Como si su cargo estuviera en juego, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, multiplica su presencia en mítines electorales, afiches, caravanas, inicio de obras, actos transmitidos por cadenas de radio y televisión o en publicitadas llamadas de medianoche a comités de su partido en remotos pueblitos.
Pero los 16,9 millones de venezolanos habilitados para votar no están convocados para el 23 de este mes para elegir presidente ni para decidir en un referéndum, sino que en esa fecha se renovarán las gobernaciones de 22 de los 23 estados en que se divide el país y 328 de sus 335 alcaldías.
En las elecciones locales de hace cuatro años, los seguidores del presidente ganaron 21 gobernaciones y unas 300 alcaldías, pero las encuestas y los analistas han recogido un cuadro político diferente para la confrontación dentro de 10 días.
"La oposición gana claramente en cuatro estados, entre ellos el petrolero Zulia (en el noroeste del país) y el industrial Carabobo (en el centro), y tiene una fuerte opción en otros cuatro", dijo a IPS Luis León, director de la firma encuestadora y de consultoría Datanálisis la indicar la intención de voto que recogen sus trabajos.
Oscar Schémel, de la encuestadora Hinterlaces, señaló a IPS que "en ocho de 14 estados donde hemos hecho sondeos es clara la opción por candidatos opuestos a Chávez".
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Por su parte, Saúl Cabrera, de la firma Consultores 21, estimó que opositores o disidentes del oficialismo pueden ganar hasta 10 gobernaciones, y Nelson Merentes, el ex ministro de Finanzas de Chávez que dirige la encuestadora Gis-XXI, comentó que en 16 estados las probabilidades de triunfo del oficialismo son "altas", en cuatro "medias", y en dos "bajas".
"Si quieres saber en cuáles estados el oficialismo anda mal, fíjate a dónde viaja Chávez", le sugirió a IPS el analista Eduardo Semtei, ex directivo del Consejo Nacional Electoral y ex director de la alcaldía mayor de Caracas. Semtei sostiene que estas elecciones "producirán una corrección estadística, pues la oposición, seguida por 40 por ciento del electorado, tiene apenas entre ocho y 10 por ciento de las gobernaciones y alcaldías".
El presidente Chávez, "con sus recorridos, nos está quitando el trabajo a los que hacemos proyecciones electorales", bromeó León, "ya que de alguna manera él marca claramente lo que ocurre desde el punto de vista numérico en todo el país".
El esquema se repite en los estados más reñidos: durante la mañana o al mediodía Chávez inaugura alguna obra o entrega becas o créditos y el acto se transmite por cadena de radio y televisión, y al caer la tarde encabeza, trepado sobre un camión-plataforma, alguna marcha o mítin con sus candidatos a la gobernación y a las alcaldías.
"Los que estén conmigo, voten por ", y menciona al aspirante, "porque nos estamos jugando el futuro de la revolución, del socialismo, de Venezuela, del gobierno y también el futuro de Hugo Chávez", repite el mandatario ante sus enfervorizados partidarios, que visten camisas rojas y gritan con frecuencia "¡Uh, ah, Chávez no se va!".
Chávez "ha tratado de polarizar y radicalizar todo el proceso, y se sabe el elemento catalizador en esa radicalización, es decir, actúa como si él fuera el único candidato en los estados y municipios", explicó León.
"La gente distingue a Chávez del chavismo. Por eso el presidente enfoca esta campaña en su figura y quiere convertir la elección en un plebiscito. Sus candidatos, sin ese apoyo, recibirían una paliza", opinó Semtei.
APOYO CON SEGUNDA INTENCIÓN
¿Por qué el presidente otorga un carácter crucial a estas elecciones regionales cuando todavía le quedan cuatro años de su segundo sexenio presidencial?, pregunta IPS el analista político Fausto Masó. "Porque Chávez quiere poder reelegirse indefinidamente y estas elecciones son cruciales para ese propósito", responde.
"Si Chávez gana, por ejemplo, 20 de las gobernaciones en juego y el espacio de la oposición se reduce, entonces planteará inmediatamente una reforma constitucional que le permita volver a ser candidato presidencial en 2012", apuntó Masó.
Según Semtei, los estrategas del oficialismo ya tienen preparada la consulta popular para esa reforma.
"Si, en cambio, la oposición gana ocho o nueve estados, entre ellos varios de los más poblados, y las alcaldías de las ciudades más importantes, entonces no sólo se complicará esa posibilidad para Chávez sino que, con fecha cierta de expiración de su mandato, surgirán cada vez más rivales y disidentes dentro del oficialismo", agregó Masó.
Después que fue reelegido en 2006 con 63 por ciento de votos, el mandatario impulsó una amplia reforma constitucional que incluía la posibilidad de su reelección indefinida, pero esa propuesta fue rechazada por 51 por ciento de los votantes en el referendo respectivo realizado el año pasado. Fue el primer revés electoral de Chávez en 12 consultas desde 1998.
LOS DISIDENTES
Entre los polos oficialista y opositor que han dirimido el poder político a lo largo de la última década, han surgido para estas elecciones regionales fórmulas de disidentes del "chavismo", que han dado mayor complejidad y colorido a la controversia, así como abierto vías para que el nuevo mapa político sea aún más multicolor.
El director del diario opositor Tal Cual, Teodoro Petkoff, advirtió que, "desde luego, cada disidencia es específica y se cometería un error si se las tomara como un conjunto único", pero aun así, en su opinión, "ello habla de la lenta, pero perceptible e irreversible decadencia del liderazgo de Chávez".
Las disidencias surgieron una vez que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hizo elecciones internas para escoger a sus abanderados y cuando varios líderes regionales rompieron con el partido alegando ventajismo o fraude hacia los favoritos del presidente.
Es que la jefatura partidaria en manos de Chávez se reservó la potestad de aceptar a los candidatos y ungir a uno de los tres más votados.
Esas escaramuzas llevaron al presidente a romper con dos pequeñas fuerzas de izquierda que lo siguieron durante una década, el Partido Comunista (PCV) y Patria Para Todos.
Varios de esos disidentes tienen opción de triunfo según las encuestas, comenzando por Julio César Reyes, alcalde de Barinas, capital del estado del mismo nombre en las llanuras del sudoeste, del que es oriundo el presidente. En ese distrito, su hermano, Adán Chávez (PSUV), aspira a suceder al padre de ambos, Hugo de los Reyes Chávez.
En Portuguesa, también llanuras del sudoeste, Bella Petrizzio, de Patria Para Todos, tiene opción de vencer a Wilmar Castro, abanderado del PSUV.
Y en Guárico, llanuras centrales, Lenny Manuitt, joven hija del gobernador Eduardo Manuitt, que había dejado Patria Para Todos para unirse al PSUV, volvió a su antiguo partido y enfrenta con buenos números en las encuestas al oficialista Willian Lara.
En el pequeño estado de Trujillo, en la occidental región de los Andes, Octaviano Mejías ganó las elecciones internas del PSUV, pero Chávez designó postulante al segundo más votado, Hugo Cabezas. Entonces, Mejías se decidió a competir bajo las banderas de Patria Para Todos y del PCV y lo hace con buena opción.
Chávez, quien ha llamado "asqueroso traidor", "vendepatria" y "contrarrevolucionario" a varios disidentes, y "golpista", "desgraciado" o "imbécil" a los opositores, ha amenazado con enviar a la cárcel a quien desconozca el triunfo de los suyos pues sus rivales, según declara, "se están preparando para cantar ¡fraude! y promover violencia y desestabilización".
En tal caso, evocó una frase suya según la cual "esta revolución es pacífica, pero armada", y dijo que no vacilaría en sacar tanques a la calle en Carabobo o desarrollar un plan militar en Zulia si la oposición pretende alzarse contra los resultados.
Los candidatos de oposición y disidentes han replicado que esas declaraciones de Chávez obedecen a que está leyendo las encuestas.
Más contemporizador, el presidente dijo en un mitin el miércoles que, "si la oposición gana en algún estado, yo seré el primero en reconocerlo".
