Una cooperativa habanera beneficiada por el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial se propone aumentar a corto plazo la producción de insecticidas naturales para abastecer a varias provincias de Cuba. La cooperativa Rosa Elena Simeón fabrica al menos seis variedades de insecticidas a partir de la semilla y la hoja del árbol de Nim (Azadirachta indica), que también contribuye a disminuir la desertificación y se considera un buen absorbente del dióxido de carbono.
«Con ese apoyo internacional podremos sembrar otras 150 hectáreas de Nim, lo que nos permitirá hacer crecer nuestras producciones y disponer incluso de cantidades para exportar», dijo a Tierramérica la presidenta de esa asociación campesina, Silvia Ibarra.
Los acaricidas que fabrican son efectivos para el control de plagas que atacan al ganado vacuno y porcino, entre otros usos, añadió.