BIRMANIA: Un millón de sobrevivientes sin ayuda

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) no pudo llegar hasta ahora a más de un millón de sobrevivientes del ciclón Nargis que devastó el delta del Irrawaddy, en Birmania.

Funcionarios del foro mundial parecen estar abriéndose camino para ayudar a los millones de sobrevivientes del desastre que, el 3 de mayo, mató a entre 130.000 y 300.000 personas y afectó a entre 2,5 y 5,5 millones.

Desde que se desató el ciclón, la dictadura militar birmana emitió 180 visas para que personal de la ONU ingrese en el país de Asia sudoriental para asistir a los damnificados, según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) del foro mundial.

"Hubo algún progreso. Pero el personal internacional necesita un acceso más sostenido al delta", dijo esta semana a la prensa en Bangkok la portavoz de la OCAH, Amanda Pitt.

Paul Risley, portavoz de la división asiática del Programa Mundial de Alimentos (PMA), confirmó que hay más alimentos ingresando a la parte afectada del delta.
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"El PMA despachó 11.046 toneladas de alimentos a Myanmar (nombre que da la dictadura a Birmania), de los cuales 60 por ciento llegaron al pueblo", señaló.

Un obstáculo interpuesto por la junta birmana —que impide que los helicópteros de la agencia de alivio alimentario de la ONU enviar suministros— finalmente fue superado.

"Hay 10 helicópteros del PMA trabajando en Myanmar. Un helicóptero hace tres o cuatro rotaciones", según Risley.

Pero lejos de las conferencias de prensa semanales que ofrecen un informe de los avances del trabajo de la ONU en las áreas azotadas por el ciclón, surge un rostro diferente del foro mundial: el que refleja la frustración por los obstáculos burocráticos interpuestos en el camino de su misión humanitaria.

"Una burocracia innecesaria frena las operaciones diarias en circunstancias normales. Pero en el entorno post-ciclón, esa burocracia se vuelve un obstáculo para ayudar a la gente que lo necesita desesperadamente. Esto es intolerable y crea demoras de días", dijo a IPS un funcionario de la ONU que pidió mantenerse en el anonimato.

Esto confirma un alejamiento del compromiso que el general Than Shwe, hombre fuerte de la junta, hizo ante el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de permitir al foro un mayor acceso al delta.

"Me han alentado las discusiones con las autoridades de Myanmar en los últimos días", dijo Ban a la prensa en Bangkok el 25 de mayo, poco después de terminar su primera visita oficial a Birmania a fines de mayo.

"El general Than Shwe accedió a permitir que todos los trabajadores internacionales de asistencia operen libremente y sin estorbos", agregó.

Pero desde entonces, el gobierno no cumplió nada de lo prometido. Al parecer, la junta intenta que la misión humanitaria internacional enlentezca aun más su trabajo. Una reunión de alto nivel realizada el martes en Birmania entre representantes de la junta y funcionarios de la ONU estableció nuevas reglas de operación.

Ahora, la ONU y las agencias humanitarias internacionales involucradas en la ayuda deben obtener autorización de varios ministerios, entre ellos el de Comercio.

La condición no podría haber llegado en peor momento para los desesperados sobrevivientes. Un área inundada del tamaño de Austria ya es azotada por la primera oleada de lluvias de la temporada monzónica.

Entre quienes se verán doblemente afectados por el retraso en la entrega de asistencia están las embarazadas del delta.

"Muchas embarazadas no tienen lugar a donde ir a parir. Hay casi 35.000 en el delta, y al menos 100 dan a luz cada día", dijo William Ryan, portavoz del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

"Ahora estas mujeres tienen acceso insuficiente a asistentes de parto calificados, afrontan más demoras para llegar a los hospitales o centros médicos y no tienen seguridad de cuánto tiempo pasará hasta que sean atendidas, incluso cuando han llegado a esos lugares. Las instalaciones han sido dañadas y el acceso se ha vuelto más difícil", dijo Ryan en una entrevista.

"Además, su salud corre peligro por la falta de buena nutrición en las últimas semanas y al trauma de escapar del ciclón. Todo esto se sumará al riesgo de dar a luz", añadió.

Antes del ciclón, la mortalidad materna en Birmania era alarmante: unas 380 mujeres fallecían por cada 100.000 nacimientos.

El UNFPA espera que una cifra más precisa de la cantidad de embarazadas que necesitan ayuda una vez pronta la evaluación del área afectada, a fines de este mes.

La junta, en una concesión ante la presión internacional, permitió que un equipo de 250 personas —de las cuales 50 son de la ONU— pasen 10 días visitando el área afectada para medir el alcance de los daños y diseñar una respuesta coordinada de alivio y reconstrucción.

El acuerdo también incluye la participación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), un bloque regional de 10 miembros, uno de los cuales es Birmania.

La Asean, la ONU y representantes de la junta son parte de un grupo tripartito formado para dirigir los esfuerzos de asistencia posteriores al ciclón.

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