DESARROLLO: Por una asistencia sin condiciones

En el Tercer Foro de Alto Nivel sobre Eficacia de la Ayuda celebrado en Accra se tomaron decisiones «profundas» para cambiar la actual estructura de la asistencia internacional, dijo a IPS el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría.

Las decisiones se refirieron a canalizar la asistencia de manera de no debilitar los sistemas locales y a desvincular las políticas y las empresas en los países donantes, dijo Gurría en esta entrevista con IPS.

Entre la treintena de economías que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) figuran todas las del Norte rico.

— ¿Está satisfecho con el resultado del Foro que se celebró a comienzos de este mes en la capital de Ghana?

ÁNGEL GURRÍA: — La Agenda de Accra para la Acción (AAA) que surgió del foro ayudará a los esfuerzos mundiales por brindar asistencia de modo más efectivo. La AAA señala un profundo cambio de actitud, tanto para los donantes como para los países en desarrollo.

Esto guiará el nuevo modelo de asistencia avizorado en la Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda, acordada en marzo de 2005.

Resulta alentador que la AAA sea producto de una consulta amplia e inclusiva entre los países en desarrollo, las organizaciones multilaterales, los países donantes de la OCDE, cientos de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, donantes no tradicionales, fondos globales y países de medianos ingresos.
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Los países pobres manifestaron sus prioridades desde el comienzo del proceso y las acciones significativas materializadas en la AAA reflejan sus principales preocupaciones.

— ¿Cuáles diría que son los aspectos salientes de la Agenda de Accra para la Acción? ¿Sienta compromisos concretos para hacer que la asistencia les sirva a los pobres?

— La Agenda de Accra para la Acción acelerará el seguimiento de los compromisos asumidos en la Declaración de París. Por ejemplo, un problema clave de la asistencia es que los donantes la dan, demasiado a menudo, a través de sus propios sistemas y canales, debilitando las capacidades locales para la administración y responsabilidad públicas.

Ahora, bajo la AAA, si no usan los sistemas de los propios países tendrán que explicar por qué y trabajar con el país hacia el desarrollo de los mecanismos para hacerlo. La AAA exige transparencia, una precondición para el buen manejo público —la buena gobernanza— en todos los países.

La Agenda se compromete a reducir las condiciones prescriptas que los donantes vinculan con la asistencia —sobre cómo y cuándo se gasta el dinero— y, en cambio, se concentra en condiciones basadas en los objetivos establecidos en los planes del propio país receptor.

Además, compromete a los donantes a no condicionar la asistencia a que el receptor no compre sus productos o servicios.

Fortalece la responsabilidad de los países en desarrollo, comprometiéndolos a involucrar a sus parlamentos y ciudadanos y a respetar sus obligaciones internacionales sobre igualdad de género, derechos humanos, discapacidades y sustentabilidad ambiental.

Garantiza que los donantes trabajarán efectivamente en cada país en desarrollo, sin sobrecargar a algunos sectores mientras ignoran a otros.

Aumenta la predictibilidad de la asistencia, exigiendo a los donantes a comprometer financiamiento a mediano plazo a fin de que los países pobres puedan diseñar efectivamente sus presupuestos y administrar programas sobre desarrollo relacionados. Esto es específicamente importante en sectores como la salud, que dependen de un financiamiento confiable de largo plazo para suministrar fármacos y personal a las clínicas.

— Las organizaciones no gubernamentales europeas están profundamente desilusionadas de que no se haya progresado en asuntos como la condicionalidad de la asistencia. ¿Comparte usted esa decepción?

— No. Hubo considerables avances en estos frentes, y la AAA exige más.

En 2001, los donantes del Comité de Asistencia al Desarrollo (DAC) de la OCDE desvincularon la mayor parte de su asistencia a los países menos adelantados. Ahora, en respuesta a la AAA, acordaron desvincular su asistencia a los países pobres fuertemente endeudados. Esto significa que la mayor parte de la asistencia a los 60 países más pobres está ahora desvinculada.

Ocho miembros del DAC han desvinculado completamente su asistencia bilateral: Australia, Bélgica, Gran Bretaña, Holanda, Irlanda, Luxemburgo, Noruega y Suecia. Otros cuatro desvincularon la mayor parte de su asistencia: Alemania, Dinamarca, Francia y Suiza. La estadounidense Corporación del Desafío del Milenio brinda su asistencia sin condiciones.

Como consecuencia, la cuota de asistencia registrada como incondicional aumentó de 34 por ciento en 2002 a 53 por ciento en 2006. La proporción que se reporta como vinculada cayó de siete a tres por ciento.

En otro frente, la OCDE calculó que 60 por ciento de los contratos realizados con la asistencia se firman con a compañías que no están en el territorio del donante, y que en más de 40 por ciento de los casos se trata de empresas del mundo en desarrollo.

La AAA exige a aquellos donantes que todavía no siguen la tendencia general del DAC hacia una desvinculación cada vez mayor (Austria, Canadá, España, Estados Unidos, Grecia, Italia, Japón y Portugal) establecer planes para aumentar la cuota de su asistencia sin condiciones.

— El director ejecutivo del South Centre, Yash Tandon, describió la Declaración de París como el "colonialismo colectivo" de las naciones ricas. Según él, los donantes no favorecen ningún cambio inherente a la estructura de gobernanza del sistema internacional de asistencia, que continúa siendo guiado por ellos y refleja sus agendas económicas y políticas. ¿Qué opina al respecto?

— La comunidad internacional finalmente tomó conciencia sobre la necesidad de que los países industrializados lideren la implementación de la Declaración de París. Por eso, el proceso de negociación que condujo a la AAA estuvo guiado por países en desarrollo, en asociación con donantes y organizaciones de la sociedad civil.

La AAA hace énfasis en fortalecer la noción de que cada país es propietario de su proceso de desarrollo. Esto supone incluir en el proceso a parlamentos, autoridades locales y a la sociedad civil.

La AAA pide a los países pobres que identifiquen dónde demandan el desarrollo de sus capacidades y establece que la asistencia técnica sea provista con recursos locales y regionales, lo que incluye la cooperación Sur-Sur.

— ¿La Agenda supone un avance en el camino hacia la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio que se celebrará este mes y hacia la conferencia sobre financiamiento al desarrollo a fin de año en Doha?

— Que los donantes aceptaran la AAA demuestra que hay voluntad política para mejorar la asistencia. Tras el impasse de julio en las conversaciones comerciales de Doha en Ginebra, los ministros fueron a Ghana sabiendo que no deben fallarles nuevamente a los más pobres del mundo.

Pese al éxito de Accra, hay serios desafíos por delante. Debemos aprovechar los avances de las conversaciones de Doha. Debemos cerrar las pequeñas brechas que separan a las partes y concluir el vital diálogo comercial. Esto se trata de globalización inclusiva. Se trata de crear empleo, de aumentar los ingresos y de garantizar la eficiencia energética y la seguridad alimentaria mundial.

Muchos donantes se comprometieron a aumentar de modo significativo su asistencia para los próximos años. Ahora más que nunca, los llamamos a hacer las asignaciones presupuestarias necesarias para brindar una ayuda predecible en línea con sus promesas. La OCDE controlará esa asistencia y pedirá a los donantes que rindan cuentas si no se logran los resultados correctos.

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