SALUD-VENEZUELA: La crisis sube, el sexo baja

Los venezolanos hacen el amor cada vez con menos frecuencia y los trastornos sexuales y de pareja se incrementaron en los últimos años, a medida que se profundizó la crisis económica, política y social en el país, según especialistas.

La Unidad de Terapia y Educación Sexual, una entidad privada de Caracas, ”registra un crecimiento de la discordia marital y una caída de la frecuencia de la actividad sexual en las parejas de venezolanos”, dijo a IPS su director, el psiquiatra Rubén Hernández.

En las consultas, ”cada vez es más frecuente recibir a parejas que no han sostenido relaciones íntimas en los últimos seis meses”, aseveró el experto.

En un estudio sobre conductas sexuales en los últimos 10 años, la Unidad que dirige Hernández siguió 1.343 casos de pacientes hombres, 35 por ciento de los cuales presentaron eyaculación precoz, 24 por ciento disfunción eréctil, 18 por ciento discordia marital y 16 por ciento trastornos del deseo y parafilias.

A su vez, entre las 1.514 mujeres estudiadas se ubicó a 28 por ciento de ellas como pacientes de discordia marital, 22 por ciento con disfunción orgásmica, 18 por ciento con trastornos de deseo, 12 por ciento con disfunción sexual general y siete por ciento con vaginismo (contracción involuntaria de los músculos perivaginales).

Hernández afirmó que ”todas estas disfunciones son avivadas por las carencias sociales y económicas, como la falta de vivienda y el desempleo, y la irritabilidad, la incertidumbre, el estrés y la depresión asociadas a la crisis política”.

Los indicadores sociales y económicos aludidos muestran el tamaño de esas carencias: En un país de 25 millones de habitantes y 6,5 millones de hogares, hay un déficit estimado de 1,5 millones de viviendas.

Por eso decenas de miles de parejas jóvenes viven con sus padres y el hacinamiento es una causa de violencia intrafamiliar, según los criminólogos Elio Gómez Grillo y Marcos Tarre.

El desempleo abierto afecta a 17 por ciento de la población activa, en tanto más de la mitad de quienes trabajan lo hacen en el sector informal de la economía, de acuerdo con estadísticas oficiales.

Según la opositora Confederación de Trabajadores de Venezuela, la mitad de los asalariados devengan apenas el sueldo mínimo, de 156 dólares mensuales, en tanto la canasta alimentaria básica cuesta 170 dólares.

”Los fenómenos a los que aludimos se presentan en todos los estratos sociales, en los diferentes grupos etarios de adultos y en todas las regiones del país”, precisó Hernández.

La ginecóloga Marisela Díaz dijo en un congreso de sexología, esta semana en Caracas, que ”la situación de angustia constante en que viven los venezolanos influye de manera determinante en la caída de la líbido” y, más allá de la crisis económica, ”el estrés está en todos”. ”El poco deseo sexual no es un rasgo característico de las clases más bajas”, apuntó.

Por su parte, Ricardo Szemat, jefe de Urología y Medicina Sexual en el hospital estatal El Llanito, en el este de Caracas, dijo que el seguimiento realizado a 12.000 hombres mostró que la mitad de los mayores de 40 años tiene disfunción eréctil, ”pero también 30 por ciento de los jóvenes entre 20 y 30 años han tenido ese problema”.

La psicóloga clínica Felicitas Kort, a su vez, expuso que los venezolanos ”enfrentados a duras condiciones de calidad de vida, más la inseguridad, son empujados a una suerte de montaña rusa con picos de ansiedad”. ”La frustración, depresión e irritabilidad terminan por darnos náuseas emocionales”, explicó.

El investigador canadiense Pierre Assalian asegura en su estudio que la depresión, en el caso de los hombres, va de la mano con la disfunción eréctil. ”Entre 45 y 90 por ciento de los varones deprimidos sufren disfunción eréctil y viceversa, quienes padecen la disfunción se deprimen”, explicó.

Según Kort, la depresión es inducida ”por querer abarcar más de lo que humanamente podemos afrontar. Estos tiempos que hemos vivido, con la gente en la calle marchando, manifestaciones de cólera y de enfrentamiento, hacen que la gente se sienta atropellada social, política y económicamente, es decir, abrumada”.

”Del uno a 10, el venezolano se encuentra en el nivel ocho en la escala de depresión”, sentenció.

Desde fines de 2001, decenas de grandes marchas han recorrido Caracas y otras ciudades, en contra y a favor del presidente Hugo Chávez, buscando los opositores su renuncia y los oficialistas apuntalar su proyecto de revolución bolivariana.

Picos de la crisis han sido la huelga general del 10 de diciembre de 2001, el golpe de estado de abril de 2002, desencadenado tras una marcha de centenares de miles de opositores que trató de llegar a la sede del gobierno y donde murieron 19 personas en tiroteos, y el paro empresarial y sindical de diciembre de 2002 y enero de 2003, que detuvo la industria petrolera y redujo el suministro de gas y alimentos.

La mayoría de los medios de comunicación, y sobre todo las emisoras privadas de televisión, militan activamente del lado opositor, y una respuesta oficial son las frecuentes cadenas de radio y televisión para casi forzar a los ciudadanos a escuchar discursos de Chávez.

Oficialismo y oposición se encaminan hacia un ”choque de trenes” electoral el 15 de agosto, cuando los venezolanos decidirán en un referendo si revocan el mandato de Chávez o por el contrario lo ratifican como presidente hasta enero de 2007.

”Para el venezolano común todo esto se vuelve un círculo vicioso de tribulaciones, económicas, sociales y políticas, sin que le queden tiempo o ganas para él mismo y para su pareja”, sostiene Hernández.

Kort aconseja ”respirar, hacer una pausa; escuchar, comprender al otro; calmar las emociones callejeras desproporcionadas y perdonar; y, sobre todo, darnos una tregua diaria y dejar todas esas preocupaciones en la mesita de noche”.

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