AMBIENTE-CUBA: Años para salir del huracán

Rosa María Leyva fue de las primeras personas en llegar a la playa Caletones. Seis horas requirieron los equipos especializados para despejar el camino que enlaza esta oriental ciudad cubana con uno de los siete barrios costeros arrasados por el huracán Ike a su paso por la isla.

Los 20 kilómetros de carretera construidos este mismo año fueron totalmente levantados por la fuerza del mar y, con la excepción de unas sólidas construcciones estatales que ahora sirven de albergue para las personas damnificadas, todas las edificaciones de Caletones desaparecieron sin dejar huella.

"Cuando decimos que desaparecieron los barrios es que no quedó nada. Llevamos a los responsables de familia y hubo gente que no encontró ni un caldero. Todavía están buscando cosas en los manglares", cuenta a IPS Rosa María Leyva, presidenta del Consejo de Defensa de Gibara, una urbe ubicada 775 kilómetros al este de La Habana.

"La población fue la primera en donar ropas y útiles del hogar. Reubicamos a las familias en las villas de descanso de las empresas estatales y les entregamos los primeros colchones que llegaron al municipio para los damnificados", explica Leyva, enfermera de profesión.

Pasados tres meses del desastre y aún sin poder borrar uno de los momentos más duros que ha tenido que enfrentar en sus 41 años de vida, esta mujer, la primera en asumir el cargo de secretaria del gobernante Partido Comunista en este municipio de la provincia de Holguín, piensa que "se ha trabajado mucho en esa zona para que la gente tenga una mejor vida".
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En cualquier caso, si reconstruir el camino, rehabilitar los servicios básicos, limpiar la ciudad de Gibara, replantar los campos para garantizar la alimentación de la población y garantizar los servicios gastronómicos fue cuestión de "mucho esfuerzo pero poco tiempo", la recuperación de las viviendas podrá demorar años.

Las quejas de la población no faltan. Algunas personas reclaman porque las comisiones de materiales creadas en las comunidades resuelven "los pequeños problemas y no los grandes", otras piden que les entreguen los materiales para reconstruir el hogar con esfuerzos propios y algunas quieren saber exactamente cuánto tendrán que esperar.

"Tenemos que seguir informando a la población, pero no podemos hacer compromisos que no podamos cumplir. No estamos para engañar a la gente", indica Leyva, quien lleva 10 años dedicada a las labores del Partido Comunista y uno como secretaria municipal.

"El ciclón Flora pasó por aquí en 1963, pero los daños se recuperaron muy rápido. Nosotros tenemos conciencia de que nos estamos recuperando poco a poco, pero también que la recuperación va a ser de varios años. Raúl (Castro, presidente de Cuba,) nos los dijo, pero ya nosotros lo sabíamos", añadió.

SIN TIEMPO PARA LAMENTACIONES

En una noche, el huracán Ike, con vientos sostenidos superiores a los 195 kilómetros por hora, afectó unas 19.000 casas, más de 70 por ciento del fondo habitacional de un territorio con 42.000 habitantes. El panorama fue similar en otros municipios del norte de Holguín como Banes y Antilla.

Un informe oficial, reproducido por el periódico provincial Ahora el 26 de octubre, indica que 130.063 viviendas sufrieron algún tipo de daño en toda la provincia, que tiene algo más de un millón de habitantes. Del ese total de casas, 32.134 se quedaron sin techo, 22.574 sufrieron derrumbes parciales y 18.819 fueron totalmente destruidas.

Más de un millón de metros cúbicos de desechos sólidos, similar a los acumulados por la provincia en un año, fueron recogidos en alrededor de un mes. Los esfuerzos de recuperación se centraron en los servicios de básicos, la alimentación de la población, las instalaciones de salud pública y, el mayor reto, el sector de la vivienda.

Según el secretario del Partido Comunista en la provincia, Miguel Díaz Canell, la política para la etapa de rehabilitación se estructuró alrededor de tres elementos fundamentales: inmediatez, seguir una estrategia bien trazada y garantizar el desarrollo tomando como referencia el estado anterior al desastre natural.

"Lo más importante era no lamentarse, sino borrar las huellas", afirmó el dirigente partidaria en el programa televisivo Criterio Compartido. La situación holguinera se complicó porque, además de los daños ocasionados por Ike en casi todo el territorio nacional, el gobierno cubano enfrenta el desastre provocado por los huracanes Gustav, del 30 de agosto, y Paloma, del 8 de noviembre. Fuentes oficiales calculan los daños en más de 10.000 millones de dólares.

Así y todo, la provincia había logrado hasta el 7 de este mes darle solución a los daños ocasionados a 36.589 viviendas, que es 29.3 por ciento del total de las afectadas. Se trabajaba en otras 7.363 y se habían construido 9.950 "facilidades temporales", una opción precaria para albergar a la familia en espera de una solución definitiva.

De las 315.549 personas evacuadas por las autoridades en el momento del paso del huracán, 5.758 de ellas no habían podido regresar a sus hogares y, de este total, 4.846 estaba viviendo en casas de familias o amigos y las restantes 912 permanecían albergadas en instalaciones del Estado.

"Gibara es el municipio que más evacuados tiene todavía a causa del Ike y cuando se habla de evacuados son personas que perdieron sus casas. Hemos logrado recuperar más de 2.000 viviendas, pero no hemos podido ir más allá de la recuperación de 10 por ciento de todo lo dañado", asegura Leyva.

La ciudad también trabaja en la preparación de un terreno, entregado por una familia para la construcción de nuevas casas para los damnificados y, donde se ubicarán 48 "petrocasas", a base de policloruro de vinilo (PVC), donadas por el gobierno de Venezuela tras el paso de Ike.

"Son casas espaciosas, de tres habitaciones y tenemos que entregarlas a familiar numerosas para aprovecharlas bien. Sabemos que siempre habrá insatisfacción de la gente porque son muchas las necesidades, pero lo importante es que 48 familias van a tener una respuesta casi inmediata", dijo la secretaria del Partido Comunista.

EN BUSCA DE ALTERNATIVAS

En Gibara, las antiguas tejas de barro resistieron más la furia de los vientos que sus sustitutas de fibrocemento. En los campos, también sucedió que los techos de guano, una fibra natural y flexible extraída de la palma real, sobrevivieron junto a otras opciones más modernas destrozadas por Ike.

¿Por qué unos techos resisten y otros no? Y, sobre todo, ¿por qué techos construidos con el mismo material pueden no tener igual resistencia al paso de los huracanes?, se preguntan las autoridades de la provincia de Holguín que han llamado a extraer todas las experiencias posibles del desastre ocasionado por Ike.

El informe oficial reproducido por el periódico Ahora en octubre recomienda hacer un análisis para la modificación de los modelos constructivos, de forma tal que resistan la intensidad de los huracanes y exigir que los inversionistas cumplan con "los intereses de la Defensa Civil".

Como opción aparece la aplicación en Holguín de un proyecto desarrollado por la Universidad Central de Villa Clara, a unos 250 kilómetros de La Habana, que promueve la reducción de riesgos del entorno construido ante desastres a través de la transferencia de tecnologías apropiadas, el uso de ecomateriales y el fomento de la producción local.

Mientras incentiva la fabricación de materiales de la construcción, incluida la producción artesanal de ladrillos a partir de desechos de la industria, Leyva mira con interés los únicos techos que resistieron en Caletones. "Sólo los techos de bóveda aguantaron. Al parecer, la clave está en la forma de arco", dice.

"La bóveda se hace con ladrillo, un nivel de cemento y mínimo de arena, composición que vuelve esta alternativa en muy atractiva. La arena es el elemento que más nos afecta en el país. Aparece de todo, pero lo que limita agilizar la recuperación del sector de la vivienda es la arena", asegura a IPS.

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