No se detiene la tala de los santuarios mexicanos de la mariposa monarca, que emigra desde Canadá y Estados Unidos, denunciaron habitantes de la zona. La deforestación “sigue igual, la madera sale en camiones todo el tiempo”, dijo a Tierramérica el campesino Francisco Suárez, que vive cerca del ejido Crescencio Morales, en el corazón de la reserva compartida por los estados de Michoacán y México, al occidente de la capital.
Ese ejido, dentro de las 11.000 hectáreas de la zona núcleo, es el lugar más conflictivo de la reserva de 56.259 hectáreas por los continuos conflictos agrarios, según las autoridades.
Suárez, que no indicó su lugar de residencia por temor a represalias, aseguró que son “grupos fuertes y armados” los que siguen talando el bosque en Crescencio Morales.
La mitad de la reserva de la monarca (Danaus plexippus) está degradada por falta de árboles esenciales para la vida de cientos de millones de ejemplares que cada año vuelan unos 5.000 kilómetros desde el norte.
