POLÍTICA-CUBA: En busca del traje a medida

El gobernante comunismo cubano tiene ante sí el reto de renovarse hacia un sistema socialista participativo y más inclusivo, que ofrezca bienestar económico y responda a las demandas sociales y políticas que se han acumulado y expresado, de una u otra forma, en los últimos años.

Aunque postergado sin fecha probable, el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), único y en el poder, deberá responder a ese desafío en un contexto internacional de crisis financiera que ha agravado las dificultades económicas de este país caribeño, con especial impacto en el nivel de vida de sus 11,2 millones de habitantes.

Para algunos analistas, justamente esa situación hacía más urgente la realización de la más importante cita del PCC, que debe efectuarse cada cinco años para examinar y trazar las vías de solución de los problemas nacionales más importantes.

El VI Congreso, aplazado desde 2002, estaba previsto para fines de este año. Sin embargo, el Comité Central del partido gobernante decidió postergarlo hasta que finalice la preparación partidaria, y luego de un análisis "con la población en su conjunto".

Entretanto, se convocará en fecha aún no precisada a una Conferencia Nacional para elegir a los nuevos organismos de dirección del PCC, que incluyen el Comité Central, el Buró Político y el Secretariado, instancias responsables de continuar y culminar la preparación del Congreso.
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Abandonado a principios de la década de 1990, en coincidencia con la desaparición de la Unión Soviética y del bloque socialista, el Secretariado fue restaurado en 2006 para fortalecer el papel del PCC. Debe organizar y asegurar el cumplimiento de los acuerdos de su máximo organismo rector, el Buró Político.

Muchos de los integrantes del actual Comité Central ya no ocupan las responsabilidades que ostentaban al momento de su elección hace 12 años, n el V Congreso del PCC de 1997, mientras el Buró Político y el Secretariado siguen encabezados por Fidel Castro, de 83 años, alejado desde 2006 de la vida pública por su salud quebrantada.

Para el presidente Raúl Castro, segundo secretario del PCC, la tarea que tienen por delante los comunistas y el pueblo cubanos es grande, pues se trata de definir la sociedad socialista a la se aspira y es posible construir "en las condiciones actuales y futuras de Cuba", y el modelo económico que regirá la vida de la nación.

"En otras palabras, se trata de llevar a Cuba desde un viejo modelo —llamado socialismo real—, hacia uno que realmente se avenga a las necesidades de este país. Me parece que Raúl tiene conciencia de esa necesidad histórica y está tratando de llevarla adelante", dijo a IPS un antiguo militante del PCC.

Según una fuente académica, el modelo económico cubano demostró su ineficacia y se sigue pareciendo "en esencia al modelo soviético (puesto en práctica por la Unión Soviética, desintegrada en 1991), basado en la propiedad estatal en la casi totalidad de la economía, y en la centralización en la asignación de recursos y la determinación de los precios".

"El fracaso del socialismo real en Europa del este y la persistente ineficiencia de nuestra economía deben impulsarnos a implementar cambios radicales en nuestro modelo. No debemos discutir nuestros problemas de forma aislada a lo que ha ocurrido en el resto del mundo", sostuvo el economista que prefirió no ser identificado.

Las transformaciones que algunos sectores académicos consideran necesarias incluyen un cambio en los mecanismos de gestión de la empresa estatal, permitiendo mayor participación de los trabajadores en los resultados y más independencia de los gerentes en la toma de decisiones y en la determinación de los precios.

Además de transformar el funcionamiento interno de la empresa, se debería modificar el entorno en el que ésta trabaja, permitir fórmulas de regulación que brinden mayor autonomía y competencia, y dejar que el mercado fije los precios. "El mercado es una herramienta objetiva, sólo que debe estar regulada por el Estado", comentó la fuente.

Asimismo, consideró saludable ampliar el espacio a otras formas de propiedad no estatales. El sector privado y el cooperativo deberían extenderse a la esfera de los servicios y la pequeña industria. También podría abrirse más el espectro en que se permite la inversión extranjera, como ejemplo en el sector azucarero, estimó el investigador.

En su opinión, "las transformaciones deben pensarse mirando hacia el resto del mundo, viendo las mejores experiencias internacionales y, por ejemplo, los modelos chino y vietnamita deberían tomarse como referencia".

Si bien reconoció que la economía cubana requiere un nuevo enfoque, el pastor presbiteriano Raimundo García dijo a IPS que los "profundos cambios" que hacen falta en este país reclaman que "el PCC asuma lo que realmente debe ser su papel, dejando de ser un segundo gobierno dentro del Estado", entre otros aspectos.

Para el religioso cubano, ello conllevaría que la organización política se "convierta en un centro de estudios y debates en el cual estén representados, aunque dentro de un propósito común, las diferentes opiniones de personas que representen las diferentes esferas de la sociedad, incluyendo a la sociedad civil".

"La unanimidad, como lo ha señalado reiteradamente nuestro presidente, no existe por ser una mala práctica para los diálogos y decisiones", comentó García, director del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo de Cárdenas, a unos 150 kilómetros de La Habana.

El artículo quinto de la Constitución define al PCC como "la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista". La organización cuenta con unos 850.000 afiliados.

El presidente Raúl Castro afirmó en un discurso ante el parlamento, a principios de este mes, que fue elegido para "defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo", con lo cual dejó claro el contexto y alcance de los cambios y transformaciones que se pueden esperar.

Sin embargo, agregó que "tiene que ser el pueblo, con su partido en la vanguardia, el que decida". En este punto, algunos analistas no desestiman que la futura convocatoria al VI Congreso esté precedida de una nueva consulta popular, como la realizada en 2007 en reuniones celebradas en barrios y centros de trabajo, en torno al discurso que Castro pronunció el 26 de julio de ese año.

Según el propio mandatario, en esos debates hubo 1.301.203 planteos concretos, de los cuales 48,8 por ciento fueron críticos. "Los resultados de esa actividad no se echaron en saco sin fondo", afirmó Castro, quien reveló además que la consulta fue concebida como un "ensayo" y "pensando" en el "máximo evento partidista".

El inventario de temas debatidos en esas reuniones incluyó, entre muchos, la dualidad monetaria y el valor real del salario, el deterioro de la calidad del sistema educativo y de la salud pública, así como las limitaciones al ejercicio del trabajo por cuenta propia y a la iniciativa privada.

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