su niñez en Bluefields, como hijos de la lingüista y antropóloga estadounidense Colette Craig, que trabajó en Nicaragua en la década de 1980.

Regresaron 20 años más tarde, Mathias como ingeniero y Guillaume como administrador, para proseguir el trabajo de conservación cultural de su madre, complementado con desarrollo ambiental, relató a Tierramérica Anne-Cécile Mailfert, directora de la filial francesa de blueEnergy.
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En seis años de operación, blueEnergy ha instalado paneles solares y pequeñas turbinas que producen 12 kilovatios por hora. Además, el grupo distribuyó más de 50 filtros que proveen agua potable a 12 comunidades de unas 3.000 personas.

También han distribuido neveras para el uso colectivo de pescadores, y liderado la construcción y equipamiento de pequeños hoteles ecológicos para fomentar el turismo.

Esas instalaciones no se limitan a Bluefields, capital de la Región Autónoma del Atlántico Sur, y llegan incluso a comunidades más aisladas, como Monkey Point, unos 50 kilómetros al sur y sólo accesible en panga. La aldea dispone hoy de electricidad generada con turbinas eólicas y agua potable, gracias a filtros operados con esas turbinas.

El rescate cultural tiene sus razones. La lengua de los ramas procede de la familia de idiomas chibchas de la zona central de la actual Colombia, y podría ser una clave para entender las migraciones precolombinas. Pero está en peligro de extinción, pues la hablan muy pocas personas.

Tierramérica dialogó sobre estos temas con Anne-Cécile Mailfert en París.

TIERRAMÉRICA: Más allá de las razones familiares, ¿qué otra motivación tuvieron los Craig y Marandin para trabajar en Bluefields?

ANNE-CÉCILE MAILFERT: Sabían de las dificultades económicas y las deficiencias de la infraestructura de electricidad de región. Bluefields es muy aislada, casi sin conexión a la red eléctrica nicaragüense. Además, las corrientes de los ríos locales son débiles, de modo que la generación hidroeléctrica no es una alternativa.

De esta dificultad, blueEnergy hizo una virtud, al utilizar el sol y el viento. Por otra parte, estamos considerando el uso de la biomasa como una fuente energética adicional. Así se satisfacen dos objetivos: proveer electricidad a una región muy necesitada y evitar la contaminación.

TIERRAMÉRICA: Pero blueEnergy no solo suministra energía limpia.

ACM: Otro objetivo esencial es poner a disposición de los indígenas rama instrumentos de desarrollo y de preservación de su cultura, de su lengua. Para eso cooperamos con la población con programas educativos y ponemos a su disposición equipamiento como las neveras para los pescadores.

Nuestros equipos son simples, pues el propósito es que los ramas adquieran y desarrollen competencias en áreas de la vida económica y cultural cruciales para su existencia. Además, como el acceso a Bluefields es muy difícil, cuesta mucho transportar personas o equipo hasta allí.

Hemos instalado sistemas de agua potable en varias comunidades, ayudamos a crear asociaciones comerciales con las mujeres rama, llevamos a cabo estudios de factibilidad económica para microproyectos y asesoramos a los indígenas en cuestiones financieras, como la obtención de microcréditos.

La energía limpia es sólo un medio para fomentar el desarrollo económico local y la conservación de la cultura rama.

TIERRAMÉRICA: ¿Cómo reaccionan las entidades nicaragüenses a estas iniciativas?

ACM: Tenemos programas de cooperación con el estatal Instituto Nacional Tecnológico, que supervisa la formación técnica y profesional en todo el país, y con el Fondo para el Desarrollo de la Industria Eléctrica Nacional. También cooperamos con el proyecto Ecofogón de Proleña, una organización no gubernamental cuyo objetivo es el uso más eficiente, moderno y sostenible de la biomasa en los sectores doméstico e industrial, rural y urbano.

TIERRAMÉRICA: En el ámbito internacional, ¿quiénes son los asociados de blueEnergy?

ACM: Kiva, organización de microcréditos con sede en San Francisco, Estados Unidos, apoya la oficina de microcréditos en Bluefields. También trabajamos con Good Energies, una compañía internacional de inversiones en energía limpia, con Trojan, que construye baterías y acumuladores, y con varias empresas de ingeniería y electrotécnica.

* Publicado originalmente el 24 de julio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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