Para frenar los vientos de la crisis económica mundial, el Estado y sectores productivos de México levantaron este miércoles un muro con subsidios, congelamiento del precio de los combustibles, millonarios proyectos de infraestructura y promesas de unidad nacional.
Según el plan anunciado en esta capital, las gasolinas mantendrán su precio actual todo el año, el del gas bajará 10 por ciento y las tarifas del servicio eléctrico industrial descenderán hasta 20 por ciento.
Además, se apoyará con recursos a los trabajadores de empresas, sobre todo exportadoras, que deban detener su producción por razones técnicas, se subsidiará a familias que cambien aparatos electrodomésticos por otros que ahorren energía y ampliará el gasto en vivienda popular y desarrollo rural.
Por otra parte, el gobierno prometió realizar al menos 20 por ciento de sus compras a pequeñas y medianas empresas y cambiar normas para que los trabajadores dispongan con celeridad y en mayores cantidades de sus ahorros para el retiro, depositados en cuentas de bancos privados.
Las medidas son parte del Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, firmado este miércoles tras largos discursos por el presidente conservador Felipe Calderón, su gabinete de ministros, líderes parlamentarios, gobernadores, empresarios y sindicalistas.
Aunque se presentó como un acuerdo de Estado, el grueso de las acciones, entre ellas algunas que reiteran varias presentadas por Calderón en marzo y octubre de 2008, quedaron a cargo del gobierno y del erario público.
El corazón de la estrategia es gastar recursos de Estado —procedentes de las ventas del petróleo y los impuestos— a un nivel histórico, lo cual por primera vez desde mediados de los años 90 originará un déficit fiscal cercano a dos por ciento.
El objetivo es mover lo máximo posible los engranajes de la economía nacional para eludir la recesión que, según observadores, amenaza a México, cuya economía está fuertemente encadenada con la de Estados Unidos, donde se originó la crisis de alcance mundial.
El costo para este año del programa, considerado "anticíclico" por economistas, supera los 54.000 millones de dólares, la mayoría de los cuales corresponden a desarrollo de infraestructura, incluida la construcción de una refinería.
De cumplirse, la meta de gasto será inédita en el marco de un presupuesto de Estado que para este año es de unos 300.000 millones de dólares, monto que por su magnitud tampoco tiene antecedentes.
"La economía de Estados Unidos cayó en una profunda recesión, en gran medida debido a la crisis de su sistema financiero. Este fenómeno de magnitud inédita se ha transmitido rápidamente a todas las regiones ( ). México no es la excepción, en especial porque su economía está fuertemente vinculada a la economía de los Estados Unidos", dijo el presidente Calderón.
"Desde los últimos meses de 2008 y a lo largo de este año, estamos y estaremos viviendo un periodo de grandes dificultades en términos de crecimiento económico, inversión y empleo en nuestro país", advirtió el mandatario.
Pero "con la firma de este acuerdo demostramos la capacidad de unirnos para enfrentar la compleja situación económica internacional, de unirnos por encima de intereses particulares, de diferencias políticas e ideológicas y de cerrar filas incluso en un contexto electoral intenso como el que viviremos este año", añadió. En julio se realizarán elecciones para la Cámara de Diputados, donde ninguno de los tres principales partidos —el gobernante Acción Nacional y los opositores Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática— cuentan con mayoría absoluta. El plan anticíclico del Estado suena lógico y se inscribe en una estrategia que desarrollan la mayoría de los países latinoamericanos, "pero no trae garantía de éxito", dijo a IPS Alejandro Córdova, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"Hay que mantener los cinturones puestos, pues el vuelo en que vamos está lleno de turbulencias", agregó, en referencia a la marcha de la economía mundial.
Para este analista resulta "desalentador" que los planes contra la crisis no incluya una contención de los altos gastos de la burocracia del Estado y de aquellos en los que incurren legisladores, gobernadores de estados y funcionarios.
En diciembre, parlamentarios, el gobierno de Calderón y algunas autoridades locales decidieron, echando mano al dinero del Estado, festejar a lo grande las fiestas de fin de año y en varios casos decretaron incrementos en sus salarios para 2009.
A pesar de los problemas económicos, ninguno de esos sectores expuso planes de austeridad para sus ingresos y egresos.
Este miércoles, en la firma del Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, nada se dijo al respecto.
En la ceremonia, Joaquín Gamboa, secretario general de la Confederación de Trabajadores del México, una de las principales centrales obreras, comprometió el apoyo decidido de su organización al plan del gobierno, y anunció que no se convocarán huelgas o protestas por los problemas en marcha.
"Atravesamos en el país un momento difícil, pero como mexicanos aportaremos a una solución y seguiremos al pie del cañón", declaró Gamboa, ligado al Partido Revolucionario Institucional.
De acuerdo con analistas, en el año en curso aumentará el desempleo y la pobreza, y la gran mayoría de los mexicanos vivirán agobiados por deudas y otros problemas económicos.
Los pronósticos de expertos prevén un crecimiento económico de dos por ciento para 2008 y una caída a uno por ciento o negativo al cabo de este año.
Según el presidente Calderón, a "diferencia de lo que había ocurrido en crisis anteriores, hoy México está mejor preparado para enfrentar la adversidad, ya que tiene sólidos fundamentos macroeconómicos y financieros".
"El tiempo dirá si los planes, las promesas y el discurso oficial tuvieron su efecto frente a la crisis", acotó Córdova, el experto de la Universidad Nacional Autónoma. "Por ahora seguiremos en zona de turbulencia y seguramente se irán sumando problemas y damnificados."
