MALASIA: Tráfico de biodiversidad requiere más que leyes

Luego de años perdiendo la guerra contra los traficantes de naturaleza, Malasia finalmente aprobó una nueva ley de conservación. Pero varios expertos creen que puede ser demasiado tarde para algunas especies amenazadas de este país del sudeste asiático.

Sostienen que especies como el rinoceronte de Sumatra, los orangutanes, los tigres malayos y los leopardos nebulosos están perdiendo la batalla por su supervivencia, por lo que ahora todos los ojos están puestos en cómo se implementará la nueva ley.

"Probablemente las nuevas medidas llegan con cuatro décadas de retraso", dijo el conservacionista Mohammad Idris.

"La negligencia y la corrupción oficiales están alimentando el comercio internacional de especies amenazadas, y la severa nueva ley y la acción contra los funcionarios corruptos pueden llegar demasiado tarde para algunas especies amenazadas", agregó.

Se espera que el proyecto, que dispone sanciones mucho más duras y periodos obligatorios de cárcel para una amplia gama de delitos contra la naturaleza, entre en vigor en diciembre, tras su aprobación por el parlamento en agosto.
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"La apática actitud oficial (del pasado) es una tragedia de proporciones inimaginables para nuestra naturaleza", dijo una ecologista que trabaja para una agencia del gobierno que preserva una reserva forestal en el oriente de Malasia y que pidió no ser nombrada.

"Se puede encontrar incluso un animal exótico y amenazado como el tapir muerto al costado de la carretera", atropellado por vehículos que circulan a alta velocidad, señaló.

"Todo depende de con cuánta seriedad y efectividad el gobierno implemente la nueva ley. Si la aplica efectivamente, puede darle un respiro a la naturaleza (en su lucha) contra los saqueos abiertos y flagrantes", agregó.

Quienes se oponen destacan que el Departamento de Naturaleza y otras agencias con la potestad de arrestar y juzgar a potenciales infractores tienen personal escaso, mal pago y sin la formación necesaria.

"No usan tecnología moderna y su presupuesto es minúsculo comparado con los desafíos que enfrentan a la hora de proteger fauna y flora de los saqueos", dijo el legislador Kulasegaran Murugesan.

"La ley está bien, pero la parte de la implementación brilla por su ausencia", opinó.

"Hemos desatendido nuestro rico patrimonio natural a tal punto que muchas especies exóticas, como el leopardo nebuloso y los orangutanes están en peligro y pronto desaparecerán", dijo Murugesan.

"Tenemos la ley, pero sin el presupuesto la batalla está perdida", añadió.

La nueva norma reemplazará a la Ley de Protección de la Naturaleza, vigente desde hace 38 años y considerada obsoleta porque la multa máxima, de unos 5.000 dólares, por delitos contra fauna y flora es ínfimo según los estándares actuales.

La actualizada ley de conservación aumentará la multa mínima a por lo menos 33.000 dólares y dispondrá una sentencia de cárcel obligatoria por delitos como colocar trampas. También sellará los vacíos de la actual legislación, lo que incluirá imponer sanciones por vender productos que contengan partes de especies protegidas o sus derivados. Los zoológicos no tendrán permitido operar sin permisos.

El texto en cuestión cuenta con una amplia adhesión entre la población. Muchos escribieron a los parlamentarios para pedirles que apoyaran el proyecto durante los debates de julio y agosto. En 2009, miles firmaron una petición para proteger mejor la biodiversidad del país.

"La nueva ley da a Malasia los medios y la oportunidad de transmitir el mensaje de que se toma en serio (el objetivo de) frenar esta amenaza", dijo William Schaedla, director para Asia sudoriental de Traffic, una red que vigila el comercio de flora y fauna.

Pero algunos temen que la realidad política pueda interponerse en el camino de su implementación.

Un caso ilustrativo es el del traficante de biodiversidad Anson Wong, también conocido como "el rey Lagarto", quien fue arrestado el 18 de agosto en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur mientras estaba en tránsito, viajando desde Penang a Yakarta.

Wong se declaró culpable de la exportación ilegal de 95 boas constrictoras, pero fue sentenciado a apenas seis meses de prisión y multado con 60.000 dólares.

Tras una protesta internacional de los conservacionistas, los fiscales apelaron el veredicto y reclamaron sanciones más severas.

El abogado Surendran Nagarajan, presidente de la Sociedad Malasia por los Derechos de los Animales, describió a la sentencia como "una gran vergüenza para nuestro país".

"Malasia le permitió (a Wong) usar Penang como base, y aunque se presentaron reportes ante la policía y la Comisión Anti-Corrupción, no se hizo nada", señaló en una entrevista.

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