Terremoto fortalece a las mujeres de Japón

La destrucción causada por el terremoto de marzo de 2011 en la región de Tohoku, en Japón, dio a las mujeres de la zona la oportunidad de demostrar su valor y de asumir papeles de liderazgo en un país esencialmente patriarcal.

"Las mujeres de Tohoku eran vistas como desvalidas en comparación con sus congéneres de las grandes ciudades", señaló la profesora Akiko Nakajima, especialista en arquitectura y género de la Universidad Wayo de Mujeres, en la ciudad de Chiba, ubicada en la sudoriental provincia del mismo nombre.

Pero "el desastre echó por tierra el mito", indicó la especialista al analizar este efecto positivo de la tragedia para sus afectadas directas, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, este jueves 8 de Marzo.

Tohoku tiene seis prefecturas (distritos) -Akita, Aomori, Fukushima, Iwate, Miyagi y Yamagata-, todas golpeadas por el terremoto del 11 de marzo de 2011 y el consiguiente tsunami que dañó la central nuclear de Fukushima Daiichi, causando fugas radiactivas.

Tradicionalmente, las mujeres de Tohoku, una región con un clima duro, ayudaban con las tareas pesadas de la agricultura y la pesca, actividades que en su mayoría desaparecieron por la contaminación radiactiva.
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Ahora, "con más tiempo fuera de sus agotadoras tareas, las campesinas se expresan, buscan nuevos trabajos para mantener a sus familias y asumen el liderazgo de la recuperación", dijo Nakajima a IPS.

También mencionó a organizaciones femeninas en Tohoku y al grupo de presión por la recuperación con equidad de género de Tokio, que se unieron para participar en las campañas contra la energía nuclear tras el desastre.

Temerosas por la salud de sus hijos, las mujeres de Tohoku juntaron fuerzas para reclamar su evacuación y el cierre de todas las plantas nucleares de Japón.

Un episodio importante en sus movilizaciones fue la concentración entre octubre y noviembre frente a la sede del gobierno en Tokio, que fue descrita por Ayako Oga, activista de Fukushima, como "mujeres reclamando acciones que pongan en primer lugar a la vida de las personas".

Uno de los logros de la protesta fue la aceptación del gobierno de incluir la perspectiva de género como una categoría separada en los documentos oficiales relativos a los avances de la recuperación de la zona.

"Hasta que ocurrió lo de Tohoku, las políticas de mitigación y protección de desastres de Japón no mencionaban a las mujeres como un sector separado y con necesidades específicas", indicó Akiko Domoto, gobernadora de la prefectura de Chiba, en los suburbios de Tokio.

"El cambio, tratar al género de forma separada en muchas plataformas oficiales sobre desastres, sienta las bases para que sigamos adelante con medidas todavía más concretas de apoyo a las sobrevivientes", indicó.

Domoto, una de las primeras gobernadoras de Japón, es conocida por defender los derechos de las mujeres y la salud.

Una iniciativa clave en el marco de la promoción de la igualdad de género en la gestión de desastres es grabar la voz de mujeres de zonas afectadas.

"Aprendí muchas lecciones", señaló Fumie Abe, de 45 años, cuya vivienda de Minami Sanriku fue arrastrada por el tsunami que siguió al terremoto. "Mi vida ya no es la misma y ahora soy una persona más fuerte", añadió.

Abe forma parte de un grupo de 10 mujeres que se reunieron para compartir sus experiencias sobre el desastre y expresar su opinión respecto de la recuperación.

Los datos recolectados por las organizaciones femeninas indicaron, por ejemplo, que sufrieron mucho la falta de privacidad y de seguridad en los refugios, y también la discriminación de género a la hora de lograr ayuda económica y una forma de ganarse la vida.

Kyoko Sato, quien perdió todas sus pertenencias por el tsunami, ahora mantiene a su familia con un trabajo a medio tiempo como manicurista en una ciudad distante más de 100 kilómetros.

"La vida es increíblemente diferente ahora. A pesar del miedo al futuro, las mujeres aprenden a expresarse", señaló.

Las sesiones de grabación, financiadas por organizaciones japonesas que abogan por la equidad de género, contribuyeron a que las mujeres rurales aprendieran a manejar una computadora y a utilizar la comunicación digital para documentar y publicitar sus hallazgos.

Nakajima atribuye parte del éxito a una ley sobre la igualdad de oportunidades de empleo, aprobada en Japón en 1986, que promovió un aumento del número de trabajadoras y sensibilizó a la población sobre la importancia de potenciar la autonomía de las mujeres.

Un elemento importante, fue que la aprobación de la ley permitió que Japón ratificara la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, conocida como CEDAW por sus siglas en inglés, y la creación de centros de equidad de género en todo el país.

Yoko Sakurai, directora del Centro de Mujeres y Desastre en Yokohama, dijo que la catástrofe de Tohoku permitió que se reconocieran las necesidades especiales de las mujeres a través de los centros de equidad de género.

En Centro ahora aboga por una nueva norma para que las oficinas dedicadas a la igualdad de género de todo el país funcionen como centro de todas las actividades de protección de desastres.

"Las oficinas de equidad de género desempeñan un enorme papel al otorgar un apoyo especial a las mujeres cuando hay un desastre. El próximo paso será poner ese trabajo en la agenda oficial", indicó Sakurai.

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