Las alarmas de los ambientalistas venezolanos se dispararon cuando el presidente Hugo Chávez anunció la desafectación parcial del parque nacional El Ávila, que ocupa 85.100 hectáreas en las montañas que separan Caracas del mar, para construir viviendas en las laderas que miran al Caribe. En las 2.000 hectáreas que dejarían de estar protegidas «sólo hay bosque tropical, y de acuerdo a las características orográficas se pueden construir viviendas» para centenares de familias que perdieron sus casas por las lluvias y deslaves de noviembre en el norte de Venezuela, dijo el ministro del Ambiente, Alejandro Hitcher.
Rodolfo Castillo, dirigente de la organización ecologista BioParques, dijo a Tierramérica que «la modificación del terreno y la pérdida de la cobertura vegetal entre los 120 y 200 metros de altitud incrementará la vulnerabilidad tanto de los nuevos asentamientos que se construyan allí, con más riesgo de deslizamientos, como de las áreas urbanas que se encuentran en zonas más bajas».
