Las vitrinas rotas del Museo Arqueológico de la ciudad griega de Olimpia, donde se celebraron miles de años atrás los primeros Juegos Olímpicos, dejaron atónito al personal del Servicio Arqueológico que viene registrando la desaparición de varias reliquias.
Según la presidenta de la Asociación de Arqueólogos Griegos, Despina Koutsoumpa, ya desaparecieron del museo tesoros de los periodos Clásico, Helénico y Bizantino, incluido "un anillo de oro grabado, esculturas de cobre del siglo VIII antes de Cristo, monedas y vasijas de arcilla".
Los hurtos de febrero en la Galería Nacional y en la Municipal, así como el robo a mano armada en el Museo de Olimpia el 5 de marzo revelan la escasa protección del patrimonio cultural en este país, que empeoró con la aplicación de las medidas de austeridad que recortaron todos los presupuestos de los servicios públicos nacionales.
Para peor, el Ministerio de Cultura decidió cortar en 20 por ciento los fondos para la seguridad de los museos. Y según una nueva ley, el gobierno reducirá el personal de la propia cartera entre 30 y 50 por ciento.
Además, la norma prevé integrar varias reparticiones de los servicios arqueológicos en una sola para "reducir gastos", lo que deja al descubierto sectores que necesitan una protección específica, debido al drástico ajuste presupuestal que perjudica a todos los ámbitos de la sociedad.
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La Asociación de Arqueólogos se movilizó contra las medidas y expuso estos problemas en una conferencia de prensa que atrajo en marzo una importante atención internacional. De hecho, todavía recibe mensajes de solidaridad de todas partes del mundo.
Sin embargo, el servicio arqueológico nunca contó con un presupuesto adecuado, observó Koutsoumpa. "El Ministerio nunca recibió más de uno por ciento del presupuesto nacional y siempre le faltó personal. Más de 60 por ciento del dinero, viniera de partidas presupuestales o de fondos europeos, se destinaba a salarios", dijo a IPS.
En la actualidad, 66 departamentos de antigüedades del país administran el trabajo y la protección del patrimonio griego, incluidos los permisos para usar terrenos donde se cree que están enterrados tesoros antiquísimos, la organización y la gestión de los sitios y museos arqueológicos, las excavaciones y las prospecciones, así como otras investigaciones científicas.
El Ministerio de Cultura y Turismo cuenta con 7.000 funcionarios, entre ellos 950 arqueólogos y 2.000 guardias diurnos y nocturnos. Todos los años ingresan 3.500 personas con contratos a término.
Pero en noviembre de 2011, 10 por ciento del personal de la cartera, los de mayor trayectoria y con más de 33 años de experiencia, debieron retirarse en el marco de un plan para reducir la cantidad de funcionarios públicos.
Las nuevas reducciones dejarán al Ministerio sin capacidad para cumplir siquiera sus funciones básicas.
Desde hace décadas, los empleados del Servicio Arqueológico tienen bajos salarios. El sueldo neto de un profesional en 2009 oscilaba entre el equivalente a 1.150 dólares, para los recién ingresados, y 2.027 dólares, para los que tenían más de 35 años de experiencia.
Este año, un arqueólogo que ingresa percibe unos 876 dólares, sin contar impuestos y aportes a la seguridad social, lo que representa una "disminución salarial de 35 por ciento", indicó Koutsoumpa.
En 2011, el presupuesto del Servicio Arqueológico fue de 12 millones de euros (unos 15 millones de dólares), 35 por ciento menos que en 2010, y todavía puede sufrir reducciones más severas este año.
Además de ofrecer protección, el Servicio Arqueológico es responsable de 210 museos con colecciones prehistóricas, antigüedades clásicas y bizantinas, 250 sitios arqueológicos organizados y 19.000 monumentos históricos. También gestiona 366 proyectos con fondos de la Unión Europea con un presupuesto equivalente a 651 millones de dólares.
A medida que disminuye la capacidad del Ministerio para cumplir con su mandato de proteger los sitios arqueológicos antiguos, también lo hace el futuro de varios proyectos de conservación.
El periodista Nikolas Zirganos, conocido por sus investigaciones en materia de comercio ilegal de antigüedades, explicó a IPS que la caída del gasto público allana el camino para el florecimiento del tráfico.
Sus investigaciones permitieron repatriar una corona de oro de Macedonia que había llegado a manos del estadounidense Museo J. Paul Getty, de la ciudad de Los Angeles, en el occidental estado de California.
"Los mecanismos del crimen organizado son sensibles y reaccionan más rápido que las autoridades. Cuando se desmorona un Estado y sus estructuras, como ocurrió en Iraq, Afganistán y la (hoy disuelta) Unión Soviética, los traficantes explotan la situación con rapidez. En momentos de crisis políticas y sociales, esos países sufrieron graves pérdidas del patrimonio cultural", explicó Zirganos.
El Ministerio de Cultura trató de minimizar los robos, caracterizándolos como episodios aislados, pero para Zirganos no es así.
"Dudo de que una persona robe un museo, tome antigüedades famosas que están registradas y trate de venderlas en el mercado ilegal", observó. Esas acciones "suelen proceder de órdenes de ciertos coleccionistas ricos de Europa occidental y Estados Unidos", explicó.
También hubo un aumento de excavaciones ilegales en los últimos años, pero la cantidad de policías destinados a combatir el tráfico de antigüedades es limitada, dijo.
"El departamento de policía responsable del comercio ilegal de antigüedades está comprometido con su tarea, pero es un chiste pensar que 40 personas puedan detener una ola de tráfico organizado", remarcó.