Los pueblos aborígenes representan aproximadamente cinco por ciento de la población mundial y 10 por ciento de los pobres del planeta, según un nuevo estudio del Banco Mundial.
El informe "Pueblos indígenas, pobreza y desarrollo" se concentra en la situación de siete países y realiza una mirada más general a otros 30. Examina las raíces del desproporcionado número de pueblos indígenas que viven en la pobreza, citando desventajas geográficas, inversiones insuficientes, falta de acceso a recursos y discriminación como algunas de las razones.
También destaca que naciones de Asia, particularmente China, India y Vietnam, han reducido la pobreza de forma "más rápida y más profunda" que en América Latina.
"El nivel de reducción de pobreza en Asia es significativo", destacó Harri Patrinos, co-autor del estudio y economista del Banco Mundial. El experto atribuyó estos resultados positivos a programas de crecimiento de amplia base.
China "comenzó con un nivel de pobreza más alto que cualquier país de América Latina, y sin embargo la pobreza entre las poblaciones indígenas, los sectores minoritarios, se redujo más de 17 por ciento entre 1990 y 2002", señaló Patrinos.
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"Pero también vemos un más rápido cambio en India, comparado con América Latina, donde hay falta de avances", señaló.
El informe considera la ausencia de indicadores de desarrollo en los pueblos indígenas como un "gran obstáculo tanto para su empoderamiento como para la reducción de la pobreza" y propone cerrar esas brechas "cuantificando indicadores clave relacionados con los progresos hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio".
El estudio fue presentado en el marco del noveno periodo de sesiones del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, que se celebra hasta este viernes en Nueva York.
Pero la comunidad internacional y los pueblos nativos tienen diferentes ideas del concepto de "desarrollo".
"Es necesario un crecimiento económico amplio y sostenible para alcanzar la reducción de la pobreza", sostuvo Patrinos el lunes, así como programas diseñados específicamente para atender las necesidades de las comunidades aborígenes.
Sin embargo, para Jean Georges Bidart, de la organización vasca Traits d'Union Garabide Elkartea, la supervivencia es lo más apremiante, no el crecimiento económico.
"¿Qué sentido tiene lograr desarrollo económico si no ayudamos a nuestros pueblos a sobrevivir?", dijo en una reunión paralela sobre el impacto de la crisis financiera mundial en la población indígena.
Kenneth Deer, periodista y representante de la Nación Mohawk de Estados Unidos y Canadá, explicó a IPS la forma en que los indígenas conciben el desarrollo.
"Para nosotros, el desarrollo significa la protección de la Madre Tierra, la protección del ambiente, la protección de nuestra propia viabilidad", señaló.
Demasiado seguido, dijo a IPS, el concepto de "desarrollo" es usado por instituciones internacionales de una forma colonialista.
"Tenemos que cambiar ese paradigma, darlo vuelta. Las prioridades deben ser la cultura y la identidad", añadió. "No estamos en contra del desarrollo, pero el desarrollo debe lograrse bajo nuestros propios términos".
No obstante, Deer ve obstáculos al desarrollo concebido de esta manera, particularmente en Estados Unidos, donde constata un racismo institucionalizado.
"Estados Unidos tiene una de las políticas más racistas", dijo a IPS.
"Para que un nativo de Canadá ingrese a Estados Unidos debe presentar una carta demostrando que es 50 por ciento indígena por la ley de cuantía de sangre (sistema por el cual el gobierno documenta a personas consideradas aborígenes)", señaló.
"La cuantía de sangre es probablemente la legislación más racista que exista actualmente en los libros de Estados Unidos", sostuvo.
"Soy un mohawk. No creo serlo por raza, sino por nacionalidad. Pero los estadounidenses y los canadienses nos ven como una raza, y piensan que nuestros derechos se fundamentan en la raza", afirmó. "No tenemos derechos por raza, sino porque somos un pueblo"