COMERCIO-ÁFRICA: Se busca especialista en negociaciones

Desde antes de la creación de la OMC en 1995 ya se enfrentaban los partidarios de la liberalización comercial, que sostienen que es primordial impulsar el crecimiento, con los que consideran que el intercambio sin restricciones es responsable de muchos problemas socioeconómicos.

La creación de la OMC (Organización Mundial del Comercio) fue uno de los principales resultados de la Ronda de Uruguay (1986-1994), uno de los procesos más importantes dentro de las negociaciones comerciales internacionales en la materia.

Pero a partir de la última crisis financiera y económica mundial, iniciada el año pasado en Estados Unidos, apareció un tercer grupo que considera que el viejo modelo está muerto y que la OMC puede contribuir a aliviar la pobreza y a proteger el ambiente si se reforma o si vuelve a su mandato original. "El objetivo de la OMC, como aparece en sus estatutos, es promover el desarrollo sustentable", recuerda el informe "A Sustainable Development Roadmap for the WTO" ("Hoja de ruta de la OMC para un desarrollo sostenible"). "Pero el régimen de comercio internacional perdió sus aspiraciones y su mandato inicial y cayó en un liberalismo ortodoxo ciego, alejándose del liberalismo integrado", según el documento presentado en Ginebra por el Instituto Internacional para un Desarrollo Sostenible (IISD, por sus siglas en inglés), con sede en Canadá, que promueve políticas centradas en la economía, el ambiente y el "bienestar social". "Italia está muy preocupada por las olas de inmigrantes ilegales que llegan a sus costas, pero en el debate sobre su política comercial le presta muy poca, o ninguna, atención a la necesidad de ayudar a los países africanos a fortalecer sus economías mediante el comercio para ofrecerles una alternativa a esos mismos inmigrantes", señaló Mark Halle, representante de IISD en Europa y director de comercio e inversiones. La OMC debe realizar grandes reformas si pretende contribuir a impulsar un desarrollo sostenible. Las naciones en desarrollo necesitan asistencia técnica en materia comercial para implementar sus obligaciones legales y recurrir al mecanismo de solución de diferencias, entre otras cosas, según el informe. El costo que conlleva recurrir al procedimiento de resolución de disputas, alrededor de unos 500.000 dólares, es prohibitivo para las pequeñas economías, que deben contratar especialistas extranjeros y pagarles sus honorarios de acuerdo a las tarifas del Norte. Las naciones en desarrollo apenas pueden permitirse tomar represalias contra las poderosas, como quedó demostrado con la renuencia de los países africanos a recurrir al mecanismo de solución de disputas contra Estados Unidos por los subsidios ilegales otorgados a sus productores de algodón. Una posibilidad es imponer sanciones económicas contra los estados que no cumplan con las normas o permitir represalias cruzadas, según el informe. El órgano de apelaciones de la OMC halló culpable Estados Unidos en 2005 en una disputa con Brasil por los subsidios a sus productores de algodón, pero Washington nunca respetó el dictamen. Un panel de arbitraje resolvió hace poco permitir a este último tomar represalias en otros sectores, como los de servicios y de propiedad intelectual. Pero a los países africanos también les cuesta tomar represalias cruzadas. Una forma de resolver la disputa podría ser la compensación económica. El estudio también sugiere que las sesiones del mecanismo de solución de disputas sean públicas para que las organizaciones de la sociedad civil puedan supervisar las actividades de los representantes de los gobiernos en la sede la OMC en Ginebra. Otro asunto clave es el ingreso a la OMC. Entre los 29 países que aspiran a formar parte de la organización de 153 miembros, hay siete africanos: Argelia, Comoras, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Liberia, Libia y Sudán. El problema es que el proceso de ingreso es muy lento y las naciones en desarrollo terminan asumiendo compromisos más rigurosos que las que ya son miembros. Por ejemplo, los países menos avanzados que se incorporaron hace poco redujeron sus aranceles más que los industrializados que ya integraban la OMC. El estudio propone una posible solución mediante un nuevo acuerdo sobre incorporaciones que prevea criterios objetivos y evite las actuales negociaciones por país. El consenso es otro de los problemas clave, como lo muestra la Ronda de Doha de negociaciones comerciales internacionales en la que cada país aspira a la solución que más le convenga. Eso contradice los principios de "trato especial y diferencial" y de "menos que una reciprocidad total" para las naciones en desarrollo, como reza la declaración de la Cuarta Conferencia Ministerial celebrada en la capital de Qatar en 2001, que contiene el mandato para las negociaciones. "La OMC no cumple con su mandato", indicó Aaron Cosbey, economista ambiental del IISD y autor del informe. "Todavía teniendo posiciones mercantilistas basadas sobre intereses limitados. No hay lugar para el mercantilismo en un mundo pequeño", apuntó. "El mercantilismo es la limitada búsqueda de los países de sus intereses comerciales creados", añadió. La solución es crear un panel independiente que asesore a los negociadores, según Cosbey. "Los países africanos necesitan un órgano externo que provea a los negociadores del mejor conocimiento económico sobre cuestiones políticas importantes", explicó. "Ese órgano tendría que poder emitir una opinión consensuada sobre si, por ejemplo, tiene sentido que los países africanos abran sus sectores de servicios financieros a la competencia", apuntó. Por ejemplo, "¿qué experiencia hay de otros países en situaciones similares? ¿Qué requisitos internos, reguladores y judiciales, hay que disponer para que la apertura de esos sectores sea un éxito? El conocimiento específico externo sobre cuestiones clave de las negociaciones permitirá que los países africanos, y las naciones en desarrollo en general, se defiendan con más facilidad", añadió. También podrá brindar información confiable e imparcial para evitar la confusión actual que se originó porque los resultados de la evaluación del impacto de la Ronda de Doha fueron totalmente diferentes según la fuente del estudio.

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