Demora de planes económicos aumenta las vulnerabilidades en Cuba

Clientes permanecen en una fila ante una panadería estatal en la Habana donde se vende el producto de manera racionada. Dificultades en la llegada de barcos con trigo afectaron la oferta de este alimento básico en varias provincias de Cuba. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – El persistente desequilibrio macroeconómico y la inflación además de impedir una mejora de las condiciones de vida de buena parte de la población en Cuba, aumenta la situación de vulnerabilidad de numerosas familias, sobre todo de personas adultas mayores y pensionadas.

La crónica escasez y escalada en los precios de los alimentos, bienes esenciales y algunos servicios mengua el poder adquisitivo de salarios y pensiones, al igual que la capacidad de ahorro para enfrentar actividades como la compra de materiales para reparar o construir viviendas.

Ello en un país con un tercio de su fondo habitacional catalogado de regular y mal estado, más vulnerable ante fenómenos climatológicos como huracanes y lluvias cuya intensidad y poder destructivo tenderá a incrementarse por el cambio climático.

“Hay una situación compleja de estanflación, que es estancamiento e inflación, donde la desigualdad se incrementa, dado que una gran parte de los 1,7 millones de jubilados no le alcanza lo que reciben para pagar los precios de los alimentos”: Omar Everleny Pérez Villanueva.

Déficit de medicamentos, dificultades con la transportación y el suministro eléctrico debido a la crisis de combustible y el apreciable incremento de robos y hechos de violencia reportados a través de plataformas digitales y medios de prensa alternativos, añaden tensiones al contexto interno en este país insular del Caribe de 11 millones de habitantes.

Algunas compradoras adquieren tomates en un puesto callejero en un barrio de La Habana. Decenas de medidas gubernamentales en el último lustro fracasaron en multiplicar las cosechas en un país que debe importar de 70 a 80 % de los alimentos que consume. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Plan de estabilización pendiente

El plan de estabilización anunciado a fines de 2022 apuntaría, esencialmente, a reducir la elevada inflación y la depreciación del peso cubano en el mercado informal, en medio de una economía parcialmente dolarizada.

“Creo que la situación económica de deterioro de los últimos meses pudiera ser una de las variables que ha demorado el plan. No significa que se haya detenido el proceso, porque los diferentes grupos que tributan hacia la conformación de las tareas continúan activos y reuniéndose”, opinó el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.

Al conversar con IPS, el experto recordó que confluyen, entre múltiples factores, la persistencia de apagones, y escasez de combustibles y alimentos básicos como arroz, azúcar, huevos y hasta del pan normado de 80 gramos que se vende diariamente a la población, por la intermitente llegada de barcos con trigo.

“En semanas recientes pasamos varios días sin pan. Decían que por falta de harina de trigo o de electricidad. Es a veces lo único que uno desayuna, con un trago de café. Y me es imposible comprarlo en establecimientos privados, por su precio”, dijo a IPS María Caridad Brito, una jubilada de 70 años residente en la oriental ciudad de Holguín.

“Hay una situación compleja de estanflación, que es estancamiento e inflación, donde la desigualdad se incrementa, dado que a una gran parte de los 1,7 millones de jubilados no le alcanza lo que reciben para pagar los alimentos”, agregó Pérez Villanueva.

El experto ha calculado que el costo de la vida de una persona en Cuba, e incluso para que una familia de dos miembros enfrente gastos elementales, se ubica en unos 267 dólares mensuales.

El salario medio mensual aquí es el equivalente a unos 35 dólares y las pensiones en su mayoría no sobrepasan los 17 dólares, teniendo como referencia la tasa oficial. Pero la tasa del mercado informal, que sirve como pauta para la formación de varios precios, reduce ambos ingresos a poco más de 20 dólares y 10 dólares, respectivamente.

Este país insular caribeño es considerado de alto desarrollo humano y baja pobreza multidimensional, índice que contempla como dimensiones del bienestar la salud, educación y nivel de vida, más allá del factor monetario que coloca en un segundo plano.

Se reconoce la incidencia negativa en dicho índice de indicadores como acceso a saneamiento adecuado, tenencia de activos y condiciones de la vivienda.

El primer Informe Nacional Voluntario sobre la implementación de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible, presentado en 2021 a las Naciones Unidas, subrayó que “una potencial privación monetaria o material no impide el acceso, disfrute y resultados superiores en áreas como educación, salud, trabajo, impactos ambientales, condiciones de vida, seguridad y asistencia social y otras dimensiones del desarrollo humano”.

Sin embargo, investigadores estiman que alrededor de un tercio de la población cubana vive con pobreza de ingresos, y han alertado sobre un incremento de la precarización de los indicadores del nivel de vida de las familias provocado por las deficiencias del modelo económico, el embargo estadounidense y los efectos de la covid.

Un trabajador labora en una plantación de maíz en la periferia de la capital cubana. Aprobados en 2011, las autoridades reconocen que siguen sin avances los lineamientos relacionados con el sistema de insumos, la implementación de la política de comercialización de productos agropecuarios, el perfeccionamiento de la ganadería, el programa forestal y la recuperación de la producción cañera. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Precios de alimentos al alza

Los datos oficiales indican que de enero a abril la inflación acumulada fue de 11,39 %, mientras el dato interanual (desde abril de 2022) creció 45,5 %. Otros estudios observan tasas superiores.

Las autoridades reconocen que en la deficitaria producción de alimentos y sus elevados precios se concentra el principal impacto inflacionario.

Las estadísticas de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) señalan un crecimiento interanual de 70,67% en el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas, índice que solo toma en cuenta los valores del mercado formal.

Parte de la ciudadanía debe satisfacer necesidades de consumo en el ámbito informal, con ofertas de bienes escasos a precios más altos.

En mayo, al intervenir ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el unicameral parlamento local, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, vaticinó que en 2023 la inflación superará 40 %, casi similar a la registrada en 2022.

“Compras algo y la semana próxima ya cuesta más caro. He ido prescindiendo de muchos productos, porque la pensión alcanza apenas para pagar facturas, los medicamentos y lo que viene por la libreta (pequeña cantidad de alimentos que vende el gobierno mediante una cartilla de racionamiento)”, comentó a IPS Floralia Ramos, otra jubilada de 68 años residente en La Habana.

Decenas de medidas gubernamentales en el último lustro no han podido multiplicar las cosechas en un país que debe importar de 70 a 80 % de los alimentos que necesita.

En lo que va de 2023 las producciones de tubérculos, hortalizas, huevos, leche, arroz, granos y otros renglones agropecuarios son inferiores a las del año anterior, reconocen autoridades.

Un caso sintomático es el de la carne de cerdo, esencial en la dieta nacional. Las estadísticas indican que si en 2017 se entregaron a la industria casi 200 000 toneladas, esa producción bajó a 8100 toneladas en 2022, apenas 4 %, atribuido principalmente a las dificultades financieras para importar piensos.

En la actualidad una libra de ese alimento puede adquirirse por el equivalente a 2,40 dólares, prohibitivo para personas con pensiones y familias con magros ingresos.

Pasajeros abordan un microbús de fabricación rusa, de los empleados en el trasporte público en la capital cubana. El economista Omar Everleny Pérez Villanueva llamó la atención sobre los efectos adversos de la demora del plan de estabilización macroeconómica en la emigración, sobre todo de jóvenes y profesionales. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Perspectivas

El ansiado despegue económico de la isla sigue postergado en medio del endurecimiento del embargo estadounidense, los efectos de la covid, dilaciones en la aplicación de los lineamientos -como se conoce al paquete de reformas consensuadas con la ciudadanía desde 2011-, y el infructífero ordenamiento monetario a inicios de 2021 que no eliminó la dualidad monetaria.

En mayo, durante una reunión del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el único legal en el país, Gil confirmó que al cierre de 2022 solo 11 de los 201 lineamientos califican “con progreso”.

Sin avance aparecen los relacionados con el sistema de insumos, la implementación de la política de comercialización de productos agropecuarios, el perfeccionamiento de la ganadería, el programa forestal y la recuperación de la producción cañera, informó.

El también viceprimer ministro puntualizó que “se avanza en la creación de un mecanismo de coordinación macroeconómica”, en la construcción de un mercado cambiario y la implementación de esquemas cerrados de financiamiento, así como en la futura Ley de empresas.


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El plan de la economía para 2023 prevé un alza de 3 % del producto interno bruto (PIB), meta aún lejos de 6 % de crecimiento anual del PIB que, según economistas, es a lo cual debe aspirar la isla para hacer sostenibles sus planes de desarrollo.

La firma de convenios con Rusia, Vietnam, México, Turquía y Argelia, entre otros países, pueden impactar favorablemente en las oportunidades de comercio e inversiones extranjeras en Cuba.

Pero persisten interrogantes sobre la meta este año de lograr al menos 3,5 millones de turistas, industria esencial para la captación de divisas, junto con las remesas y la venta de servicios profesionales, cuyos aportes han disminuido en los años más recientes.

Inundaciones en las regiones central y oriental de Cuba debido a lluvias intensas durante la primera decena de junio, además de daños aún por cuantificar en la agricultura, viales e inmuebles, acrecienta la vulnerabilidad de familias que perdieron bienes y sus viviendas fueron afectadas.

“Si no se realiza una profunda e integral transformación macroeconómica es esperable que se profundicen aún más las desigualdades y aumenten la cantidad de personas por debajo de la línea de pobreza o de pobreza de ingresos”, consideró Pérez Villanueva.

El economista llamó la atención asimismo sobre los efectos adversos de la demora de tal medida en la emigración, sobre todo de jóvenes y profesionales.

Desde fines de 2021 y durante 2022 unos 350 000 cubanos –cerca de 3 % de los habitantes del país-, emigraron, fundamentalmente hacia Estados Unidos, con repercusiones negativas para la isla con baja natalidad y un acelerado envejecimiento demográfico.

Desde enero ingresaron a Estados Unidos unos 22 000 cubanos beneficiados con parole humanitario (permiso de residencia) y más de 380 000 solicitudes esperan por ser procesadas como parte del programa establecido por la administración del presidente Joe Biden.

A juicio de Pérez Villanueva, “si no se detiene el deterioro económico actual, la desesperanza y la apatía crecerán con desenlaces que pudieran preverse”.

ED: EG

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