TRABAJO-BRASIL: Crisis reaviva lucha sindical

La crisis financiera internacional afecta el mercado de trabajo de Brasil y, consecuentemente, despierta las luchas sindicales que estuvieron adormecidas en los últimos años de bonanza económica y abundante generación de empleos.

Con varias reuniones y la premisa de evitar despidos, comenzó esta semana la negociación entre centrales sindicales y la Federación de las Industrias de São Paulo (Fiesp). Reducir la jornada de trabajo y los salarios es la única forma de mitigar el aumento del desempleo ante la caída brusca de la demanda y la producción, según los empresarios.

Fuerza Sindical, que dice representar 4,8 millones de trabajadores en el estado de São Paulo, aceptó esa alternativa, pero con una garantía de empleo para los afectados "del doble del período de reducción", explicó a IPS el secretario general de esta central sindical, João Carlos Gonçalves.

Además, la central plantea que la reducción salarial deberá ser 40 por ciento menor que la merma de la jornada laboral, de manera que para 20 por ciento de horas menos correspondería 12 por ciento de recorte en los sueldos, acotó.

Directivos de grandes empresas industriales, sin embargo, ya adelantaron que no pueden ofrecer la garantía de estabilidad en el empleo por ningún período y quieren igual merma de jornada laboral que de salario.
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Por su parte, la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor fuerza sindical del país y afín al gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva, se niega a negociar cualquier forma de reducción salarial. Pero uno de sus sindicatos afiliados ya aceptó la fórmula rechazada en una empresa del sector químico, señaló Gonçalves.

"Tenemos que aprovechar todos las negociaciones posibles para evitar que los trabajadores pierdan sus empleos", arguyó en defensa de la actitud más abierta de su central.

Pero Gonçalves aclaró que la reducción salarial para salvar empleos es resuelta o rechazada directamente por las asambleas de los trabajadores, según la situación local y de cada empresa. Las centrales sólo negocian acuerdos "paraguas" en busca de alternativas, explicó.

Los sindicatos locales no son obligados a seguirlos, ya que representan directamente a los trabajadores y son "los mayores responsables" de firmar contratos.

El nivel de empleo creció mucho en los últimos años, por eso "la caída ahora es más fuerte también" y todos los sectores de la economía estudian despidos ante la crisis económica, las negociaciones de las centrales sindicales buscan "anticiparse" al aumento de la desocupación, discutiendo salidas con las empresas, justificó Gonçalves.

Las centrales actúan también en otros frentes, presionando al gobierno a adoptar nuevas medidas contra los despidos. La reducción de la tasa básica de interés del Banco Central es una de esas medidas y por eso Fuerza Sindical convocará a una manifestación para el próximo miércoles en Brasilia, cuando la autoridad monetaria anunciará la nueva tasa de referencia para los próximos 45 días.

La industria de autopartes y la construcción son los sectores donde los despidos tienden a ser más masivos, diagnosticó Gonçalves. Es que la crisis golpeó más fuerte en la producción de vehículos, un sector que depende del crédito que se retrajo.

Las armadoras de vehículos, que son empresas grandes, disponen de capital para soportar por algún tiempo la caída de sus ventas, pero no así las de autopartes, en general medianas y pequeñas, que se ven obligadas a reducir costos ante cualquier caída de los ingresos, observó el sindicalista, más conocido por el apodo Juruna.

La industria automovilística fue una de las beneficiadas por medidas gubernamentales en diciembre, que incluyó la reducción de impuestos y nuevas fuentes de crédito. Sus ventas registraron una pequeña recuperación en las semanas siguientes, pero insuficientes para compensar la merma de octubre y de noviembre.

Pero aún así, algunas fábricas despidieron empleados, principalmente los contratados temporalmente y tercerizados. El ministro del Trabajo, Carlos Lupi, criticó duramente los despidos promovidos por empresas beneficiadas por el gobierno, exigiendo el mantenimiento de la fuente laboral "contrapartida".

Con informaciones diarias sobre despidos, la crisis que afectaba al mundo financiero y atemorizaba a los empresarios llegó finalmente a la población. La industria es la más afectada y por eso el desempleo amenaza inicialmente al estado de São Paulo, que concentra 40 por ciento del producto de este sector brasileño.

En diciembre se registró una retracción de 13,5 por ciento en la producción industrial de São Paulo, según datos de la Fundación Getulio Vargas, un centro de estudios superiores.

Las estadísticas oficiales de desempleo llevan un rezago respecto de otros indicadores económicos. La última medición de empleo industrial en Brasil divulgada es de noviembre, cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística registró una caída de 0,6 por ciento respecto del mismo mes de 2007. Fue el peor resultado en los últimos cinco años.

El aumento del desempleo es evidente, pero los datos no permiten aún estimar la intensidad de esa tendencia, que sólo se podrá evaluar en los próximos meses, comentó a IPS Roberto González, coordinador del área de Trabajo y Renta del Instituto de Investigación Económica Aplicada, un organismo del Ministerio de Planificación.

El desempleo usualmente crece en los últimos y en los primeros meses de cada año, después de la intensa producción en los meses anteriores para atender el gran consumo del final del año, pero esta vez a ese ciclo se sumó la crisis económica mundial originada en Estados Unidos, destacó.

Ante la incertidumbre, hay "una reacción preventiva de cautela", las grandes empresas suspenden los contratos temporales y dispensan tareas tercerizadas, retardando "medidas mas drásticas" como el despido de sus empleados permanentes, acotó.

En diciembre, Brasil sufrió la pérdida neta de 600.000 empleos formales, casi el doble del mismo mes de 2007, indicó el ministro de Trabajo, basado en datos preliminares no confirmados.

Los números hacen temer una recesión económica en Brasil, pese a que había sido señalado como uno de los países menos vulnerables a la crisis global. Es que la cadena de efectos está aún lejos de terminar.

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