COMUNICACIONES-HUNGRÍA: Una ley catapulta discusión política

Después de la aprobación de la ley de medios en Hungría, que ha recibido críticas en el país y en el exterior, se disparó el debate sobre lo que algunos entienden son indicios de autoritarismo político.

El primer ministro de Hungría, el conservador Viktor Orbán, impulsó una ley de medios en diciembre, aprovechando la mayoría de dos tercios constitucionales que obtuvo en la elección parlamentaria del año pasado.

Partidarios de la nueva legislación afirman que protegerá al público de contenidos ofensivos hacia minorías nacionales, religiosas o étnicas, así como de coberturas parciales de noticias.

El gobierno además creó un Consejo de Medios que supervisará la aplicación de la ley, autorizándolo a imponer altas multas que podrían forzar a medios disidentes a cerrar sus puertas.

El Consejo estará integrado exclusivamente por simpatizantes de Fidesz, el partido liderado por Orbán, lo que ha provocado temores de que la ley sea usada para restringir la libertad de expresión y atacar a la prensa no alineada.

La medida ha sido observada de cerca por Europa, ya que Hungría asumió la Presidencia de la Unión Europea (UE) el 1 de enero, con varios países del ala occidental haciendo fuertes críticas a la ley y preguntándose si Budapest era capaz de presidir el Consejo de la UE.

Aunque Orbán insiste en que la normativa está en sintonía con la legislación europea, el gobierno húngaro ha ido retrocediendo, al punto que aseguró que la ley será modificada si la Comisión Europea lo considera necesario.

En Hungría, la confusión prevale con medios de comunicación haciendo contradictorias evaluaciones de la ley y con la mayoría del público indiferente al debate.

Partidarios de la normativa acusan a la oposición interna de causar pánico en Europa, mientras que la oposición advierte que Hungría está caminando hacia el autoritarismo.

"Yo estoy preparado para aceptar que cualquier regulación sea impugnada por los periodistas, pero nos sorprendimos por la ferocidad de los ataques", dijo György Ocskó, portavoz internacional del Consejo de Medios Húngaro en un debate público.

El debate, titulado "¿Está la libertad de expresión amenazada en Hungría?", tuvo lugar en la Common Sense Society de Budapest y contó con la participación de periodistas, académicos y representantes del Estado húngaro.

Ocskó defendió la ley de la mayoría de voces críticas en el evento. "Hungría es aún una democracia parlamentaria y tiene todos los controles necesarios. La ley será revisada por la Corte Constitucional, un órgano independiente, y todas nuestras decisiones pueden ser impugnadas", dijo.

Asimismo, aseguró que las multas pueden ser impugnadas judicialmente y pagadas solo después del litigio, y negó que los periodistas vayan a ser obligados a revelar sus fuentes por alguien que no sea la policía o la justicia.

Pero Ocsko no fue capaz de dar respuestas satisfactorias a preguntas tales como por qué la ley fue aprobada sin consultar a las partes interesadas o por qué el Consejo está integrado exclusivamente por partidarios de Fidesz.

"Se ha dicho que esta ley protege los intereses públicos, pero nadie pidió al Consejo legislar", dijo Mihály Gálik, profesor de estudios de medios de comunicación en la Corvinus University de Budapest. "No hubo consulta abierta. Este es el peor método; legislar secretamente sobre los medios es una contradicción en sí".

"Hay una agencia reguladora acumulando excesivo poder y esto va contra el principio de controles mutuos entre poderes", dijo Gálik. "El Consejo de Medios tiene demasiado poder para interferir en las actividades diarias de los medios. Asume competencias del poder judicial", acotó.

Inclusive miembros de la prensa de derecha expresaron similares críticas. "No estoy sorprendido por la reacción histérica del público y la comunidad internacional. La regulación fue hecha rápidamente, fue aprobada sin un debate público y fue elegido un consejo de medios lleno de gente de Fidesz", dijo András Stumpf, del conservador semanario Heti Válasz.

Sin embargo, el periodista arguyó que el problema no era la ley en sí misma. "Después de leer la ley, me miré en el espejo, pero no vi a un hombre asustado. No creo que la libertad de expresión esté en peligro", dijo.

"El gobierno realmente podría ser capaz de controlar los medios de comunicación, pero no por esta ley. La anterior normativa también tenía regulaciones sobre equidad e imparcialidad, entonces formalmente no hay problema con esto, pero en la vida real podría ser diferente", acotó.

En diálogo con IPS, Stumpf llamó a la ley "idiota" e "innecesaria", pero explicó que el real problema radica en el enorme poder que acumula Fidesz, del cual la ley de medios es solo una pequeña parte.

"El peligro para los opositores de la ley no es la ley en sí misma, pero sí el hecho de que Fidesz tenga la mayoría de dos tercios y pueda querer tener el control de cada esquina del país. Pero esa es otra cuestión", dijo.

Stumpf reconoció que la ley contiene elementos preocupantes, como el derecho del consejo a revisar las computadoras de las redacciones de los periódicos y acceder a sus secretos comerciales. "Si ellos hacen eso, yo escribiré acerca de ello y toda Europa se enterará", dijo a IPS.

Pero Europa no solo debería mirar a Hungría, dijo a los participantes Andris Mellakauls, del Council of Europe’s Steering Committee on the Media and New Communication Services.

"La libertad de expresión está en peligro en toda Europa", señaló. "Solo hay que ver las cuestionables leyes de difamación y el uso indebido de las leyes antiterroristas en Gran Bretaña o al ministro francés de Industria pidiendo a los proveedores de Internet bloquear Wikileaks", concluyó.

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