Desempleo y pobreza, futuro laboral de jóvenes mexicanas

El año recién estrenado se caracterizará en México en materia laboral por la pérdida de fuentes de empleo y la insuficiencia salarial para adquirir lo mínimo para subsistir, de acuerdo con las proyecciones de especialistas.

El escenario se torna más sombrío para las mujeres jóvenes, aunque cuenten con bachillerato o licenciatura.

Carmen Ponce, economista especializada en género, advierte que en 2012 México afrontará «grandes desafíos» en generación de empleo, luego del acuerdo comercial que a partir de este año permite una amplia introducción de productos chinos a nuestro país.

Le experta prevé que se perderán alrededor de 100 mil fuentes de trabajo. Los sectores de la producción nacional que serán «gravemente» afectados son el textil, calzado y juguete, cuya mano de obra es principalmente femenina. Tan solo en la industria textil ellas representan 70 por ciento de la mano de obra.

La pérdida de empleos perjudica sobre todo a las jóvenes, quienes registran tasas de desocupación a la alza. Por ejemplo, el desempleo en mujeres de 14 a 19 años de edad pasó de 7,35 por ciento a 10,23 por ciento en el segundo trimestre de 2007 al mismo periodo de 2011.
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El desempleo en esta población «nos habla de que los recursos en sus familias son tan insuficientes que tienen que salir a trabajar para contribuir al ingreso familiar, cuando deberían dedicarse a estudiar», dijo Ponce.

Pauperización

Las mexicanas de 20 a 29 años de edad con estudios de bachillerato o licenciatura también han sido perjudicadas con un aumento «preocupante» en las tasas de desocupación, ya que en 2007 era de 7,7 por ciento y para 2011 creció a 10,49 por ciento.

El incremento refleja que «el problema del desempleo se está feminizando», planteó la especialista.

Hasta noviembre de 2011, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó 2,8 millones de personas sin empleo, de las cuales siete de cada 10 tenían un nivel de educación medio y medio superior. La falta de oportunidades ha orillado a esta población a migrar a Estados Unidos.

Ponce señala que la migración internacional ha crecido entre las y los jóvenes con más de nueve años de instrucción escolar, quienes ponen en riesgo su vida al intentar cruzar la frontera norte del país de manera irregular.

En 2011 se registraron 767 decesos de migrantes, de los cuales 62 por ciento (476) eran mujeres jóvenes.

La mayoría de ellas contaba con educación media y superior, según un informe de la Vicecoordinación Jurídica del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados del Congreso legislativo.

De acuerdo con el Inegi, tres de cada 10 migrantes que sale de México rumbo a Estados Unidos son mujeres.

En el documento del PRI, elaborado también por la Secretaría de Asuntos Migratorios de la no gubernamental Confederación Nacional de Organizaciones Populares, se señala que 75 por ciento de las personas fallecidas tenía instrucción escolar por encima del nivel básico.

De las 767 muertes, 60 por ciento se debió a actos violentos como robo, violaciones, el abandono de polleros o traficantes en el desierto, o incluso por asesinatos del crimen organizado.

Mujeres preparadas, sin futuro

El informe del PRI sostiene que las mujeres con alto grado de escolaridad son la población más afectada por la desocupación, y ante la falta de oportunidades laborales migran a Estados Unidos o pasan a las filas del subempleo y el trabajo informal.

Ponce señala que el crítico escenario empeorará por la recesión económica en Estados Unidos y Europa, y la «pobre» generación de empleos en México, un país de 112 millones de habitantes donde se requieren entre 1,5 y dos millones de fuentes de trabajo al año.

La tasa de desempleo –según proyecciones del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam)– pasará de 5,7 en 2011 a 6,1 por ciento este año, por lo que la calidad de las fuentes de trabajo estará «en caída libre», alerta Ponce.

Así, las mexicanas que logran emplearse lo hacen en condiciones de deterioro y con salarios insuficientes para costear la canasta básica.

Por ejemplo, en el comercio –donde se ocupan 4,4 millones de las 18,1 millones de trabajadoras del país– las remuneraciones reales (sueldo, salarios y prestaciones) se desplomaron 24,3 por ciento de 2005 a 2011.

Afectadas, las jefas de familia

El aumento salarial de 2,44 pesos, que aprobó la Comisión Nacional de Salarios Mínimos resulta irrisorio, pues está «gravemente» rebasado por el costo de los productos básicos, aducen especialistas laborales. Un dólar equivale a 13,7 pesos mexicanos.

Muestra de ello es que de 2006 a 2011 el precio de la canasta básica pasó de 80 a 171,37 pesos diarios, 91 pesos más. Mientras que el salario mínimo solo aumentó de 48,67 pesos en 2006 a 60,50 para 2012, solo 11,23 pesos más, sostiene el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Unam.

Esta institución advierte que con el aumento salarial cada persona trabajadora y su familia pueden comprar 244 gramos de tortilla, la masa de maíz básica en la dieta del país, o 139 gramos de huevo blanco, o en todo caso prescindir de lo anterior para acceder a 35 gramos de carne de res.

Para el 27,1 por ciento de los hogares mexicanos que están encabezados por mujeres, la situación se agudiza debido a que ellas perciben sólo entre 68,7 y 70,6 por ciento de lo que ganan los hombres por realizar la misma actividad con el mismo nivel de estudios, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina.

* Este artículo fue publicado originalmente por la agencia Mexicana de Noticias Comunicación e Información de la Mujer AC, Cimac.

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