FORO ECONÓMICO MUNDIAL: Derechos humanos acosados por Occidente

Los titiriteros de la política mundial y la seguridad trataron de buscar, sin éxito, «una respuesta global al terrorismo» en la 37 sesión del Foro Económico Mundial (FEM), iniciado el miércoles y que finalizará este domingo en la localidad turística suiza de Davos.

Surgieron varias diferencias al momento de tratar la cuestión de las estrategias a seguir para librar una batalla que, para muchos, viola cada vez más reiteradamente los derechos humanos.

"Tenemos que equilibrar la balanza, sino corremos el riesgo de caer en respuestas autoritarias que socavarían la libertad y los derechos fundamentales consagrados en la Declaración Universal" de los Derechos Humanos, alertó David Cameron, líder del británico Partido Conservador.

El terrorismo ocupó un lugar central en la agenda de este año del FEM, por entender que es una de las principales amenazas a la seguridad internacional y se ubica entre los 23 riesgos que requieren una acción internacional coordinada.

En uno de los debates, centrado exclusivamente en lo que debería ser "una respuesta global al terrorismo", el FEM preguntó a un equipo de panelistas si había una coordinación adecuada entre las agencias nacionales e internacionales de inteligencia para identificar y eliminar células terroristas.
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El panel está integrado por el responsable del Departamento (ministerio) de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Michael Chertoff, el coordinador de acciones antiterroristas de la Unión Europea, Gijs M. de Vries, el primer ministro pakistaní Shaukat Aziz y el líder del Partido Conservador británico.

Ese grupo también se preguntó si las instituciones internacionales debían participar más activamente en la creación de un clima adecuado para evitar la incorporación de ciudadanos a las organizaciones terroristas.

Otro asunto importante que quiso saber el FEM, que congrega a comienzos de cada año a la elite mundial de gobernantes y empresarios, fue si "las sociedades occidentales estaban preparadas para aceptar un mayor compromiso entre seguridad y libertades individuales", lo cual sugiere de hecho que no sería tan malo suspender derechos civiles y humanos en aras de garantizar la seguridad

Aziz hizo un contundente reclamo acerca de que el terrorismo no podía vencerse sin atacar por todos los frentes a las "causas de raíz" del problema. El gobernante llegó al encuentro sometido a presiones por denuncias periodísticas acerca de que agencias de inteligencia bajo su mando asesorarían e instigarían a combatientes del movimiento islamista Talibán en Afganistán,

El primer ministro se refirió a los problemas en "Medio Oriente, Palestina, Líbano e Iraq" como "fuentes" que engendran terrorismo, al tiempo que arguyó que su gobierno no trata de salirse de las fuertes respuestas coordinadas en materia de seguridad.

Además responsabilizó al gobierno afgano por no ordenar su propia casa y lidiar con el problema Talibán, a la vez que accedió a una acción internacional coordinada.

Cameron declaró que se iba a poner de acuerdo con el primer ministro Aziz en que las causas del terrorismo, así sean injusticias que se perciben como tal o violaciones de los derechos básicos, debe tratarse en pie de guerra.

"La naturaleza del terrorismo de hoy es diferente al que causó el IRA (Ejército Republicano Irlandés) u otras organizaciones de ese tipo hace años", señaló.

"Los terroristas ahora quieren matar a la mayor cantidad de gente posible", sostuvo.

"Es un terrorismo de otro orden", indicó Cameron, y arguyó que "hay grandes cambios en Estados Unidos, Gran Bretaña y Pakistán" para hacerle frente.

Pero repitió que es importante que "equilibremos la balanza" entre respuestas extremas y el respeto de los derecho humanos, haciéndose eco de las perspectivas expresadas por expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la materia acerca de que las operaciones antiterroristas erosionan esos derechos.

Es claro que es necesario centrarse en las causas "ideológicas", entre otras, incluidas las que derivan de la pobreza, señaló el líder británico, y subrayó que tiene que haber "cierta claridad" en los objetivos planteados para enfrentar al terrorismo, una postura que parece diferir de la de su actual gobierno, a favor de una respuesta de línea dura contra el terrorismo y sus responsables.

En franca oposición con los argumentos del primer ministro pakistaní y, de alguna forma, del líder británico, Estados Unidos, que llevó la llamada "guerra contra el terrorismo" a nuevas alturas, asumió la postura de que no hay nada malo en adoptar respuestas de mano dura.

El ministro de Seguridad Nacional estadounidense, Michael Chertoff, arguyó con vehemencia que "la complejidad del terrorismo internacional" requiere respuestas extraordinarias.

Pero prefirió evitar algunos asuntos vinculados a derechos humanos y debilitamiento de las libertades fundamentales como detenciones arbitrarias, prisiones secretas y el uso de la tortura para obtener información.

El coordinador de acciones antiterroristas de la Unión Europea, Gijs M. de Vries, adoptó una posición intermedia entre respuestas que usan la tecnología y otras que pretenden garantizar la seguridad, por un lado, y sanciones legales adecuadas para garantizar que no haya una violación flagrante de los derechos fundamentales de los ciudadanos, por otro.

De Vries urgió a los presentes en la sesión a que promovieran ante sus gobiernos la importancia de ratificar la Convención de la ONU contra el terrorismo, señalando que el problema debía afrontarse mediante acciones internacionales coordinadas.

El coordinador de la Unión Europea también se refirió a la necesidad de fortalecer el régimen de no proliferación para asegurar que las armas de destrucción masiva no caigan en manos terroristas.

El panel también subrayó la importancia de las nuevas técnicas biométricas y huellas digitales para luchar contra el terrorismo. Pero no hubo mucho consenso entre la utilidad de las bases de datos nacionales e internacionales para rastrear información vital de los ciudadanos.

Finalmente la discusión entró en el difícil terreno de las técnicas de "soft power" y "hard power" ("poder blando" y "poder duro") para luchar contra el terrorismo.

El especialista de la Universidad de Harvard Joseph Nye, quien acuñó el término "poder blando" para subrayar la importancia de incidir en las mentes y espíritus de los terroristas, preguntó a los panelistas si se estaba prestando la suficiente atención a la adopción de diferentes técnicas para moderar el impacto de las operaciones contraterroristas.

Una vez más, no hubo un claro consenso entre los panelistas respecto a la adopción de una combinación de estrategias, en vez de optar sólo por la "seguridad" y la tecnología para combatir ese flagelo.

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