PENA DE MUERTE: Por una shariá moderna

El proyecto Rights and People apuesta a que los más de 300 millones de habitantes del mundo árabe conozcan, reivindiquen y defiendan sus derechos humanos, dijo a IPS su fundador, Mostafa Hannaoui.

En el proyecto es vital el libre acceso a información sobre la pena de muerte los 24 países árabes, así como dar cuenta pública de la lucha cotidiana por la observancia del derecho a la vida.

Lo que sigue es un resumen del diálogo entre IPS y Hnnaoui en Casablanca, Marruecos.

IPS: ¿Qué aspira a lograr con Rights and People?

MOSTAFA HANNAOUI: La idea es simplemente llevar los derechos humanos a la vida cotidiana de todos los ciudadanos del mundo árabe. Hasta ahora, ninguna organización de medios árabes ha tenido suficiente especialización ni compromiso con la batalla por los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida.

Nuestra primera tarea será abordar la falta de información en idioma árabe sobre la pena de muerte y sobre cuestiones generales de derechos humanos. Pondremos muchas publicaciones sobre la pena de muerte a disposición del público en Internet. Alentaremos la emisión de información oportuna y a que expertos en las estructuras sociales y culturales realicen investigaciones que vinculen estas estructuras con los derechos humanos.
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Los ciudadanos deben capacitarse para defender sus derechos. Esta capacidad sólo puede desarrollarse a través de la información.

IPS: ¿A qué se refiere con "estructuras"?

MH: En muchas áreas del mundo, como los países árabes y Asia, los gobiernos invocan términos como "shariá" (ley islámica) y "valores asiáticos" para justificar violaciones de derechos humanos, en especial la pena de muerte y otros castigos inhumanos, como la flagelación y la lapidación. La religión y la cultura tienen un rol importante en todo esto.

Es necesaria una completa renovación cultural. Tomemos el Islam como ejemplo. Es absolutamente ilógico continuar aplicando los veredictos de eruditos emitidos hace siglos. Estos eruditos fueron innovadores en su época. Pero la innovación no llegó a un punto final después de sus dictámenes.

Muchos de estos eruditos ni siquiera creían que la Tierra era redonda. Hoy tenemos más conocimientos de los que ellos tenían entonces. Así que deberíamos innovar exactamente como lo hicieron ellos.

Como musulmanes, debemos desarrollar nuestra shariá moderna, adecuándola a las necesidades de la vida actual. Ésa es, por supuesto, la tarea de investigadores y expertos de universidades y centros de estudios, y no sólo de los eruditos religiosos. Por eso, nuestro proyecto alentará estudios sobre todas las estructuras religiosas, culturales y sociales usadas en el mundo árabe para justificar el despotismo y la violación de los derechos humanos.

IPS: ¿Qué impacto espera que tenga su proyecto?

MH: Esperamos un gran impacto, pues nuestra información será profesional y estará disponible gratuitamente. Alentaremos un debate cotidiano sobre los derechos humanos y la abolición de la pena de muerte entre intelectuales y el público en general. Gracias a la difusión de Internet y de la telefonía celular en el mundo árabe, podemos comunicar efectivamente nuestro mensaje a la gran mayoría de la población.

IPS: Usted dice que, antes que nada, hace campaña por el derecho a la vida. ¿Cree que este derecho está amenazado en el mundo árabe?

MH: Por cierto. Si se mantiene la pena de muerte, el derecho a la vida está bajo amenaza. No podemos hablar sobre otros derechos humanos cuando el derecho más básico y sagrado no está garantizado. Por lo tanto, consideramos que la abolición de la pena de muerte conducirá al mundo árabe a una era de respeto por los derechos humanos.

¿Cómo puede uno reivindicar su derecho a participar en la elaboración de una política cuando corre el riesgo de perder la vida por esa causa?

Así que la lucha por la abolición en el mundo árabe no es sólo una batalla por el derecho a la vida, sino por todos los derechos humanos. Creemos que la abolición ayudará al mundo árabe a acceder a la democracia y la modernidad. Construirá una cultura de ciudadanía con derechos individuales plenos e inalienables, en vez de la cultura medieval dominante, donde las personas son consideradas meramente "sujetos" sin estos.

IPS: Su proyecto tiene su sede central en Marruecos. ¿Considera que tendrá suficiente libertad para trabajar en este país?

MH: La situación de los derechos humanos en Marruecos no tiene punto de comparación con la de otros países árabes donde ni siquiera se les reconoce a las mujeres el derecho al voto e, incluso, a conducir vehículos…

No digo que Marruecos sea un paraíso para los derechos humanos. Todavía se los viola de vez en cuando. Pero estas violaciones no quedan sin la condena de la sociedad civil ni la de gran parte de los partidos políticos..

Comités parlamentarios realizan investigaciones y se admite que organizaciones de derechos humanos hagan las suyas. Algunas de estas organizaciones publicaron sus conclusiones y las publicitaron. Esto no es posible en muchos otros países árabes, donde las leyes de emergencia y el derecho tribal impiden cualquier actividad de la sociedad civil.

IPS: ¿Hará campaña por la abolición en Marruecos?

MH: La abolición de la pena de muerte en Marruecos figura, por cierto, entre los objetivos del proyecto. Este país está más cerca que nunca de la abolición. Luego del proceso de reconciliación dirigido por el rey Mohammed VI, todas las fuerzas políticas trabajan pública y abiertamente. Esto significa que el Estado ya no necesita más la pena de muerte para hacer frente a la disidencia política. El rey Mohammed VI tomó medidas valientes, sin precedentes en el mundo árabe, como sus iniciativas en beneficio de las mujeres.

En Marruecos, no sólo hay parlamentarias sino también asesoras del monarca.

Personalmente, creo que el rey dará otro paso valiente: abolir la pena de muerte. Pero la sociedad debe estar suficientemente preparada para la era post-abolicionista.

Recuerdo que el jeque Tantaoui, muftí de Egipto, fue invitado a manifestarse a favor de la abolición en una ceremonia religiosa presidida por el rey en Ramadán. Ésa fue una buena señal.

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