Iglesia católica cubana busca más sacerdotes entre sus fieles

Estudiantes del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, dan la bienvenida a los visitantes a las instalaciones en la periferia de La Habana, durante el comienzo de la jornada de puertas abiertas del 7 de octubre, en una de las iniciativas de la Iglesia católica cubana para impulsar las vocaciones sacerdotales. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Estudiantes del Seminario de San Carlos y San Ambrosio dan la bienvenida a los visitantes a las instalaciones en la periferia de La Habana, durante el comienzo de la jornada de puertas abiertas del 7 de octubre, en una de las iniciativas de la Iglesia católica cubana para impulsar las vocaciones sacerdotales. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

En un contexto de mayor diversidad y apertura religiosa, la Iglesia católica en Cuba busca el aumento de las vocaciones sacerdotales entre su feligresía local, un empeño no exento de dificultades en la sociedad actual de este país laico y de gobierno socialista.

“Hay falta de sacerdotes nativos y misioneros (….) El compromiso que implica una vocación para ser sacerdote, médico, maestro o cualquier otra profesión se ha perdido un poco en este pensamiento postmoderno”, opinó a IPS el seminarista Jordi Santiago Rivero, de 24 años.

El joven se prepara para el sacerdocio en el habanero Seminario de San Carlos y San Ambrosio, pero pertenece a la diócesis de Ciego de Ávila, en el centro de este país insular, que dispone de 14 sacerdotes, de los cuales solo dos son cubanos.

En esa provincia, el obispo Juan Gabriel Díaz Ruiz, convocó a sus feligreses a rezar especialmente por el crecimiento de las vocaciones para el sacerdocio.

Pero la oración también llama a optar por el laicado y el matrimonio que hacen falta dentro de la Iglesia, señaló el seminarista.

Para el profesor de historia de las religiones Enrique López Oliva, esa acotación tiene mucha lógica. “El laicado es cantera de los futuros seminaristas”, indicó en declaraciones a IPS.

De otra parte, este especialista alertó que en las últimas décadas ha habido una fragmentación del panorama religioso, que se ha vuelto más complicado e incluye un crecimiento de las confesiones neopentacostales, dentro de las iglesias evangélicas y otras del protestantismo.

Es un fenómeno presente en toda América Latina, aunque en Cuba tiene sus particularidades debido al contexto social y político diferente.

El seminario donde estudia Rivero, cuya nueva sede está a unos 15 kilómetros del centro histórico de la capital, abre sus puertas el primer domingo de cada mes de octubre a visitantes de las comunidades de La Habana, en lo que se analiza como una de las señales de los buenos tiempos entre el gobierno y la Iglesia católica.

El seminarista cubano Jordi Santiago Rivero, 24 años, durante su diálogo con IPS en las instalaciones del  católico Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
El seminarista cubano Jordi Santiago Rivero, 24 años, durante su diálogo con IPS en las instalaciones del católico Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Así la gente conoce lo que es un seminario”, explicaron sus directivos a IPS, durante el recorrido por el lugar.

La edificación, con capacidad para recibir hasta 100 estudiantes, quedó inaugurada en noviembre de 2010 por el entonces arzobispo de la Habana, Jaime Ortega, en ceremonia a la que asistió Raúl Castro, presidente del país entre 2008 y abril de 2018.[pullquote]1[/pullquote]

La primera piedra de las instalaciones fue bendecida por el Papa Juan Pablo II (1920- 2005), durante un viaje de cinco días a Cuba, en enero de 1998. A la visita del pontífice católico, siguieron las de Benedicto XVI en 2012 y la de Francisco en septiembre de 2015.

La edificación es la primera construcción de la Iglesia católica desde 1959, al comenzar el proceso revolucionario encabezado por Fidel Castro (1926 – 2016).  Tras una etapa de fuerte confrontación, siguieron años de desconfianza mutua, hasta la actual distensión en los vínculos entre la Iglesia y el Estado cubano.

“Estas relacionen han ido mejorando. Diría que en la actualidad hay un tono de conciliación y diálogo”, opinó López Oliva, quien consideró que en Cuba nunca hubo muchas vocaciones sacerdotales e insistió en que en las generaciones más jóvenes “son pocos” los que se acercan al campo religioso.

La matrícula actual del seminario capitalino es de 37 internos procedentes de todo el país más ocho externos, pertenecientes a congregaciones religiosas. Las edades van de 20 a 44 años. Ingresan cuando han terminado la enseñanza preuniversitaria en un establecimiento estatal de educación.

Los estudios abarcan un año de propedéutico (preparatorio), tres de filosofía y cuatro de teología. Por decisión de los obispos, el seminario capitalino será interdiocesano y a partir de este año reservó para sus aulas los cursos de teología.

El seminario de Santiago de Cuba (860 kilómetros al este de La Habana), con 16 estudiantes, asumió los estudios de filosofía. El de Camaguey (533 kilómetros al este), con una matrícula de seis seminaristas, le correspondió el curso propedeútico.

“Esta división de la formación sacerdotal en tres locales se ha hecho para que ellos tengan experiencia de otras ciudades y contextos religiosos. Este de San Carlos y San Ambrosio, más apartado y rural, y los otros insertos en la sociedad, casa con casa”, explicó Oscar Herrera López, director espiritual del seminario.

El número de ordenaciones sacerdotales es algo disparejo: cuatro este año y 10 en 2017, en tanto para 2019, se esperan seis, según las cuentas del rector de la casa de estudios, el español Mariano Herrera Fraile.

“Cuba es un país pequeño que tiene una necesidad muy grande de sacerdotes. Hay muchos templos sin párroco”, dijo.

Mariano Herrera Fraile, rector del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, mientras participaba en la jornada de puertas abiertas de la instalación, en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Mariano Herrera Fraile, rector del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, mientras participaba en la jornada de puertas abiertas de la instalación, en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Herrera Fraile descartó que en el déficit vocacional para la vida religiosa en Cuba influyan las tensiones por comprobados casos de acoso sexual en la curia de varios países, aunque admitió que el cristianismo vive “una crisis de fe y de religiosidad a nivel mundial”.

“Si no hay fe, difícilmente puede haber una vocación”, consideró.

“Vivimos en una sociedad donde el cristianismo ha sido poco cosechado y regado. (…) la tierra no es fértil hoy para el cristianismo, a pesar de que queden raíces o vestigios en las generaciones pasadas”,  remató Roine Rodríguez Alpizar, ingeniero industrial, ordenado sacerdote en junio.

Pese a las dificultades que impiden más vocaciones en Cuba, como falta de formación religiosa y “problemas sociales” que no identificó, el rector Herrera consideró ventajoso, el interés por vestir los hábitos “en muchachos ya mayorcitos, en gente profesional. Este año tenemos dos médicos y de otras profesiones”.

Según datos de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), en este momento hay 351 sacerdotes, de los cuales solo 151 son cubanos, para un total de 305 parroquias y algo más de 2.300 casas de misión, que tratan de remediar la falta de templos, especialmente en zonas rurales o apartadas y son atendidas por el párroco más cercano.

Esa fuente señala que la asistencia a la misa dominical no llega al dos por ciento de la población de 11,2 millones, que en alrededor de 60 por ciento han sido bautizados en la fe católica.

En conversación con IPS, José Félix Pérez, secretario adjunto del Secretariado de la COCC y párroco de la iglesia capitalina de Santa Rita, coincidió con los directivos del seminario en que la crisis por pederastia no ha sido un problema para la Iglesia cubana.

“El gobierno de Cuba ha sido deferente a la hora de tratar este problema en la prensa”, comentó. Añadió que todas las conferencias episcopales han establecido una comisión con un protocolo para estar atentos y dar seguimiento a esa situación.

“Lo que no puede ser es que haya un problema y se oculte o ignore. Eso es abuso de poder y abuso de conciencia”, concluyó.

Con aporte de Ivet González, desde La Habana.

Edición: Estrella Gutiérrez

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