PAKISTÁN: Asistencia no llega a castas bajas

Con la ropa en la espalda, el pakistaní Moora Sanafdhano, de 68 años, y los nueve integrantes de su familia vadean el agua que les llega hasta la cintura y que inundó su aldea Allah Ditto Leghari. Se salvaron justo a tiempo.

Casas y campos sumergidos bajo el agua, cuyos dueños esperan que el gobierno les dé refugio. Crédito: Zofeen Ebrahim/IPS.
Casas y campos sumergidos bajo el agua, cuyos dueños esperan que el gobierno les dé refugio. Crédito: Zofeen Ebrahim/IPS.
"Oímos que el agua subió más de 2,5 metros", señaló Sanafghano, mientras los otros asentían con la cabeza. Pero la vida de la población de esta meridional localidad pakistaní, que pertenece a la casta hindú más baja y marginada, está lejos de estar fuera de peligro.

Los sacaron de los campamentos provisorios en escuelas y les robaron los suministros humanitarios, pues las castas bajas son conocidas por su sumisión y no tomar represalias.

La aldea de Sanafdhano se encuentra a unos 90 kilómetros del pueblo de Badin y a unos 200 de la ciudad portuaria de Karachi, capital de la provincia de Sindh.

La mayoría de los hindúes de casta baja, conocidos oficialmente como kohlis, meghwars, jogis o bheels, suelen ser apareceros de terratenientes musulmanes.
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El sistema de tenencia de la tierra favorece de forma notoria a los terratenientes y los agricultores pobres y sus familias son casi esclavos. Sanafdhano le debe a su propietario el equivalente a 570 dólares y es no puede hacer nada ante catástrofes como las actuales inundaciones.

"Cultivé arroz en poco más de dos hectáreas y no queda nada del sembradío", señaló. Las inundaciones dañaron entre 20 y 25 por ciento de los cultivos de Sindh, estimó la Asociación de Molinos de Arroz de Sindh-Balochistán.

Una sequía severa siguió a las fuertes lluvias monzónicas poco habituales en agosto y septiembre y que perjudicaron a siete de los 23 distritos de Sindh y a otros 11 más, señaló la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres de Pakistán.

Las inundaciones dejaron 342 personas muertas y destruyeron 1,2 millones de hogares y 0,68 hectáreas.

El distrito más afectado de Badin tiene 1,8 millones de habitantes, de los cuales 1,6 resultaron directamente afectados por las inundaciones. Alrededor de 20 por ciento de las personas damnificadas pertenecen a la casta baja.

Pakistán tiene tres millones de hindúes y 2,5 millones pertenecen al sistema de castas. Las más altas huyeron a India tras la división de ambos países en 1947.

Unas 6.000 aldeas de Badin fueron arrasadas por las inundaciones y no quedó ningún terreno alto para instalar campamentos de desplazados, según señaló el presidente de la Asamblea Nacional, Fehmida Mirza.

Los funcionarios locales niegan la discriminación de la comunidad hindú. "Las catástrofes no miran las castas, los credos o las religiones", indicó Dadlo Zuhrani, del distrito de Badin.

"La asistencia se concentra en áreas no en comunidades. Estoy en contra de las acusaciones de discriminación", apuntó.

Pero la ayuda del gobierno y de las agencias humanitarias no llegó a personas como Sanafdhano. Normas que rigen las castas y no están escritas impiden que la asistencia llegue a quienes más la necesitan.

"Los hindúes nunca beben del mismo pozo ni del mismo recipiente. Nunca comen del mismo plato", señaló el maestro Jewat Ram. "Los albañiles hindúes podrán construir una mezquita, pero nunca entrar, y los musulmanes que van a una boda hindú no comparten la comida. Eso está aceptado, aunque es una práctica que está cambiando de a poco", añadió.

Pero Ram vio algo en los campamentos que lo perturbó.

"La escuela en la que trabajo se convirtió en campamento para las personas desplazadas por las inundaciones, pero cuando tres familias hindúes de la casta kohli trataron de instalarse, les negaron el ingreso", relató.

"Cuando las familias insistieron en quedarse, uno de los hombres de la comunidad musulmana comenzó a orinar con desprecio frente a las mujeres kohli y no tuvieron más remedio que marcharse", añadió.

"Tratan a los perros mejor que a nosotros que somos seres humanos", señaló Ram, enojado e impotente.

Las castas hindúes más bajas son probablemente las "más olvidadas" de las minorías de Pakistán, señaló Moolchand Sakromal, funcionario hindú que trató de dar refugio a los kohlis.

"Es un doble golpe para ellos, son pobres y pertenecen a las castas más bajas", señaló Vikio Rajwani, director hindú de una escuela primaria.

El gobierno del distrito en Badin montó 278 campamentos en escuelas públicas y otros edificios del Estado para alojar a 81.000 personas, pero no reservó nada para los hindúes.

La mayoría de los desplazados están en campamentos al costado del camino y se las tienen que arreglar solos.

Incluso las organizaciones beneficiarias se mostraron más inclinadas a ayudar a las comunidades musulmanas desplazadas, que a las hindúes.

Los materiales donados a los hindúes no les llegan. El Foro de Pescadores de Pakistán envió dos camiones cargados de suministros para 200 familias ubicadas en un campamento de Golarchi, otro distrito de Badin, pero fueron secuestrados por musulmanes.

"Cuando llegaron los camiones, unos 20 hombres armados los rodearon y saquearon. Enseguida llegó la policía y le dijeron a los hombres del Foro que se fueran", relató Shanker Das, un abogado hindú que estaba presente en ese momento.

"Se protestó ante el coordinador responsable, pero ni siquiera él pudo hacer algo. Simplemente llamó a su asistente y le ordenó que enviara raciones, pero al final les dijeron directamente que no había nada para ellos", añadió.

Hay mucha corrupción en la distribución de alimentos y prevalecen las simpatías políticas en vez de las verdaderas necesidades, señaló Jabbar Habibiani, dirigente del Partido Awami Jamhoori.

"Es imposible satisfacer a un hombre con una ración semanal para su familia cuando perdió su medio de vida. Hacemos lo mejor que podemos, pero nuestros recursos son limitados", señaló otro funcionario consultado.

En el contexto caótico de la asistencia, los hindúes de casta baja se vuelven invisibles. No tienen representantes en el gobierno local, hasta los terratenientes sufragan por ellos.

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