CAMBIO CLIMÁTICO: Industrias frenan iniciativa de Unión Europea

Apenas un mes después de que los líderes mundiales reunidos en Copenhague alcanzaran un débil acuerdo para afrontar el cambio climático, industrias de los países más contaminadores de la Unión Europea (UE) intentan disuadir a las autoridades de tomar medidas más contundentes.

El Consejo Europeo de la Industria Química (Cefic), una de las mayores asociaciones industriales establecidas en Bruselas, sede de la UE, comenzó el año instando a instituciones clave del bloque regional a abstenerse de fijar objetivos más ambiciosos que los ya acordados para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.

Sus esfuerzos ya parecen haber dado fruto. España, que ocupa la presidencia rotativa de la UE, propuso este miércoles que la posición negociadora del bloque después de la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague no sea diferente a la anterior a la conferencia.

Esa posición de la UE comprometía a la asociación regional de 27 miembros a reducir sus emisiones con efecto invernadero hasta 20 por ciento por debajo del nivel de 1990 para 2020 y a aumentar ese objetivo a 30 por ciento únicamente si otros países industrializados realizaban recortes similares.

España realizó esta propuesta en una reunión de diplomáticos encargados de desarrollar el acuerdo alcanzado en Copenhague. Esta tarea debe finalizar antes de fin de mes, para cuando los gobiernos del mundo deberían haber declarado formalmente sus compromisos de reducción para la próxima década.

Cefic dice oponerse a medidas unilaterales más amplias de la UE porque, en su opinión, estas medidas colocarían a las industrias europeas que requieren mucha energía en una desventaja competitiva con respecto a sus pares de otras regiones.

"Para nosotros, la reducción de la emisión de gases de invernadero no es un concurso de belleza", dijo Philippe de Casablanca, especialista en clima de Cefic, a IPS.

"No sirve de nada ser la región con el mejor desempeño contra el cambio climático si su ejemplo no es imitado con reducciones significativas en todo el mundo. Este concurso no lo gana uno solo, sino todos trabajando juntos", agregó.

Sin embargo, grupos ambientalistas creen que la UE debería procurar un objetivo de reducción del 30 por ciento como mínimo en las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles, sin importar lo que hagan otros grandes actores de la economía mundial. Agregan que la táctica del bloque de incitar a terceros a imitar sus medidas no ha dado resultado, y que es hora de guiar con el ejemplo.

Matthias Duwe, director de la red ambientalista Climate Action Network Europe, afirmó que la UE no demostró un auténtico liderazgo en Copenhague y "parece estar cometiendo el mismo error ahora".

"Se cruza de brazos a esperar por los demás, cuando debería tener un sentido renovado de la urgencia", agregó.

Cefic representa a unas 29.000 empresas y ha sido uno de los grupos industriales más influyentes en la estrategia del bloque europeo sobre el cambio climático en los últimos años.

El grupo ha unido fuerzas con representantes de otros sectores que usan energía de manera intensiva, como las fábricas de cemento y acero, para advertir sobre un fenómeno llamado "fuga de carbono", por el cual algunas empresas dejan Europa para instalarse en otras partes del mundo con controles menos rigurosos sobre la cantidad de dióxido de carbono que pueden descargar en la atmósfera.

El concepto fue ridiculizado por un estudio realizado en 2008 por Climate Strategies, una red de investigadores según los cuales las empresas que amenazaban con dejar Europa basaban sus decisiones en factores de inversión y no de reglamentación ambiental.

Sin embargo, Cefic siguió invocando el concepto con el fin de exigir permisos para contaminar para sus miembros en el marco del plan de intercambio de emisiones de la UE, que emite licencias por la cantidad de dióxido de carbono que sus industrias están autorizadas a emitir.

La renuencia de la UE a fijarse objetivos más estrictos se contradice con la opinión de uno de sus más altos funcionarios de que las medidas previstas por el acuerdo de Copenhague no se corresponden con lo que la mayoría de los científicos consideran necesario para evitar un aumento catastrófico de las temperaturas mundiales.

Olli Rehn, miembro de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, declaró esta semana que el acuerdo "está muy lejos de llegar al objetivo" de evitar que las temperaturas no aumenten más de dos grados centígrados por encima del nivel preindustrial.

De todos modos, "el acuerdo es mejor que nada, que habría sido lo peor", dijo.

La ministra de Medio Ambiente de España, Elena Espinosa, dijo que es vital que la respuesta de la UE al acuerdo de Copenhague impulse el uso inteligente de la energía. "Queremos ser el principal motor de la innovación y la competitividad", dijo a los miembros del Parlamento Europeo este miércoles.

No obstante, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) se quejó de la falta de ambición del bloque europeo, que a su criterio le impide ser pionero del desarrollo de tecnologías más ecológicas que las utilizadas actualmente.

Si se apega a su objetivo de reducción de 20 por ciento, la UE en realidad enlentecería el ritmo de sus recortes de emisiones de los últimos tres años, señaló Jason Anderson, del WWF.

"Al negarnos a adoptar un objetivo de 30 por ciento, estamos renunciando a enormes ahorros de energía que mejorarán la economía de Europa y generarán más empleo en industrias con un largo futuro", advirtió el ambientalista.

"Europa siempre ha sido pionera en el escenario mundial… No hay razón ahora para condicionar el futuro económico de la región a lo que se decida en Washington o en Beijing", concluyó.

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