AMÉRICA LATINA: SELA propone nuevo ámbito para inclusión social

El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) impulsará un secretariado regional para la inclusión social, «a partir de la idea de que el desarrollo, para considerarse como tal, debe ser inclusivo», afirmó el nuevo secretario permanente del organismo, el mexicano José Rivera Banuet, en entrevista con IPS.

El secretariado "debe articular esfuerzos de gobiernos, organismos regionales, instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y otros agentes sociales, en intercambio de información sobre lo que se hace en política social en la región, logros, experiencias y propuestas para mejorar las condiciones de vida en América Latina y el Caribe", dijo Rivera.

Este economista de 61 años que se desempeñaba como subsecretario de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), fue ungido de modo unánime por el consejo ministerial del SELA, reunido este mes de abril, para que dirija hasta 2012 esa entidad que integran 26 estados latinoamericanos y caribeños.

Creado en 1975 con el propósito de impulsar la cooperación regional y coordinar posiciones ante foros económicos internacionales, el SELA fue el primer organismo regional que acogió a Cuba desde que su gobierno fue excluido del sistema interamericano en 1962.

Ahora que Ecuador replanteó la idea de una organización de estados latinoamericanos —para que los temas regionales se examinen sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, socios en la Organización de los Estados Americanos—, Rivera dice que cuando se habla de esa nueva entidad "se está describiendo al SELA, que ya existe desde hace 33 años"..

IPS: —¿En medio de qué iniciativas regionales quiere usted colocar al SELA?

Rivera: —El SELA puede ser un apoyo para el examen de las políticas en materia social y un impulso a la red de propuestas. Creemos que puede estructurar un secretariado de la inclusión social, a fin de que tengamos bases de datos, documentos, foros de reflexión, propuestas y proyectos al servicio de los países que lo integran. El desarrollo debe ser inclusivo y para ello deben oírse las voces de la gente, de los actores sociales.

—¿Cómo es que no ha servido la integración practicada hasta ahora?

Rivera: —La integración regional como está no satisface a nadie. Ha caminado con lentitud, con titubeos y retrocesos. Por ejemplo, la idea de un mercado común latinoamericano se activó hace 50 años, al mismo tiempo que Europa tenía la idea de crear un mercado común. Las muy distintas velocidades y avances están a la vista. Europa es una zona integrada sólida, con un andamiaje poderoso. Nosotros hemos debido buscar espacios de integración alternos para conseguir metas y ni siquiera tenemos un mecanismo regional de solución de controversias.

—¿El enfoque inclusivo de la integración se favorecerá por la presencia de más gobiernos de izquierda y centroizquierda en la región?

—Hay coincidencia en los distintos países de América Latina y el Caribe en que la integración debe ser el camino para plantear el desarrollo con equidad. La integración que se persigue ya no es sólo comercial, cubre diferentes ámbitos, diferentes dimensiones. Si podemos avanzar en materias como integración educativa, en programas regionales de alfabetización, de salud, de vivienda, de suficiencia alimentaria, estaremos hablando de una integración que tenga una dimensión distinta a la meramente comercial.

—Usted planteó al asumir la Secretaría que América Latina sigue siendo una región pobre y con muy poca equidad. Ahora bien, ¿tiene América Latina recursos para emprender la aventura de salir de esa situación y vencer la pobreza?

—Hay varios requisitos para reducir la pobreza. Pasan por el reto de la generación de empleos, que es la primera respuesta para atender los problemas de la pobreza. Y la generación de empleos se sustenta en la creación de inversiones y un comercio exterior más activo. En este sentido América Latina está actuando, pero habría que profundizar en estos esfuerzos para superar la pobreza que a todos nos afecta

—Pero, ¿hay recursos materiales y financieros en la región o necesariamente dependeremos de capitales y cooperación del exterior?

—La región por definición tiene abundancia de recursos naturales. Es privilegiada porque cuenta con energía, minerales, alimentos, recursos hidráulicos y otra serie de bases económicas para mejorar su condición actual. Se requiere de políticas públicas activas para la generación de empleos estables y bien remunerados, tema que con mayor o menor grado de intensidad promueven los gobiernos de la región.

—También pidió actuar con mayor vigor y coherencia en materias como finanzas, comercio y cohesión social. ¿Es una crítica que dirige a los esquemas de integración subregionales como la Comunidad Andina y el Mercado Común del Sur?

—Yo no diría una crítica, sino una propuesta constructiva para poder hablar de cómo se interrelacionan estos temas: qué tantas inversiones, en cuáles sectores, qué tanto comercio y en cuáles áreas queremos buscar, y cuáles políticas hacendarias deben estimularse para impactar positivamente en las necesidades de la gente. El SELA podría organizar una reunión de alto nivel en ese sentido, para buscar las interconexiones y evaluar los efectos para reducir la exclusión social.

—Otra propuesta suya es que además de fortalecer las relaciones tradicionales con América del Norte y Europa se tejan nuevas "alianzas productivas" con Rusia, China India y el sudeste asiático. ¿Qué son tales alianzas?

—Nuestros pensadores, los padres del pensamiento económico latinoamericano como (Raúl) Prebisch (1901-1986, el teórico argentino que guió entre 1950 y 1963 la Comisión Económica para América Latina, Cepal), que articuló la teoría del centro-periferia y la teoría de la dependencia, hablaban de la fatalidad de que los países en desarrollo exportábamos materias primas hacia los centros industrializados y adquiríamos a cambio manufacturas de esos países desarrollados.

Hoy estamos exportando materias primas hacia otros países en desarrollo, como lo son India y China. Las teorías de Prebisch y la Cepal explicaban y nos ayudaron a entender estos mecanismos de que exportábamos materias primas para comprarlas después, transformadas en los países desarrollados. Hoy lo estamos haciendo entre países en desarrollo, importamos sus manufacturas, lo cual quiere decir que habría una posibilidad, por ser países en desarrollo, de articularnos, de interrelacionarnos y establecer complementariedades y alianzas productivas. El SELA desarrollará proyectos y propuestas que permitan avanzar en esta dirección.

—En cuanto a mecanismos y métodos, ¿reactivaría el SELA los Comités de Acción, que antes integraban países miembros interesados en un tema determinado?

—Sí, hay un margen para reactivarlos. Hay áreas que para mí son evidentes, por ejemplo desarrollar un programa latinoamericano y caribeño para la industria del software; haría que la región avanzara significativamente en la economía del conocimiento, es decir en transformar nuestras estructuras productivas.

Otra de las áreas donde puede crearse un Comité de Acción es la de la protección de los conocimientos tradicionales. Por ejemplo, la herbolaria o medicina natural que existe en muchos de nuestros países con frecuencia es manejada, transformada y comercializada por grandes empresas mundiales y los países que por siglos descubrieron, utilizaron y desarrollaron esta medicina natural no tienen forma de proteger esta herencia milenaria. Tendríamos que unirnos varios de nuestros países, intercambiar experiencias y generar iniciativas con las cuales proteger nuestros recursos.

Otra propuesta es la de nuevas o complementarias modalidades de trabajo. Por ejemplo, si dos o más países quieren hacer programas de cooperación o profundizar sus esquemas de integración, que encuentren en el SELA un espacio, un ámbito para consultas informales, sin que necesariamente se generen compromisos para todos, obligaciones, resoluciones o se requiera el voto de los 26 miembros.

—Una agenda así, atractiva y ambiciosa, requiere recursos para desarrollarla. ¿Cómo hacer para que el SELA tenga a mano los recursos si ha tenido siempre países morosos?

—El SELA es un organismo intergubernamental de 26 países latinoamericanos y caribeños. Estamos seguros de que hay interés por fortalecer la institucionalidad regional, por lo que llegarán recursos seguramente. Con el tiempo se irá resolviendo lo que hace a su insuficiencia financiera.

—¿Hay razones entonces para ser optimistas?

—Sí. Yo soy optimista en el futuro del SELA porque ha brindado y sigue brindando un servicio efectivo a la región.

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