Los países de América Latina y el Caribe registran progresos en materia de educación, salud y equidad de género. Sin embargo, el objetivo de abatir el hambre y la indigencia para 2015 está amenazado ahora por un crecimiento económico más lento y la carestía de los alimentos.
Esas fueron las principales conclusiones para la región del Informe 2008 de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM), uno de cuyos puntos de presentación de este jueves fue Buenos Aires.
El seguimiento subraya los avances y también las materias pendientes para cumplir con la agenda que se plantearon los gobiernos del mundo en 2000 en Nueva York en la llamada Cumbre del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En esa instancia, los gobernantes se comprometieron a reducir a la mitad la proporción de la población con hambre e indigente, promover la igualdad de género, alcanzar la enseñanza primaria universal, el acceso al agua potable y saneamiento, bajar la mortalidad infantil y la materna, combatir el sida y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad ambiental y el desarrollo.
El programa tomó como base los datos de 1990 y se propone medir avances concretos para 2015 en los ocho grandes objetivos. Los países industrializados se comprometieron además a aumentar la cooperación internacional, promover el acceso de países en desarrollo a sus mercados y a medicamentos esenciales.
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Los países ya recorrieron la mitad del camino desde 2000 hacia la meta y, si bien se registraron "importantes avances", hay aún "tareas pendientes" que se han vuelto "más desafiantes", advierte en la introducción del balance de este año el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
"El entorno favorable al desarrollo que prevaleció desde comienzos de esta década, se encuentra ahora amenazado por una desaceleración económica mundial y una crisis de seguridad alimentaria, ambas de magnitud y duración inciertas. Esto afectará directamente nuestros esfuerzos por reducir la pobreza", alertó.
En este contexto más crítico, la cooperación internacional no aumentó lo esperado. Los países ricos habían comprometido aportar 0,7 por ciento de su producto bruto interno y sólo cinco cumplieron (Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Holanda y Suecia), evaluó este año por primera vez desde 2000.
Los subsidios agrícolas internos que aplican los países ricos , que llegaron el año pasado a 372.000 millones de dólares el último año, triplican el monto destinado a la cooperación internacional, que se situó en 104.000 millones de dólares, según datos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos.
El informe remarca que el aumento de precios en los alimentos tuvo efectos "nocivos directos" entre los sectores más vulnerables, y advierte que la situación de pobreza de 100 millones de personas en el mundo podría profundizarse por esta causa. Los más afectados serán los habitantes de África subsahariana y de Asia meridional, precisa.
En América Latina, varios países adoptaron medidas de restricción de ventas externas de alimentos básicos, como arroz, y también incrementaron impuestos a las exportaciones, remarcó el economista Daniel Kostzer, coordinador de Desarrollo Social y Lucha contra la Pobreza del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la presentación del informe
Kostzer explicó a IPS que, si bien América Latina no está entre las regiones donde el acceso a los alimentos es más crítico, "los sectores más vulnerables de nuestros países sufren por el aumento de los precios y por una cierta ralentización del crecimiento económico y del empleo", remarcó.
El informe 2008 indica que en esta región, la voluntad política, junto con inversiones focalizadas propició avances en materia de acceso universal a la enseñanza primaria, que pasó de 87 por ciento en 1990 a 95 por ciento en 2007. El acceso es igualitario entre los géneros, se indica.
También hubo progresos en la reducción de la mortalidad infantil, que, no obstante se mantiene "inaceptablemente alta". El porcentaje de muertes de menores de cinco años pasó de 55 a 27 por 1.000 nacidos vivos entre 1990 y 2006 en la región. Pero hay que seguir el esfuerzo para la meta de bajar a dos tercios de la proporción de muertes registradas en 1990.
En otro orden, las mujeres avanzaron en el acceso a cargos políticos electivos. Entre 1990 y 2006 las legisladoras pasaron a ocupar 11,9 por ciento de las bancas a 22,2 por ciento en la región y hay dos presidentas, destacó Kostzer, aludiendo a la argentina Cristina Fernández y a la chilena Michelle Bachelet.
En cuanto a la mortalidad materna, se bajó la proporción en la región, de 180 a 130 por cada 100.000 nacidos vivos entre 1990 y 2005, y creció la proporción de partos asistidos por profesionales de 45 a 79 por ciento entre 1990 y 2006.
No obstante, Kostzer advirtió que aún falta garantizar un mejor acceso a métodos de planificación familiar y mejorar la asistencia durante el embarazo. En materia de fertilidad adolescente, admitió que hubo pocos avances en la región.
El seguimiento de los ODM también reveló que los medicamentos antirretrovirales consiguieron aumentar la expectativa de vida de personas portadores de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), pero aún es bajo el porcentaje de pacientes que logran acceder a estos tratamientos.
Actualmente, 62 por ciento de pacientes en América latina y el Caribe tienen asegurado el cóctel de drogas contra sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Respecto de la sostenibilidad ambiental, el informe muestra que la recuperación económica en general vino acompañada en América Latina y el Caribe de una mayor deforestación, un aumento de las emisiones de gases invernadero y un incremento de las especies en vías de extinción.
Y sobre los propósitos de reducir a la mitad en 2015 el porcentaje de personas sin acceso sostenible a agua potable y servicios básicos de saneamiento, señala que en la región se avanzó de 68 por ciento en 1990 a 79 por ciento en 2006.
