ESTADOS UNIDOS: Posada Carriles, sorpresivo e incómodo huésped

La sorpresiva llegada a Estados Unidos del cubano Luis Posada Carriles, autor confeso de varios atentados con bomba, puso una vez más en cuestión la credibilidad de la campaña del gobierno contra el terrorismo internacional.

El anticastrista Posada Carriles es el principal sospechoso de la explosión de un avión de la compañía Cubana de Aviación en octubre de 1976, que mató a 73 personas entre tripulantes y pasajeros, incluyendo adolescentes del equipo nacional de esgrima cubano.

Éste es considerado el primer atentado terrorista confirmado contra una aerolínea comercial.

Posada Carriles, quien se había nacionalizado venezolano, fue detenido y procesado en ese país, pero escapó en 1985 en circunstancias confusas cuando aguardaba su condena en la Penitenciaría General ubicada a 40 kilómetros de Caracas.

En 2004, Posada Carriles fue arrestado y condenado a ocho años de prisión por un tribunal panameño, que lo encontró culpable de un complot para asesinar al presidente cubano Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana realizada en ese país en 2000.

Pero fue indultado en septiembre pasado por la entonces presidenta Mireya Moscoso, y luego se trasladó a Honduras.

A fines de marzo llegó a Miami, donde solicitó asilo político el 12 de abril. Esto puso en una situación incómoda al gobierno de George W. Bush, afín a los anticastristas pero enfrascado en una cruzada mundial contra el terrorismo.

”Esta es una prueba del compromiso de Bush en la lucha contra el terrorismo”, dijo a IPS Peter Kornbluh, del no gubernamental Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) de la Universidad George Washington.

El NSA divulgó esta semana una serie de documentos desclasificados con detalles de las actividades de Posada Carrilles y sus pasados vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Castro exigió el lunes a Washington que explique cómo el disidente cubano pudo ingresar a territorio estadounidense.

”La credibilidad estadounidense ya se erosionó en las seis semanas transcurridas desde que Posada Carriles llegó a Estados Unidos sin que el gobierno hiciera nada”, dijo Kornbluh.

El anticastrista participó en 1961 en la frustrada invasión a la cubana bahía de Cochinos, apoyada por la CIA.

Entrevistado por el diario estadounidense The New York Times hace siete años, Posada Carriles admitió haber organizado varios atentados en La Habana en 1997, en los que murió un turista italiano y resultaron heridas a 11 personas,

Además, estuvo involucrado en los años 80 en las operaciones de venta clandestina de armas a la insurgencia armada contra el gobierno izquierdista de Nicaragua, denominada ”la Contra”.

Una portavoz del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en Miami indicó a IPS que Posada Carriles no fue sometido aún a interrogado debido a que ”no se ha emitido ninguna orden de detención contra él”.

”Sí hay interés en hablar con él, pero no tenemos jurisdicción si no contamos con una orden de detención”, afirmó.

Se espera que Venezuela envíe oficialmente un pedido de detención temporal este viernes o el próximo lunes, según fuentes de la embajada venezolana en Estados Unidos. Luego, Caracas emitiría el pedido de extradición.

La Corte Suprema de Venezuela señaló esta semana que Posada Carriles es ”autor o cómplice de homicidio” y que ”debe ser extraditado y juzgado”.

No está claro aún cómo reaccionará el gobierno de Bush, cuyas relaciones con el presidente venezolano Hugo Chávez son conflictivas. Algunos analistas están seguros de que Posadas Carriles no será deportado.

En 1990, el entonces presidente estadounidense George Bush, padre del actual mandatario, liberó a Orlando Bosch, también responsable del ataque al avión de pasajeros cubano, desautorizando así al Departamento de Justicia (fiscalía general, de rango ministerial), que apoyaba su extradición.

”Creo que están tratando de persuadirlo para que abandone el país, pero no sé si lo lograrán”, sostuvo Wayne Smith, especialista en asuntos cubanos del independiente Centro de Política Internacional, con sede en Washington.

Por ahora, el gobierno de Estados Unidos asegura no tener idea de dónde está Posada Carriles.

El asistente del secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roger Noriega, afirmó esta semana que la versión de que el anticastrista estaba en territorio estadounidense era una ”invención”.

Noriega parecía ignorar que el propio abogado del hombre buscado, Eduardo Soto, había confirmado que se encontraba en el país.

Por su parte, Bosch dijo en una entrevista para una radio de Miami que estaba seguro de que Posada Carriles estaba en Estados Unidos y tenía confianza en que obtendría el asilo político.

”En lo que tiene que ver con dónde se encuentra, lo justo es decir que no sabemos”, dijo el lunes el portavoz del Departamento de Estado (cancillería), Tom Casey, quien no quiso calificar a Posada Carriles de ”terrorista”.

El disidente cubano, de 77 años, se integró al ejército estadounidense en 1963 y fue reclutado luego por la CIA, que lo entrenó en el uso de explosivos y demoliciones, según NSA.

Los documentos de la CIA publicados en el sitio en Internet de NSA demuestran que trabajó para la agencia hasta 1974.

No obstante, mantuvo sus contactos con la CIA hasta junio de 1976, tres meses antes del atentado contra el avión cubano.

Otro documento de la CIA, de 1972, confirma que Posadas Carriles fue jefe de la brigadas de explosivos de la agencia de inteligencia venezolana DISIP y que estuvo vinculado con la mafia de Miami.

Documentos del FBI de 1965 obtenidos por NSA demuestran su participación en una serie de complots que incluían sabotajes y atentados con explosivos. También confirman sus contactos con el líder anticastrista Jorge Mas Canosa, creador de la Fundación Nacional Cubano Americana.

Los archivos revelan su responsabilidad en planes, finalmente frustrados, para hacer estallar barcos cubanos o soviéticos en el puerto de la oriental ciudad mexicana de Veracruz, así como para destruir una biblioteca soviética en la capital de México.

Un documento lo señala como partícipe de un complot para derrocar al gobierno de Guatemala, plan frustrado luego de que agentes de Aduanas de Estados Unidos descubrieran un contrabando de cargamentos, destinado a ese fin, que incluía explosivos y napalm. Por entonces, Posada Carriles trabajaba para la CIA.

En un cable de la oficina del FBI en Venezuela poco después del atentado contra Cubana de Aviación, un informante señala a Posada Carriles y a Bosch como los responsables.

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