JUVENTUD-ARGENTINA: El fin del mito igualitario

Un informe sobre juventud y desarrollo humano en el Mercosur, que se presentó este viernes en Montevideo, indica que, mientras en Brasil su tradicional desigualdad social retrocede y se pone en cuestión, en Argentina la visión de una sociedad equitativa quedó en el pasado.

"El panorama argentino muestra un cambio frente a imágenes del pasado, en gran parte míticas", señala el Informe sobre Desarrollo Humano para el Mercosur 2009-2010, que lleva como título "Innovar para Incluir: Jóvenes y Desarrollo Humano", una recomendación y un objeto específico de trabajo a la vez.

El estudio concluye que en Argentina, pese a estar ubicada en una posición alta en desarrollo humano en comparación con sus vecinos, hay una "inclusión social desfavorable" de los jóvenes en trabajos precarios, una alta deserción escolar y nuevos desafíos como la inseguridad, la violencia urbana y la discriminación.

En el apartado "Argentina: el país que ya no es y el fin del mito igualitario", se observa que "a la tradicional visión de una sociedad ‘con pasión igualitaria’ se contrapone la de una creciente desigualdad con signos que mostrarían un incremento en las distancias entre clases, separadas por el temor, el estigma y la discriminación".

La conclusión no se basa tanto en datos cuantitativos, en los que se manifiestan avances y retrocesos en los últimos años, sino en entrevistas cualitativas a los jóvenes. Ahí se ve que "el incremento sostenido de la desigualdad genera temor al diferente (…) y da lugar a relaciones conflictivas y de discriminación".
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Entre los jóvenes de sectores medios y altos, las entrevistas muestran que hay "una tendencia a culpar a los pobres por su situación", y entre los de sectores populares hay una fuerte preocupación por "el hostigamiento policial o por parte de guardias privados de lugares nocturnos".

"Para los sectores vulnerables y excluidos, la policía es la fuente principal de inseguridad", alerta la pesquisa.

La situación "no es lineal" en todos los aspectos, aclaran los investigadores. En sectores medios y altos hay cierta "modernidad" en temas de diversidad tales como la orientación sexual, la religión y otras diferencias vistas como "no amenazantes". En cambio en las diferencias sociales se tiende a la "estigmatización", advierten.

En entrevista con IPS, el sociólogo argentino Sergio Balardini, investigador en temas de juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y asesor para la investigación, confirmó que "la Argentina actual es una sociedad segmentada, donde se quebró la dinámica de la movilidad social ascendente".

"El mito de la sociedad igualitaria, promovido por una educación pública inclusiva y por el acceso al trabajo en una sociedad de pleno empleo ya no es tal y los jóvenes lo saben muy bien, desde su vivencia en servicios educativos de baja calidad, en dificultades para alcanzar un empleo y en la calidad precaria que estos tienen", dijo.

Esta caída del mito de la igualdad en Argentina contrasta con los progresos hechos por Brasil en los últimos años. En el gigante del Mercosur, afectado desde siempre por una desigualdad estructural, las diferencias sociales se acortaron en los últimos años debido a políticas sociales orientadas a los más pobres en el marco de un crecimiento económico que las posibilitó.

"Brasil está cambiando", subraya el informe, y rescata además que ahora la desigualdad, que es socioeconómica pero también racial, no sólo se redujo sino que es un tema que "se denuncia y se cuestiona".

El estudio, coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con auspicio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, fue realizado en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los cuatro socios plenos del Mercosur (Mercado Común del Sur).

En la introducción del libro que contiene la investigación, Rebeca Grynspan, directora del PNUD para América Latina y el Caribe, celebra que en el Mercosur los jóvenes se perciben a sí mismos "como sujetos de derechos que aspiran al empoderamiento tanto individual como colectivo", lo cual representa "un gran capital social para la región".

No obstante, advierte que esa población se ve afectada por "limitaciones estructurales que inciden negativamente en sus expectativas futuras".

Grynspan recomienda acciones gubernamentales que los favorezcan y que aumenten sus oportunidades, sobre todo en un área valorada por ellos como el de las tecnologías de la información y la comunicación, que pueden aportar "una herramienta útil para su capacitación y socialización".

En el caso de Argentina, se destaca positivamente que los niveles de pobreza son de los más bajos del bloque, junto con Uruguay. Toma el dato de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe que lo ubica en 21 por ciento, y refiere también la estadística oficial nacional de 2006 cuando el indicador estaba en 26,9 por ciento.

Pero Balardini agrega que, si se observa el conjunto de la población pobre medida en esa estadística, la mayoría son niños y jóvenes. "Si no pueden acceder a educación de calidad y además tienen que asumir responsabilidades tempranamente, se genera allí una reproducción generacional de la pobreza", advirtió.

Por otra parte, añadió, "la discriminación que viven los jóvenes de sectores pobres es una expresión de la desigualdad. El hecho de vivir en una sociedad de consumo donde ‘ser’ es ‘ser consumidor’, los despoja con violencia en tiempos en los que deben construir, trabajosamente, su identidad", acotó el sociólogo.

A partir de 2007, los niveles de pobreza y desigualdad se incrementaron en Argentina. Así y todo, es el país del bloque con mayor porcentaje de finalización de estudios terciarios, al contabilizarse que lo hace uno de cada ocho jóvenes de entre 25 y 29 años.

Pero también se comprueba que los menores de 30 años representan casi 60 por ciento del total de personas económicamente activas sin empleo en Argentina. Son cifras similares a las de Brasil y Uruguay, aunque en este país es el segundo después de Paraguay con mayor cantidad de jóvenes en el sector informal, con trabajos precarios.

Eso es lo que el informe destaca como "inclusión desfavorable", que es un fenómeno que está en aumento, según informan. Del mismo modo, se observa que en algunos casos los jóvenes sin empleo son "tercera generación de desocupados", lo cual debilita la transmisión inter-generacional de la cultura del trabajo".

La tasa de deserción escolar "es alta" en la escuela secundaria, dicen también. Se atribuye principalmente a la necesidad de trabajar para obtener una renta mínima.

Este estudio del PNUD fue terminado antes del lanzamiento de la Asignación Universal por Hijo, que otorgó el gobierno argentino de Cristina Fernández a partir de este mes. Se trata del equivalente a unos 47 dólares mensuales por cada menor de 18 años de hogares donde el jefe o jefa no tienen empleo o laboran en el sector informal de la economía, sin aportes a la seguridad social.

Para Balardini, esta Asignación "es un paso importante" que "en lo inmediato sacará a muchas familias de la mayor pobreza, aunque este concepto es complejo y no está reducido al ingreso", advirtió.

"Se necesita un Estado activo e inteligente, y políticas públicas para la niñez y la adolescencia", recomendó el experto.

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