Desarrollo rural como instrumento para paz en Colombia, un ejemplo

El director general de la FAO, José Graziano da Silva (izquierda), con el ministro del Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad de Colombia, Rafael Pardo, en la sede de la organización de las Naciones Unidas en Roma. Crédito: Carlo Perla/FAO
El director general de la FAO, José Graziano da Silva (izquierda), con el ministro del Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad de Colombia, Rafael Pardo, en la sede de la organización de las Naciones Unidas en Roma. Crédito: Carlo Perla/FAO

El progreso alcanzado por Colombia con la utilización del desarrollo rural como instrumento para conquistar la paz después de más de medio siglo de guerra civil pueden «llenar al mundo entero de esperanza y de enseñanzas», afirmó este miércoles 5 el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

«El único camino hacia la paz es el camino del diálogo, la negociación, la cooperación, la inclusión y la equidad, que es también el camino hacia el desarrollo sostenible donde nadie se quede atrás», dijo Graziano da Silva. «Todo el mundo espera que lo que está sucediendo en Colombia pueda ser un ejemplo para otros lugares del mundo».

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) está trabajando con organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil y proporciona asesoramiento técnico a tres nuevas instituciones: la agencia nacional de tierras, la agencia de desarrollo rural y la agencia para la renovación del territorio.

Los 53 años de conflicto armado llegaron a su fin a principios de este mes cuando los miembros del grupo rebelde de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) entregaron sus armas en el marco de un Acuerdo de Paz negociado en los últimos años y formalizado en 2016.

Las tierras, las prácticas agrícolas y los medios de subsistencia de la población siguen sufriendo las consecuencias de un conflicto que afectó a gran parte del país.

El gobierno colombiano está implementando más de 80 leyes especiales y numerosos programas para poner en marcha el acuerdo de paz, que incluyen planes de electrificación rural, reconversión laboral y programas de apoyo a los ingresos económicos de los exmiembros de las milicias, e incentivos fiscales para empresas que construyan infraestructura pública.

También ha diseñado una campaña de gran alcance para eliminar las minas antipersona – Colombia es, después de Afganistán, el país con mayor número en su territorio-, en la que los exmiembros de las FARC tienen un papel clave.

El plan integral de reforma del gobierno colombiano aspira a beneficiar a unos 14 000 pequeños agricultores y requiere diálogo con los grupos locales para generar y poner en marcha programas que involucren a las comunidades en sus respectivos Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial.

“Es en la zona rural fue donde se desarrolló el conflicto y, debido al conflicto, las oportunidades de los colombianos que viven en estas regiones son muy inferiores a las de los colombianos que viven en las ciudades”, señaló el ministro para el Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, Rafael Pardo, que ha sido un acto fundamental para la paz en el país.

El ministro destacó que, gracias a su “amplísima experiencia y presencia en Colombia”,  la FAO será la encargada de hacer el “acompañamiento fundamental a todo el desarrollo rural durante los 15 años de implementación del acuerdo”.

El papel central de la reforma agraria y la tenencia de la tierra

Pardo también destacó la creación, con la ayuda de la FAO y otras instituciones, de un catastro para la formalización de tierras. Las cuestiones relativas a la tenencia de la tierra son fundamentales para reactivar el enorme potencial agrícola de un país que sólo utiliza una cuarta parte de su superficie agrícola cultivable, en cuyo campo el conflicto desarraigó a millones de hogares y donde, a pesar de claros esfuerzos, todavía existe un extendido cultivo de coca.

El ministro describió los programas del gobierno colombiano para incentivar a los agricultores a abandonar el cultivo de la hoja coca y a sustituirlos por cultivos alternativos, confiando en que más de 50 000 familias se sumen a estos planes antes de finales de año.

El ejemplo de Colombia para otros países en conflicto

“Cada país tiene sus propios procesos y dinámicas pero, esencialmente, es el dialogo lo que permite que haya solución a los problemas”, afirmó Pardo este miércoles 5.

Lo más importante de la lección del acuerdo de paz colombiano, dijo, es que va mucho más allá de los temas tradicionales de un acuerdo de paz: desmovilización, desarme y reintegración (DDR).

En su opinión, el acuerdo de paz en Colombia es un acuerdo “comprensivo” que pretende “transformar la vida rural y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las zonas rurales dispersas”.

El ministro también destacó el estrecho vínculo entre paz y seguridad alimentaria. “Es uno de los requisitos fundamentales para que haya paz en las regiones más pobres del planeta. Una población que no tiene garantizada la seguridad alimentaria no tendrá posibilidades de paz”, añadió.

Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO

Revisado por Estrella Gutiérrez

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe