CHINA: La confianza intoxicada

Para un país con una persistente tradición de ética confuciana como China, el escándalo de la leche envenenada, posiblemente la peor crisis de salud de los últimos tiempos, ha sido un ataque devastador a la credibilidad de la población en su gobierno.

Varias generaciones de chinos fueron criadas según el credo confuciano de que los gobiernos reales existen para promover el bienestar del pueblo.

Pero en el caso del escándalo de la leche contaminada, que fue el resultado no de la falta de controles de seguridad del producto sino de su adulteración deliberada con sustancias químicas tóxicas para maximizar las ganancias, los ciudadanos se sintieron más que decepcionados. Y muchos, incluso, estafados.

"Ésta no es una cuestión de mera corrupción, sino una cuestión de moralidad. Como madre, es difícil comprender cómo alguien puede considerar hacerse de una ganancia a expensas de la salud de nuestros hijos. ¿Por qué esto fue encubierto durante tanto tiempo? ¿Dónde estaban los funcionarios encargados?", planteó la agente de viajes Zhu Ling, que tiene una hija de cuatro años.

La leche en polvo adulterada con melamina y suministrada por 22 empresas chinas enfermó a por lo menos 54.000 bebés y hospitalizó a 13.0000.
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Hasta ahora, cuatro bebés fallecieron generando un escándalo que fue creciendo cual bola de nieve y que ahora cruzó las fronteras de China, afectando a niños de toda Asia y obligando a conocidas marcas occidentales como Cadbury, Unilever y Kraft a retirar de las góndolas de más de 10 países sus productos elaborados en China.

Lo que amplifica la gravedad del escándalo es el hecho de que la empresa que está en el centro del escándalo, Sanlu Group, comenzó a recibir quejas ya en marzo. A los hospitales comenzaron a llegar niños con cálculos renales. Dos de las muertes infantiles tuvieron lugar en mayo y junio.

Pero el escándalo no salió a la luz en los medios hasta septiembre, luego que China celebró la exitosa clausura de los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos de Beijing.

El periódico The People's Daily, buque insignia del Partido Comunista de China, informó que autoridades de la ciudad de Shijiazhuang, en la central provincia de Hebei, donde tiene su sede Sanlu, encubrió el escándalo durante más de un mes, desde el 2 de agosto.

Funcionarios del gobierno que hicieron la vista gorda al problema temiendo que pudiera poner en peligro a sus responsables, impidieron que Fonterra, la compañía neocelandesa que es titular de 43 por ciento de las acciones de Sanlu, quedara públicamente expuesta por el escándalo.

No fue sino hasta que el embajador de Nueva Zelanda en Beijing se encargó de este asunto ante el gobierno central chino que el programa de adulteración de leche salió a la luz y el público fue alertado de los peligros que implicaba.

La prensa china informó poco sobre la intervención del gobierno de Nueva Zelanda en la exposición del escándalo. Pero incluso sin este hecho, la confianza del público en sus líderes se vio muy sacudida.

"Se habló de revivir los principios morales confucianos en la sociedad. (Los líderes) dicen querer construir una sociedad armoniosa donde cada uno se preocupe por el otro. Pero ¿qué ejemplo hay en la amenaza de la leche?", se preguntó Xiao Zhang, un maestro preescolar.

El filósofo chino Confucio (551-479 antes de Cristo) promovió la ética de la virtud y la educación de los gobernantes, y fue el creador de la corriente que, en su honor, se llamó confucianismo.

Investigadores del gobierno han culpado de la contaminación a las estaciones recolectoras de leche de todo el país, que la compran a productores individuales y la venden a otros de mayor escala con poca supervisión en el proceso.

Li Changjiang, presidente de la agencia que controla la seguridad alimentaria, fue forzado a renunciar justo un año después de prometer poner a punto el sistema de supervisión alimentaria de China.

El ministro de Agricultura, Sun Zhengcai, admitió que el sistema de recolección de leche del país estaba "fuera de control" y era "caótico".

El primer ministro Wen Jiabao se disculpó por el escándalo y asumió el compromiso personal de revisar el sistema. "Haremos que toda la marca 'Hecho en China' quede libre de preocupaciones y sea de confianza tanto para los chinos como para todo el mundo", dijo Wen en una reunión del Foro Económico Mundial realizada esta semana en China.

Pero el gobierno también impuso restricciones a la cobertura de los medios sobre el escándalo y en los últimos días presionó a abogados —en nombre de personas afectadas por la crisis— para que retiraran sus demandas.

Funcionarios de Henan dijeron a por lo menos 14 abogados de esa central provincia que intentaban ayudar a víctimas de la leche contaminada que dejaran de representar a sus clientes, informó la agencia Associated Press citando a uno de esos profesionales.

La mordaza impuesta al disenso refleja la situación posterior al devastador terremoto que se produjo en mayo en la central provincia de Sichuan, cuando se les dijo a padres que alegaban que sus hijos habían muerto por culpa de la mala calidad de los edificios escolares que abandonaran la investigación sobre las muertes y la búsqueda de justicia ante el gobierno.

Fiel a la tradición confuciana de líderes que tratan sus asuntos con condescendencia, los funcionarios del gobierno argumentaron que eran los únicos investidos con la sabiduría necesaria para manejar las acusaciones.

Sin embargo, ahora la población trata con circunspección los compromisos de "plena investigación" y "control total". Beijing anunció nuevos estándares para los niveles de melamina en la leche y publicó un nuevo estudio sobre los productos lácteos que no halló ninguna sustancia perjudicial. Pero muchos no están convencidos.

Con seis meses de embarazo y mucha preocupación, Chen Jiaxian planea hacer lo imposible para alimentar a su bebé con su propia leche. "Simplemente no puedo imaginar traer al mundo a mi bebé y luego alimentarlo con algo venenoso. Si no tengo suficiente leche, intentaré encontrar una nodriza. No me arriesgaré a alimentarlo con la leche en polvo para bebés", expresó.

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