VIVIENDA: El fin de la panacea bancaria

Depender de los bancos privados para financiar el acceso a la vivienda dejará a más personas sin techo en las ciudades en lugar de convertirlas en propietarias, advirtió una experta de la ONU.

"La creencia de que los mercados proveerán vivienda apropiada para todos demostró ser incorrecta", dijo Raquel Rolnik, relatora especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre Vivienda Adecuada. "Una casa no es una materia prima. Es un lugar para vivir en paz, con seguridad y dignidad."

Rolnik, arquitecta y experta en planeamiento urbano, quiere que los políticos creen un sistema que ofrezca mayores opciones de acceso a la vivienda y evite depender de una única alternativa.

"El excesivo énfasis en que todos sean propietarios de la casa en que viven como única solución es parte del problema. Los sin techo no son todos pobres. También es una amenaza para quienes tienen un trabajo pero no pueden hacerle frente a los precios que fija el mercado", agregó.

La mayoría de los analistas consideran que las ejecuciones hipotecarias en Estados Unidos son consecuencia de problemas de liquidez, la ausencia de regulaciones o una mezcla de ambos factores. Rolnik ofrece enfoque completamente diferente.
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"La crisis desatada por las hipotecas de riesgo refleja deficiencias fundamentales en nuestro enfoque sobre la vivienda y la insuficiencia de los mecanismos de mercado para ofrecer viviendas adecuadas y accesibles para todos", aseguró.

Rolnik advirtió que habrá un fuerte aumento en la cantidad de personas sin hogar en Estados Unidos a medida que los propietarios e inquilinos se vean cada vez más afectados por las ejecuciones hipotecarias.

"Como la crisis se está propagando a otros países las cosas sólo pueden empeorar. Millones serán desalojados porque no pueden pagar la cuota de sus créditos", señaló.

Las críticas de Rolnik coinciden con la publicación del informe titulado "Estado de las Ciudades del Mundo", presentado por la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Urbanos (Hábitat), Anna Tibaijuka.

Según el estudio, 33 por ciento de los habitantes de ciudades de países en desarrollo viven en barrios precarios, en muchos casos sin acceso a servicios sanitarios y agua potable.

"La crisis financiera que vivimos en estos días se ha generado durante años y estalló ahora", dijo Tibaijuka, quien urgió a los gobiernos a asumir la responsabilidad de dar alojamiento decente a los más pobres.

El informe revela que la inequidad en materia de vivienda también crece en las naciones ricas: las ciudades estadounidenses son "tan desiguales" como las de África y América Latina.

"Grandes ciudades de Estados Unidos como Atlanta, Nueva Orleans, Nueva York y Washington tienen el mayor nivel de desigualdad del país, similar a los de Abidjan, Buenos Aires, Nairobi y Santiago de Chile", agregó.

La raza es uno de los factores de más peso que explican esa desigualdad en Canadá y en Estados Unidos. Las últimas investigaciones revelan que la mayoría de las familias que pierden sus casas son de origen afroestadounidense o hispano.

Un informe del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos señaló meses atrás que había en el país más de 120.000 personas que corrían riesgo de quedar sin techo. Pero estudios independientes sugieren que la cifra real es mucho mayor.

Según la estadounidense Administración de Salud Mental y Adicciones, existen en el país cuatro millones de personas sin hogar, que representan más de 10 por ciento de los pobres.

Sin embargo, según el informe de la ONU, los pobres en muchas ciudades de Estados Unidos no sufren las penurias de quienes luchan por sobrevivir en las grandes urbes del Sur en desarrollo, que podrían tener consecuencias políticas y socioeconómicas que catalicen la desestabilización social.

Tibaijuka pidió a los líderes mundiales que tomen conciencia de la urgente necesidad de "un planeamiento urbano efectivo, gerenciamiento y gobernanza".

En opinión de Rolnik, "el aumento de las ejecuciones hipotecarias y el número de personas sin hogar limita la capacidad de las ciudades y comunidades para financiar programas sociales y profundiza el deterioro urbano. Los países deben reconocer el derecho de todos a una vivienda adecuada".

En este aspecto, agregó, algunas naciones en desarrollo están más avanzadas que las ricas. La legislación en materia de vivienda debe definirse con la participación de todos los sectores interesados, no sólo por los representantes de los ministerios de finanzas y la industria de la construcción.

"Los mercados, incluso con las regulaciones adecuadas, no pueden proveer vivienda adecuada para todos", concluyó Rolnik.

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