PERIODISMO-NICARAGUA: El retorno a las trincheras

La división política, que se profundizó en Nicaragua a partir de las elecciones municipales de noviembre de 2008, tiene su correlato en los medios de comunicación, al punto de que puede convertir a la profesión en un ejercicio de «trincheras ideológicas», según periodistas y observadores.

Mario Medrano, profesor de periodismo de la Universidad Centroamericana, entiende que la polarización política ya afecta la calidad, los principios y el ejercicio de la profesión.

"El periodista debe ser un agente de cambio y aportar información útil para el desarrollo de un país y para la toma de decisiones de los ciudadanos, no debe defender a un partido o a una casta social de poder", sostuvo ante la consulta de IPS, en referencia al debate sobre la división en la profesión que, para algunos sectores, se promueve desde el gobierno.

Cuando el ex guerrillero Daniel Ortega asumió el gobierno de Nicaragua por segunda vez, en enero de 2007, puso al frente de la oficina de Comunicación de la Presidencia a su esposa, Rosario Murillo, quien diseñó una estrategia que dividió a los medios entre "puros" y "al servicio del pueblo" y "contaminados" y "al servicio de la oligarquía".

Tras ese lineamiento se mantienen divididos a muchos periodistas entre partidarios del gobernante Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) y opositores y críticos, que se autodenominan independientes. No faltaron agresiones y amenazas de cierre por posibles faltas fiscales y ahogo económico.

"Por política e intereses partidarios se está sacrificando al verdadero periodismo y se está cayendo en un juego de propaganda y antipropaganda de uno y otro lado, que no favorece ni la estabilidad social ni al desarrollo económico del país", criticó Medrano al hablar en un acto académico en la Universidad Centroamericana.

Sin embargo, el también periodista y profesor Guillermo Cortes, director de la revista Medios y Mensajes y disidente del FSLN, sostiene que en realidad existe una "política de destrucción de los medios tradicionales" y "un acoso abierto y dirigido a los trabajadores de línea independiente" promovido desde el gobierno.

"El Frente Sandinista no es una organización promotora de debates. Es una estructura político-militar conformada en base a la experiencia de guerra donde no se discute con el enemigo, se le hace la guerra y se le destruye", añadió Cortés, en alusión al pasado guerrillero de ese partido que en 1979 derrocó la dictadura dinástica de cuatro décadas de la familia Somoza.

Casi desde la recuperación democrática y ya con Ortega en su primera presidencia, de 1985 a 1990, el FSLN tuvo que enfrentar a las fuerzas contrarrevolucionarias financiadas por Estados Unidos, conocidas como "Contra", en un conflicto que dejó más de 50.000 muertos.

Este mes, las autoridades nicaragüenses promovieron un foro donde hombres y mujeres de las oficinas de prensa del Estado junto a periodistas y personal técnico de medios de comunicación afines al gobierno se organizaron para "defender los logros de la Revolución Sandinista".

En el llamado Foro de Periodistas Sandinistas fueron declarados "enemigos" del gobierno los medios tradicionales y que mantienen una cobertura crítica. Con esa calificación se ubican, entre otros, los privados canales de televisión 2, 8, 10 y 12, las radios más antiguas y el diario La Prensa, de la familia Chamorro, todos ligados a asociaciones empresariales.

También fue ubicado en ese espectro El Nuevo Diario, de izquierda y nacido en el marco de la revolución sandinista en 1980, hoy identificado con la disidencia del partido de gobierno.

Sumado a esta política, el gobierno promovió la creación de una Red de Comunicadores de la Juventud Sandinista, para instruir a estudiantes universitarios y de secundaria "en la lucha contra los enemigos del pueblo", como se cataloga a los medios más antiguos, críticos a la administración de Ortega.

También organizaciones de trabajadores de la prensa señalan que el proyecto para modificar la ley que creó el Colegio de Periodistas de Nicaragua, a estudio del parlamento, prevé sancionar a quien ejerza la profesión sin la autorización de esa institución.

La mayor preocupación, según Roger Suárez, presidente de la derechista Asociación de Periodistas de Nicaragua, es que la propuesta provino de la diputada sandinista Martha Marina González.

"Ella propone que la aplicación de las medidas recaiga en miembros del Foro de Periodistas Sandinistas y de oficinas de prensa del gobierno", sostuvo Suárez.

La legisladora González negó la acusación y explicó que la propuesta sería consensuada con los periodistas de todas las organizaciones antes de su aprobación.

Para Cortés, las acciones del gobierno buscan "destruir" la credibilidad del ejercicio profesional del periodista "con el fin dirigido" de enfrentar a la ciudadanía ante los medios de comunicación críticos al sistema.

"Desde el momento que un sector gremial se pone un título y se apellida defensor de un partido, pierde su razón de ser, que es decir los hechos con rigurosidad y apegado a la realidad", añadió el editor de la revista Medios y Mensajes.

El analista e historiador Aldo Díaz Lacayo llamó este mes a los periodistas sandinistas a "exprimirse las neuronas para encontrar el equivalente de la propiedad de las frecuencias radioeléctricas en los medios escritos y garantizar el control de la palabra escrita".

Junto a Díaz Lacayo, otros funcionarios como el coordinador del FSLN en el parlamento, Edwin Castro y el procurador de Derechos Humanos, Omar Cabezas, han llamado a sus bases a "tomar acciones" contra los medios críticos al gobierno.

El mismo presidente Ortega y su esposa Murillo, durante una asamblea partidaria, calificaron a los medios de comunicación como "arma que tienen los enemigos".

Llamaron a la población "a contrarrestarlos" y Murillo proclamó ante los medios oficialistas que derrotarían a los adversarios "como lo hicimos con el somocismo".

Periodistas críticos de los medios tradicionales los acusan de provocar "una guerra de baja intensidad" para debilitar y derrocar al gobierno.

"Viven confrontados al presidente Ortega y no destacan sus logros sociales", comentó a IPS Roberto Larios, presidente de la Unión de Periodistas de Nicaragua, nacida en los años de guerra contra el somocismo y afín a la izquierda.

Para Larios, el concepto tradicional de periodista independiente que pregonan los medios tradicionales "ya no son acordes a las nuevas realidades".

"No concuerdo con lo que enseñan las universidades. Eso de ser incoloro, inodoro y apolítico no debería ser. El periodista es esencialmente un político que debe estar al lado de las mayorías y de las luchas populares", dijo en un foro de periodistas afines.

"Esos medios obedecen a una política informativa de confrontación y atacan al gobierno y sus proyectos porque perdieron los privilegios económicos que antes gozaban", acusó Larios.

El FSLN promovió desde el Congreso en 2006 una reforma fiscal de eliminación de exoneraciones, que antes beneficiaba la importación de materia prima sin impuestos para los medios tradicionales.

En 2007 el gobierno decidió suspender la pauta de publicidad en los medios no afines al sandinismo, y ahora controla el presupuesto de publicidad y lo distribuye a su criterio.

A criterio de periodistas de radio, la política de manejo del presupuesto funciona como una política de "premio y castigo".

"Más de 160 noticieros y espacios radiales han desaparecido, ahogados por la crisis y el embargo informativo y publicitario del gobierno", aseguró Suárez.

Este periodista también consideró que las reformas de la ley del Colegio de Periodistas que impulsa el sandinismo para regular el ejercicio profesional viola el derecho a la libertad de organización que gozan los nicaragüenses conforme a la Constitución.

"Nadie puede obligar a un periodista o un ciudadano a afiliarse a una organización partidaria, y aquí todos sabemos que el Colegio de Periodistas de Nicaragua está controlado por el gobierno", dijo a IPS Suárez, cuya Asociación tradicionalmente se ha identificado con los gobiernos de derecha y rechaza la ideología izquierdista del sandinismo.

Por su parte su colega Leonel Laguna, presidente del Colegio de Periodistas de Nicaragua, rechazó las acusaciones y aprovechó el momento que atraviesa la asociación "para llamar a la reflexión y a la moderación profesional".

"Nosotros, como Colegio, queremos la profesionalización del ejercicio profesional del gremio y no un control de los medios o periodistas", replicó Laguna. (FIN/IPS/jas/dm/cr ic ip lb/sl la/09)

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