AMBIENTE-AMÉRICA LATINA: Alerta por celulares en desuso

Pese a que la telefonía móvil registró un crecimiento exponencial en América Latina, la región no tiene políticas integrales para el tratamiento de los equipos en desuso, que son fabricados con materiales tóxicos para el ambiente y la salud de las personas.

Según un estudio del 21 de agosto de la consultora LatinPanel, 70 por ciento de la población latinoamericana tiene un teléfono celular. Entre los países con mayor penetración de esta tecnología se destacan Colombia (90 por ciento), Venezuela (89 por ciento), Chile (87 por ciento) y Bolivia (82 por ciento).

En la región no existen enormes vertederos de basura electrónica proveniente de países desarrollados —como sucede en China y Pakistán—, pero el explosivo aumento de los teléfonos móviles ya comienza a preocupar a las autoridades.

Cada vez son más las personas que desechan sus celulares antes que concluya su vida útil, motivadas principalmente por los adelantos tecnológicos. Los teléfonos "viejos" son entregados a familiares o amigos, o guardados indefinidamente en los hogares. Sin embargo, en muchos casos los equipos en desuso terminan en vertederos tradicionales por falta de normativa e información.

Todavía son aisladas las experiencias de reaprovechamiento o reciclaje de celulares, impulsadas en gran medida por organizaciones benéficas, que derivan los productos a empresas especializadas. Sólo algunos operadores de telefonía móvil tienen programas de devolución de equipos.

Colombia es el único país que apuesta a campañas masivas. A comienzos de este mes, el gobierno de Álvaro Uribe y las empresas del rubro firmaron un acuerdo para recoger los teléfonos en desuso y enviar aquellos que no se pueden manejar localmente a Europa, donde existe mejor tecnología en reciclaje y destrucción de desechos tóxicos.

En México, 40 de cada 100 habitantes son usuarios de telefonía celular, lo que equivale a 40 millones de personas. El primer diagnóstico de los residuos electrónicos en el país apenas estará disponible a comienzos de 2007, y es sobre esa base que se espera formular un plan de tratamiento, informó a Tierramérica Mario Yarto, coordinador del estudio en el estatal Instituto Nacional de Ecología de México.

Por ahora sólo existe una ley general de gestión de residuos de 2003, que incluye un procedimiento especial para los desechos tecnológicos. Pero aún no está reglamentada, por lo que los celulares llegan a los rellenos sanitarios comunes.

En Brasil existen 93 millones de celulares, uno por cada dos habitantes. Ahí está vigente una resolución del Consejo Nacional del Medio Ambiente (Conama) que obliga a los fabricantes a recoger y dar un destino adecuado a pilas y baterías que tengan metales tóxicos por encima de límites considerados peligrosos para la salud, como cadmio, plomo, níquel y óxido de mercurio.

Sin embargo, Marcelo Furtado, de la campaña de residuos tóxicos de Greenpeace Brasil, dijo a Tierramérica que la norma no es cumplida, ya que el volumen de baterías producido es muy superior al recogido.

El experto aseguró que el consumidor no siempre sabe lo que puede botar o devolver a los fabricantes ni tiene claro dónde debe depositarlo. Por esto se requiere que los teléfonos indiquen visiblemente sus componentes y se dispongan lugares de recolección. Actualmente, el gobierno brasileño elabora una política nacional de residuos sólidos, que será presentada al Congreso como proyecto de ley y que deberá actualizar y regular los distintos desechos electrónicos, incluyendo los celulares.

En Chile, donde existen 11 millones de celulares, no hay leyes que obliguen a las empresas a reciclar sus excedentes electrónicos, aunque la gubernamental Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) comentó a Tierramérica que la creación de una norma está dentro de su agenda de trabajo.

El año pasado entró en vigencia un reglamento para el manejo de residuos peligrosos, que es un paso adelante pero no soluciona el problema de fondo. Hoy, el reciclaje de productos electrónicos depende principalmente de la iniciativa privada.

No obstante, a comienzos de este año el municipio de Vitacura, uno de los más acaudalados de la capital chilena, inició un pionero plan de reciclaje de aparatos electrónicos.

Recycla es la única empresa en Chile que se preocupa del destino final de estos equipos, entregando las baterías de celulares a Hidronor, compañía local dedicada al manejo de desechos peligrosos. Los componentes que no pueden ser reutilizados ni reciclados en el país son exportados a Europa para ser fundidos en empresas especializadas.

Mauricio Núñez, de Recycla, dijo a Tierramérica que "se debe legislar" como en Europa o Estados Unidos, "donde las empresas que venden un artículo se preocupan de recibir o reciclar el que queda obsoleto".

Según Núñez, en el país existen varios basurales clandestinos y empresas que aseguran reciclar aparatos electrónicos, "lo cual no es verdad".

"Sé que en una parcela ubicada en Hijuelas (quinta región) una persona natural tiene más de 10.000 baterías de celulares sin querer hacerse cargo de su destino final", denunció.

* La autora es corresponsal de IPS. Con aportes de Mario Osava (Brasil) y Diego Cevallos (México). Este artículo fue publicado originalmente el 26 de agosto por la red latinoamericana de Tierramérica.

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