TAILANDIA: El triunfo de las elites

Casi un año después de que su partido sufriera su tercera derrota electoral consecutiva, Abhisit Vijjajiva se convirtió en el nuevo primer ministro de Tailandia, el tercero de 2008. Pero su consagración poco tuvo que ver con la voluntad del electorado.

Abhisit fue elegido tras una intensa batalla en el parlamento, donde el Partido Demócrata que él lidera es el segundo luego del movimiento Puea Thai (Para los Tailandeses).

El candidato de Puea Thai, Pracha Promnok, obtuvo el voto de 198 de los 437 legisladores, y Abhisit, 235.

El flamante primer ministro, de 44 años, es un favorito de las elites conservadoras de Bangkok, debido a su origen patricio y a su persistente apoyo al establishment. De apariencia juvenil y pulcra, Abhisit estudió en institutos privados prestigiosos como Eton y la Universidad de Oxford de Gran Bretaña, donde nació.

Muchos tailandeses lo percibían en 1992 como un líder para el futuro. El Partido Demócrata lo eligió entonces, con 27 años de edad, candidato por el Partido Demócrata para las elecciones, las primeras desde el 17 golpe militar desde el inicio de la monarquía constitucional en 1932.

En 2005, su camino ascendente continuó cuando logró el apoyo del Partido Demócrata, el más antiguo de Tailandia, para liderarlo. Su imagen era la de un moderado que detesta la corrupción, comprometido con la ideología liberal, inclinado a algunas medidas de alivio a la pobreza.

Abhisit es un economista capacitado que se hace cargo del gobierno en tiempos en que este país sufre gravísimos problemas políticos internos y los efectos de la crisis financiera internacional. El alza en la bolsa de Bangkok poco después de la votación en el parlamento es una demostración de lo bien recibida que fue su designación por el empresariado.

"Los empresarios necesitarían un descanso de la tensión de los últimos meses", dijo Laurent Malespine, director de la firma consultora de Bangkok Don't Blink. "También sabemos que los demócratas tienen mucha experiencia en manejo de coaliciones."

Pero las circunstancias del gobierno de coalición que afronta Abhisit son muy diferentes a las dos coaliciones encabezadas por el Partido Demócrata, en 1992 y 1997.

La primera ocasión fue luego de un choque sangriento entre la dictadura militar y activistas prodemocráticos. La segunda, en medio de una crisis financiera que comenzó en este país y se propagó por todo el sudeste asiático y el mundo.

La Tailandia de hoy sufre una combinación de crisis de legitimidad democrática y de crisis financiera.

"El país no sólo ha sido golpeado por la crisis económica, sino que también sufre la división social", dijo al diario The Nation el primer ministro de las dos anteriores coaliciones de gobierno demócratas, Chuan Leekpai.

"No es fácil administrar un país en este periodo de dificultades. Todos deben sacrificarse y trabajar mucho pro el destino nacional", declaró Chuan al diario The Nation.

Otro desafío será sortear las complicaciones que implica una alianza entre el Partido Demócrata, partidos de pequeño porte y legisladores disidentes de Puea Thai.

Fuentes parlamentarias afirmaron que el Partido Demócrata ofreció 1,2 millones de dólares a cada legislador que abandonara Puea Thai y se uniera a la flamante coalición de gobierno.

El diario Bangkok Post informó este lunes que a los legisladores que se incorporaron a la coalición se los obligó a mantenerse aislados en hoteles e incluso se les prohibió usar sus teléfonos celulares.

El regreso de los demócratas al poder se vio alentado por las movilizaciones de la derechista y monárquica Alianza Popular para la Democracia (APD), que tomó las calles en mayo, ocupó la sede de la jefatura del gobierno y luego el principal aeropuerto internacional del país.

La intención de la APD era desalojar del poder al gobierno encabezado desde las elecciones de diciembre de 2007 por el Partido del Poder Popular (PPP). La Corte Constitucional disolvió este martes al PPP proscribió a 37 de sus dirigentes, incluido el hasta entonces primer ministro Somchai Wongsawat.

El PPP cuenta con un fuerte arraigo entre los pobres de áreas rurales que constituyen la mayoría del electorado, al igual que su antecesor, Thai Rak Thai (tailandeses que aman a Tailandia), también proscripto por la justicia tras un golpe militar.

La suerte del PPP quedó echada antes aun de la decisión de la Corte Constitucional del 2 de diciembre, cuando los jefes del ejército se negaron a reprimir las manifestaciones de protesta.

"Los demócratas son beneficiarios directos del activismo de los jueces, la presión militar y las protestas de la APD", dijo el cientista político Thitinan Pongsudhirak, de la Universidad Chulalongkorn de Bankok.

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