SRI LANKA: El infierno tiene nombre y se llama Welikada

Las 650 mujeres del pabellón femenino de la cárcel de Welikada, en Sri Lanka, conviven con ratas en las celdas, gusanos en la comida y un calor constante de 33 grados, en un edificio con capacidad para 150 presas.

La prisión de Welikada, en Colombo, es caótica, superpoblada e inhumana. "Nos tratan como a seres inferiores, no como humanos", denunció a IPS una de las presas, a condición de mantener el anonimato.

"Unas 150 dormimos en una celda diseñada para 75 personas", explicó. "Una cañería abierta, infestada de ratas, recorre el perímetro de la habitación. Hace poco una de las compañeras fue mordida y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital para recibir una inyección contra la rabia".

En las últimas semanas la suerte de las presidiarias de Welikada, la mayor cárcel de Sri Lanka, resurgió en artículos de prensa que denuncian la superpoblación.

La semana pasada, el secretario del ministerio de Rehabilitación y Reformas Carcelarias, A. Dissanayake, dijo al diario en inglés Daily Mirror que Welikada alberga a 4.500 presos y presas, mientras sus instalaciones tienen una capacidad para 2.000, lo cual representa una superpoblación del 220 por ciento.
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Cristina Albertin, representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en Nueva Delhi –donde se encuentra la oficina regional del organismo para Asia Meridional- señala que el sistema carcelario de Sri Lanka es el más superpoblado de la región después de Bangladesh, que tiene un índice de 302,4 por ciento.

"La mayoría de las cárceles de Sri Lanka fueron construidas hace más de 100 años por los (colonos) británicos, cuando la población llegaba a los tres millones", explicó Albertin a IPS. En la actualidad el país cuenta con unos 21 millones de habitantes.

"Aunque la capacidad institucional es de 11.000 presidiarios, la población total asciende a 30.933 presos y presas", según Albertin.

"Más de 50 por ciento se encuentran en prisión preventiva y 50 por ciento están encarcelados por morosos", dijo Albertin. Pequeños delincuentes y agresores sexuales están detenidos junto a quienes cometieron crímenes horrendos, agregó.

"Todos reciben el mismo tipo de abuso, aunque hayan asesinado a alguien o no hayan cumplido con el pago de un préstamo", dijo a IPS la presa de Welikada.

El pabellón de mujeres de la prisión de Welikada es un ‘infierno’, aseguró, donde se encuentran gusanos en la comida y no existen camas, esterillas ni almohadas. Tampoco hay ventiladores, a pesar del calor constante de 33 grados.

"En el pabellón femenino somos 650, aunque fue construido para 150 personas", sostuvo, lo cual implica cuatro veces la población máxima inicial.

"Comemos, nos bañamos, dormimos, nos despertamos y comenzamos todo de nuevo. No existen intentos de rehabilitación. Las mujeres aquí solo se echan a perder", dijo.

El sistema carcelario de Sri Lanka se define como "correccional", por lo cual la reintegración de los presos a la sociedad sería una prioridad.

"Las personas son enviadas a la cárcel con un objetivo específico: para corregirse", recordó Albertin a IPS. "Debemos evaluar si las condiciones existentes en las cárceles conducen a eso o si están concebidas para proyectar la idea de que los presos son un grupo condenado, que no merece respeto ni atención".

En Welikada 75 presas deben compartir dos baños. La mayoría de los 10 baños de la cárcel están sumamente deteriorados.

"Lo peor es que las mujeres son encerradas en las celdas a las 5.30 de la tarde y no se les permite salir para utilizar el baño hasta las 5 de la mañana siguiente", contó Tahini De Andrado, integrante del club de Interact correspondiente al distrito 3220, la mayor asociación de clubes de Rotary Internacional en Sri Lanka.

"Duermen con baldes a su lado, que emplean como retretes durante la noche. El saneamiento no es un tema complicado, es cuestión de verlo como un derecho humano básico", agregó.

El distrito 3220 de Interact pretende construir 10 baños nuevos para las mujeres, a un costo de 2 millones de rupias de Sri Lanka (18.263 dólares), pero no es fácil conseguir los fondos.

"Muchas empresas no consideran que este sea un servicio a la comunidad", dijo De Andrado a IPS. Algunos ejecutivos "nos dijeron que era una pérdida de tiempo y dinero para ‘personas que pueden ayudarse a sí mismas’ ".

"Puede que algunas de estas mujeres se haya equivocado, pero no merecen que se las trate como ganado", concluyó.

Albertin indicó que el gobierno prevé reformar el reglamento carcelario de 1867 y proponer legislación nueva al Parlamento este año.

"Las políticas nacionales y las reglas en las cárceles deben tener mayor conformidad con las normas de la ONU (Organización de Naciones Unidas) para el tratamiento de los prisioneros en términos de higiene, alimentos, acceso a servicios como la salud y la información y mecanismos de queja", agregó Albertin.

La historia de Sri Lanka no ofrece muchas esperanzas a las mujeres de Welikada.

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