La violencia contra las mujeres africanas aumentará a consecuencia de la crisis financiera mundial, alertó Mwila Chigaga, experta en género de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su sede de la capital de Etiopía.
En el mundo industrializado hay informes de primera mano sobre pérdidas de trabajos, ejecuciones judiciales y ciudadanos viviendo con su tarjeta de crédito en rojo.
De África se sabe que hay amenazas de cierres y reducción de personal en las minas de cobre de Zambia y en las de diamantes de Botswana. Pero las desigualdades de género impiden que se documente lo que ocurre con las mujeres en ese continente.
IPS dialogó con Chigaga sobre cómo prevé la OIT que afectará la crisis al sector obrero de África y a las mujeres en particular.
IPS: ¿En qué se diferencia el impacto de la crisis en África y en el Norte industrializado?
MWILA CHIGAGA: El panorama no se ha revelado plenamente porque la crisis está cobrando vida propia. Para analizar lo que sucede en África tenemos que remontarnos a la situación que existía antes de la crisis. En África ya tuvimos una profunda crisis económica y estamos lidiando con cuestiones de crecimiento económico, pobreza, VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia humana), desigualdad de género y discriminación. Así que todo esto tiene un impacto en cómo se desarrolla la crisis.
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En África, el sector formal es muy, muy pequeño, y el informal es enorme. La geografía de la desigualdad de género en África no es uniforme. Tenemos a África septentrional, donde hay muy pocas mujeres participando en el mercado laboral, ya sea formal o informal, desde antes de la crisis. Luego tenemos a África occidental, donde hay una enorme cantidad de mujeres en el sector informal. Pero esa región del continente, las cantidades de hombres que están en el sector informal también son mucho mayores que las de hombres en este sector en África austral. Todo esto influye en cómo se ve el impacto de la crisis financiera.
IPS: ¿Cuáles son algunas de las respuestas políticas que los gobiernos africanos deberían estar dando para amortiguar el efecto de la crisis tanto en hombres como en mujeres?
MC: El más grande desafío es que la mayoría de los gobiernos africanos no tienen fisco. Simplemente no tenemos esa clase de reservas o recursos para invertir en la clase de paquetes de estímulos en que están invirtiendo, por ejemplo, los países industrializados. Pero si dividimos estas respuestas políticas en las de corto y largo plazo, podemos llegar a alguna parte.
En el corto plazo necesitamos abordar el impacto de la crisis financiera en los hogares y en el plano individual. Si la gente no tiene un trabajo, necesita que los gobiernos consideren algún tipo de protección social, alguna forma de transferencia de dinero, que no necesariamente tiene que ser en efectivo.
Por ejemplo, sabemos que la mayoría de las mujeres están en el sector agrícola. Por lo tanto, los gobiernos podrían considerar la implementación de alguna clase de programa de acción afirmativa, a fin de que las mujeres tengan acceso a insumos agrícolas subsidiados, como semillas y fertilizantes.
Así tendríamos continuidad en términos de producción alimentaria, porque en África, una vez que esta crisis económica esté aparejada con la crisis alimentaria, el impacto será devastador.
IPS: Dado que, como usted mencionó, África ya estaba atravesando una crisis económica, ¿cómo se puede definir si el impacto que está experimentando ahora es resultado de esa crisis o de la actual?
MC: Muchas personas dicen que, como África está menos integrada en los mercados financieros mundiales, deberíamos tener más amortiguación. Pero si uno mira la economía política de África, ve que tenemos pocas inversiones extranjeras directas —pero que están mejorando—, que dependemos de la asistencia oficial al desarrollo y que somos economías exportadoras de materias primas.
Así, la interacción entre estos factores significa que naturalmente seremos afectados. Pero al mismo tiempo no tenemos una protección social institucionalizada. No tenemos beneficios por desempleo ni seguros de salud. Así que cuando el jefe de hogar pierde un ingreso no hay otro recurso, porque es el último recurso.
IPS: Si en África no se toma medidas, ¿cuáles serán los efectos inmediatos y a largo plazo?
MC: Todos hablan sobre el logro de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio. Obviamente veremos dificultades en su implementación. Mi preocupación es que, históricamente, en África no hemos integrado las cuestiones de género en las políticas. No hemos priorizado las cuestiones de igualdad de género y no hemos tomado en cuenta el triple rol de las mujeres: productivo, reproductivo y brindador de cuidados.
Uno de los impactos de la crisis será en el plano del individuo y la familia. Hay muchas mujeres fuera de la red. El gobierno no puede captarlas. Esto tendrá un efecto contundente en los hogares, en términos de malnutrición infantil y niños que desertarán de las escuelas, y éstas serán las peores manifestaciones de la crisis en África.
IPS: Usted planteó que debería haber políticas de acción afirmativa para las mujeres en el sector agrícola como respuesta clave a la crisis. ¿Por qué la agricultura y por qué las mujeres?
MC: Necesitamos fijarnos en dónde podemos lograr triunfos rápidos, dónde podemos crear trabajos en África. Y la agricultura es el sector donde podemos crear trabajos. Hasta ahora, si sacamos a las economías industrializadas, alrededor de 70-80 por ciento de las mujeres están en el sector agrícola. Si queremos preservar los puestos laborales existentes y crear otros en el corto plazo, tenemos que ir hacia donde están las mujeres, y trabajar con ellas en su "zona de confort", donde ya están trabajando.
IPS: ¿Por qué es probable que la crisis financiera mundial aumente la incidencia de la violencia de género?
MC: Cuando un hombre que es jefe de hogar pierde su trabajo, es devastador. Hay sentimientos de desesperanza, y nuestro sistema patriarcal dice que un hombre tiene que ser quien gane el pan. La tendencia es volcar la frustración en su pareja.
Las mujeres son muy adaptables. Hallarán maneras de ganar dinero. En tiempos de desesperación, las mujeres tenemos un mecanismo que nos permite hacer frente a las situaciones debido a nuestro rol de brindadoras de cuidados, así que estamos equipadas para eso. Los hombres no tienen ese mecanismo, así que empezaremos a ver que esa frustración sale y se manifiesta en términos de violencia en el hogar.