Río de Janeiro avanza en identificación de cadáveres

Unas 100 personas desaparecen cada mes en esta sudoriental ciudad brasileña, mientras que entre 40 y 50 cuerpos encontrados en ese lapso quedan sin identificación. Misterios que pueden aclararse con un simple entrecruzamiento de datos, como ahora forenses y otros expertos comienzan a hacerlo con éxito.

"La lógica del sistema parte del principio de que para cada víctima, para cada cadáver encontrado, tengamos un registro de desaparición", explicó a IPS el procurador de Justicia, Rogério Scantamburlo, coordinador del Núcleo de Investigación Criminal del Ministerio Público (MP) de Río de Janeiro.

No era tan fácil antes de comenzar a unir todas las puntas del ovillo burocrático provincial: Ministerio Público, policía, hospitales, científicos forenses, sin contar las cientos de comisarías donde se hacen las denuncias sobre personas desaparecidas.

Para el promotor de Justicia Pedro Borges, la solución partió de un nuevo concepto de seguridad pública en Brasil.

Este modelo conjuga "la tecnología, como el elemento que permite la reubicación de las informaciones, la integración entre los organismos productores de esa información, principalmente estudios de pericia de la Policía Civil, y la diseminación de esas informaciones, poniéndolas a disposición de todos los que las necesiten", resumió sobre el nuevo "Programa de Identificación de Víctimas" (PIV).

Creado por el Ministerio Público de Río de Janeiro, el PIV consiguió en un mes identificar 33 cuerpos.

Aunque el camino todavía es largo –sólo en esta ciudad brasileña hay 4.195 denuncias de desapariciones en los últimos 10 años—, sus creadores creen que la optimización de recursos permitirá una velocidad creciente de aclaración de casos.

"Es una nueva forma de tratar la relación que existe entre desapariciones y crímenes. Es también una nueva manera de trabajar las informaciones ya existentes y analizarlas en un contexto de más inteligencia, extrayendo más conocimiento de ellas", agregó Borges.

"Eso nunca había sido pensado en un plano moderno, profesional, de la gestión de las informaciones", sostuvo.

La meta es dilucidar hasta mediados del 2011 más de 90 por ciento de los casos de desapariciones en los últimos 20 años, contenidos en 31.207 investigaciones de homicidio doloso.

Scantamburlo aclaró que de las 100 desapariciones reportadas por la División de Homicidios de la Policía Civil en la capital del estado de Río de Janeiro cada mes, entre 40 y 50 por ciento se refieren a víctimas de homicidios.

El resto está vinculado a casos "sociales", que no están en manos del Centro Integrado. Se refiere, por ejemplo, a personas que abandonan su hogar, a niños que van a vivir a las calles y a ancianos o personas con trastornos mentales que se pierden.

No es el caso de Claudia da Silva, que busca hace tres años a su hijo Alex, secuestrado desde la puerta de su casa, cuando tenía 15 años.

Ya fueron detenidos y liberados por falta de pruebas dos policías militares a quienes se los responsabiliza por una presunta venganza.

Claudia se pregunta diariamente que sucedió con su hijo. Todavía espera que aparezca un día en su puerta.

"Hasta hoy no tengo noticias", dijo a IPS entre lágrimas, mientras continúa su búsqueda. La mujer ya se presentó a dejar su muestra genética en el Instituto de Investigación y Pericias en Genética Forense de la Policía Civil. Tiene esperanzas en el nuevo programa.

El Instituto, coordinado por Rodrigo Grazinoli, es uno de los organismos hoy integrados bajo el mismo paraguas del PIV.

"Este laboratorio hace específicamente la confrontación genética entre familiares y desaparecidos, que muchas veces llegan aquí como restos mortales. En el marco de este proyecto nosotros somos el brazo técnico científico", explicó a IPS Grazinoli.

El laboratorio cuenta con la última tecnología para analizar el ADN (ácido desoxirribonucleico) de las personas, por lo que consigue un mayor grado de identificación. Muchas víctimas que el narcotráfico intenta hacer desaparecer, por ejemplo, son carbonizadas con un método conocido como "microondas", referido a la quema del cuerpo dentro de varios neumáticos superpuestos.

Gracias al PIV, dice Grazinoli, "consiguen traer al laboratorio personas con más probabilidad de ser realmente parientes de los desaparecidos, reduciendo nuestro universo de investigación".

Con los datos reunidos, ahora se sabe el lugar donde desapareció la persona, el tipo de crimen del cual pudo haber sido víctima, en que área puede aparecer su cuerpo y qué tipo de señal tenía. Cuestiones en apariencia obvias, pero que sin embargo antes de la implementación del PIV nadie conseguía unir o simplificar.

"No creamos simplemente un registro central de personas desaparecidas. Creamos un sistema informatizado, inteligente, que permite correlacionar los datos —un lunar característico, una cicatriz, un tatuaje o simplemente una zapatilla— con el hallazgo de un cadáver", detalló Scantamburlo.

Los expertos aseguran que el nuevo organigrama no tuvo costos adicionales importantes porque utilizaron personal y recursos existentes.

"El gran diferencial fue reunir todos los procedimientos de los organismos técnicos involucrados a través de un sistema inteligente, acortando las distancias y desburocratizando los canales de comunicación", sintetizó el coordinador del centro.

Por ejemplo, intercambiando mensajes en redes internas de Internet o digitalizando toda la información contenida en archivos polvorientos

El procurador de Justicia recordó que el PIV surgió debido a que un gran porcentaje de víctimas de homicidio no eran identificadas o "no satisfactoriamente".

De 15.000 homicidios pendientes de esclarecer, apenas de 10 a 15 por ciento de las víctimas fueron identificadas.

"Eso llevaba a que muchas de las investigaciones criminales que teníamos aquí fueran archivadas por no haberse realizado lo básico, la identificación de la propia víctima del homicidio. Si no teníamos la identidad de la víctima casi se hacía inviable descubrir el autor", indicó.

Pero para los expertos, que quieren "exportar" su programa a otros estados brasileños, el gran objetivo no es solo combatir la impunidad.

"Identificar al autor del crimen es muy importante, es una obligación del Ministerio Publico, pero identificar a un desaparecido, dar una respuesta a la familia, la paz de saber dónde está ese familiar, yo lo considero igualmente importante", concluyó.

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