AMBIENTE-AUSTRALIA: Bueno para el clima, malo para canguros

El intento de salvar al planeta del cambio climático podría tener a los canguros de Australia entre las víctimas de «daño colateral». Un estudio gubernamental recomienda aumentar el consumo de su carne para combatir el recalentamiento.

Los canguros son omnipresentes en Australia. Y no sólo los de carne y hueso. Aparecen en el escudo nacional. Es el símbolo de la aerolínea de bandera. Figura en la casaca de los equipos deportivos.

Y ahora, al parecer, también podrían hacer una importante contribución para reducir las emisiones de gases invernadero que contribuyen con el cambio climático.

"Durante la mayor parte de la historia humana en Australia —unos 60.000 años—, el canguro fue la principal fuente de carne. Puede volverse importante otra vez", señala el informe final de la Reseña sobre Cambio Climático realizada por el economista Ross Garnaut.

El gobierno encomendó al experto el año pasado estudiar el impacto del cambio climático en la economía del país. Su informe señala que, como las vacas y las ovejas son grandes emisores de metano, uno de los gases invernadero, un cambio en la dieta hacia una fuente de carne menos contaminante es una opción para combatir el recalentamiento.
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La cría de ganado bovino para consumo de carne —no para la producción de lácteos— es responsable de 58,1 por ciento de las emisiones del sector agrícola australiano, mientras que las ovejas aportan 22 por ciento, según datos del departamento de cambio climático del gobierno federal.

A pesar de la creencia popular, las vacas y las ovejas emiten metano, principal aunque no exclusivamente, a través de eructos.

Los canguros, en cambio, casi no emiten metano. Aunque tienen una dieta similar, ya que consumen principalmente pasturas, estos animales producen acetato, que los ayuda en el proceso de digestión.

Aunque la idea de consumir más carne de canguro no es nueva ha recibido un nuevo ímpetu por la necesidad de reducir las emisiones de gases invernadero.

El director ejecutivo de la Asociación de la Industria del Canguro de Australia, John Kelly, señaló que la ausencia de producción de metano de los canguros "es simplemente otro aval a sus credenciales ambientales".

Además, "muchas de nuestras pasturas nativas dependen de su consumo por parte de los canguros para su propagación", agregó.

En un artículo publicado en la revista especializada Australasian Science, George Wilson y Melanie Edwards, del Servicio de Vida Silvestre australiano, también criticaron el impacto ambiental negativo de las vacas y las ovejas.

Además de contribuir a la extinción de unas 20 especies de mamíferos y a amenazar especies vegetales en peligro, también afectan el ambiente de los ríos, el suelo y la capacidad de la vegetación para responder luego de una sequía, afirmaron.

Según estos expertos, las mejoras en estas áreas dependen de aumentar el número de canguros y reducir el del ganado bovino y ovino.

Según la proyección realizada por Wilson y Edwards, el número de vacas y ovejas destinadas al consumo de carne puede ser drásticamente reducido para 2020, con un descenso en la cantidad de bovinos de 7,5 millones a 500.000 y, en el caso de los ovinos, de 38,7 millones a 2,7 millones.

Esto permitiría incrementar la población de canguros de los actuales 34 millones a 200 millones para 2020. Los científicos estiman que 175 millones son suficientes para reemplazar el consumo de carne bovina y ovina.

La conclusión de los expertos es que, para esa fecha, esto permitiría reducir las emisiones de gases invernadero en 16 megatoneladas, alrededor de 28 por ciento del nivel actual.

Pero los productores australianos no parecen dispuestos a embarcarse en un cambio tan radical de su actividad.

La Federación Nacional de Hacendados señaló que los consumidores son los precursores del cambio. "La realidad es que existe un mercado muy limitado para la carne de canguro", dijo Charlie McElhone, economista de la organización.

"Exportamos la gran mayoría de la carne de vaca y oveja que producimos", agregó. Cambiar el eje hacia la carne de canguro, agregó, llevará a que los clientes externos compren a otros países exportadores de bovinos y ovinos en lugar de modificar su dieta habitual.

Australia es uno de los mayores productores y exportadores de carnes rojas del mundo. En 2007, las ventas al exterior llegaron a 3.100 millones de dólares, según cifras oficiales.

La industria del canguro, que emplea a unas 4.000 personas, está valuada en unos 188,5 millones de dólares.

Kelly señaló que las significativas inversiones que demandará el mercadeo de la carne de canguro requerirán asistencia gubernamental.

"La industria tiene sólo una cierta cantidad de fondos disponibles para el desarrollo de mercados. Un incremento de la productividad por seis o por siete, necesitará obviamente inversiones externas", agregó.

Considera, asimismo, que no existen ni la infraestructura ni los recursos para aumentar significativamente la cría de canguros y la industrialización de su carne.

Pero un aumento en la producción de carne de canguro no es, necesariamente, una ecuación de "suma cero", es decir en la que las ganancias o pérdidas de un participante se equilibran con las ganancias y pérdidas de los otros, con lo cual el resultado es nulo.

Mark Diesendorf, del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad de Nueva Gales del Sur afirmó que aunque el aumento en el consumo de carne de canguro puede jugar un papel en la reducción de emisiones del sector agrícola será "modesto".

Sin embargo, señaló que ya se está dando un mayor consumo de carne de canguro en Australia, pues dejó de ser una "especialidad" y se la encuentra en los grandes supermercados.

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